EL PROFUNDO SUR. Andrés Rivera
EL PROFUNDO SUR
ANDRÉS RIVERA
EDIORIAL VEINTISIETE LETRAS
Novela muy dura que cuenta la tendencia masculina a la violencia cuando no ha tenido ningún encuentro con una mujer.
Hay bastantes autores que se preguntan sobre el funcionamiento y las razones de la violencia. Hay espacios y momentos donde parece que existe una especial tendencia a separar lo masculino y lo femenino y parece también que esta ruptura o falta de encuentro provoca una insatisfacción que desata movimientos atávicos.
El momento es una rebelión militar atacando a la gente que estaba en la calle con banderas rojas. Alguien dice: Tiren, tiren. Y un hombre tira y otro cubre a uno más joven y muere. Y aparece otro mayor bienvestido que observa el cadáver y se pregunta cómo ha llegado hasta allí. Estos cuatro personajes son cuatro capítulos de un texto que intenta dar significado a esa muerte.
El que dispara, Roberto Bertini es hijo de un poblador del sur de Argentina. Su vida ha sido un páramo, compartiendo a su hermana con su padre, entrando en el mundo desde un burdel-sala de juegos. La hermana, únicamente objeto sexual y objeto sexual buscado y consentido, decide atar a su padre a la cama en un último acto sexual que termina en llamas. Y con la herencia llega a Buenos Aires donde se ve disparando sin saber por qué y ve a estos otros hombres y distingue los nombres de los que van con banderas rojas y huye y la única relación que puede tener es la de dominar una casa a través de la relación sexual. Roberto Bertini era apenas el hijo de un poblador.
Eduardo Pizarro, el hombre que muere por cubrir a un joven, un poco poeta es el que sí amó sobrio a una mujer. El narrador dice “las mujeres bellas y calladas suelen tener la ultrajante costumbre de morir”. Y él se refugia en el alcohol y busca la muerte bajo las banderas rojas. Este es el personaje que sufre la violencia, pero no la practica.
Jean Dupuy, “que sólo pretende ser un hombre galante y culto”, después de leer, abre una librería y se dedica a seducir a las mujeres, también básicamente con tocamientos. Son mujeres de clase alta que al final funcionan como las de clase baja, aunque necesiten palabras. Y él dispara su revolver y después lo limpia y va a abrir su librería.
Y Enrique Warning, el salvado, al que iba dirigida la bala, con un padre desaparecido por haber matado a otro, sin madre y un padre adoptivo con el que leía libros que se suicida, seguirá de barricada en barricada, metido ya en una corriente de gente no vinculada a la vida.
El narrador cuenta desde la distancia, no pretende crear sentimientos, sí sensaciones.Resulta muy adecuado para contar a personajes que no tienen sentimientos y viven de sensaciones. Transmite la angustia de un mundo descrito desde la falta absoluta de vida y los instintos como una forma desesperada de agarrarse a ella.
Me ha llamado la atención el parecido de este narrador con el de Ménendez Salmón en Derrumbe, también intentado descifrar el por qué de la violencia. Pongo los dos comienzos para compararlos:
Roberto Bertini apuntó a un tipo bajo y rubio,joven tal vez, que corría pegado a la larga pared de una esquina. Andrés Rivera
Disparó y la cabeza rebotó y vió cómo los ojos se nutrían por última vez de un sorbo de luz y cómo luego se iban tiñendo de sombras- Menéndez Salmón
Biografía Andrés Rivera
Que duro pasarte la vida escribiendo para darte cuenta que no tienes nada que contar. O que lo que escribes ya está contado mil veces y no tienes nada que aportar. Descubriendo el Mediterraneo.
Pobre Menéndez-Salmón, a ver si se le nutren los ojos de un sorbito de luz…. o de champán.