CAMALEÓN (Charlotte Van den Broeck). Ironía sobre la ingenuidad femenina.


Antes de ofrecernos sus poemas, Charlotte Van den Broeck nos recuerda una cita de Schiller en la que resalta el enorme esfuerzo de la mujer por agradar a través de la apariencia de ingenuidad. Temazo. Schiller se da cuenta de que la mujer conscientemente aparentaba ser ingenua sabiendo que eso era lo que más le podía gustar a un hombre. Un poco más tarde, Nietzsche, por ejemplo, pensando más allá del bien y del mal, sin prejuicios, comenzando la nueva era del superhombre, entendía que la mujer debería seguir en su estatus, sin entrar en el mercado laboral, sin llegar a las universidades porque si lo hacía, perdería el encanto, aquello a lo que estaba llamada a ser, su verdadera fuerza: Lo que inspira respeto y a veces temor en la mujer, es su naturaleza,que se presenta con más «naturalidad» que la del hombre, su flexibilidad sagaz de verdadero felino, sus garras tigresas bajo guante de terciopelo, la ingenuidad de su egoísmo, su ineptitud para acabarse de educar, su profundo salvajismo, el carácter indeciso de sus deseos y de sus virtudes… Ni más ni menos.

Llegamos al siglo XXI y una joven poeta de 26 años escribe un libro, Camaleón, para tratar este tema desde el otro lado, el femenino. ¿Cuánto queda de ese razonamiento? ¿Cuánto de esa forma de actuar femenina del siglo XIX que los hombres entendían como una ingenuidad egoísta, premeditada, utilizada para conseguir, todavía siguiendo a Nietzsche un apellido noble, una pierna bien hecha y un hombre?

Charlotte Van den Broeck ha sentido desde su infancia este perverso discurso de fondo.Su abuelo dice señalando Bucarest en un atlas: Allí tenían, dijo, «una espléndida colección de putillas». Posiblemente a Nietzsche le encantaría que una mujer contara su experiencia de manera abierta, sin reivindicaciones, para poder ver que, aquello que a un hombre le puede parecer ingenuidad, tiene que ver con una forma de estar en el mundo en modo de búsqueda, sin dar las cosas por sabidas. Y eso también lo veía él, pero mientras pensaba que la mujer nunca debería abandonar su fuerza natural, una joven del siglo XXI, tan tarde hemos llegado a esto, se sienta a escribir sobre la dificultad de relación entre hombres y mujeres, sobre la necesidad de ser iguales y diferentes al mismo tiempo. El camaleón se transforma para poder sobrevivir, ahora mismo, no se trata ya de supervivencia, sino de transformarse para una nueva relación que esté a la altura de una mujer consciente de sí misma.

Quizá lo más interesante de este libro de poemas sea el punto de vista. Charlotte Van den Broeck escribe sobre la identidad desde la relación con otros: un amante, un abuelo, una madre. Y ha elegido bien porque uno solo puede conocerse en su relación con otro. Hace demasiado frío para nadar, nos retiramos/a la tienda de campaña, despellejamos/el uno al otro los hombros y así/poco a poco envejecemos aquí. Supongo que a Nietzsche este nosotros, esta igualdad que no tiene que ver con los derechos y las banderas, le parecería algo completamente nuevo, algo inesperado, desde luego.

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