CUENTOS DE ISAK DINESEN
CARNAVAL y otros cuentos
Isak Dinesen
Traducción de Jaime Silva
Nórdica
Podríamos decir que Isak Dinesen era una cuentista, porque escribía cuentos de una manera en la que el lector siente que lo está oyendo y que alguien se lo está contando a tiempo real. Quizás sea la escritora que mejor ha sabido representar el sentido oral del cuento, la intención de transmitir una verdad encerrada en una historia y de apelar a la emoción como si tuviera una forma propia de reconocer alguna verdad, sin que el tema sea claramente reconocible.
Me recuerda a algunos cuentos de Valle Inclán, que también respeta ese misterio que queda al final de los cuentos, algo así como tú sabes que te he contado algo muy importante y es verdad que te he contado algo muy importante pero ni tú ni yo lo podríamos definir.
Así que la lectura de Isak Dinesen puede fascinar. Algunas veces causa terror, como en el cuento en el que una madre tiene que labrar hasta la muerte un campo para salvar la vida de su hijo que sólo ha dicho una mentira y dónde lo que de verdad se cuenta es la esencia del amo, esa especie de vale todo con tal de mantener mi estatus. Los hay más leves, algunos profundos, otros que sólo buscan jugar, pero en todos ellos el lector está ante un texto sin prisa, que se recrea en contar todo lo que hay alrededor de la historia obligando al lector a seleccionar de ahí lo realmente importante para la historia. Nunca sabe el lector a dónde le están llevando y a la vez no puede remediar el intentar saberlo buscando relacionar los distintos materiales que le ofrecen.
Por otro lado, el mundo nórdico aparece bien diferenciado de las otras culturas europeas, con una religión envolviéndolo todo y creando una atmósfera densa donde lo que le queda a cada uno es meterse en sí mismo y nunca compartir los miedos, ni las dudas. Ningún personaje se relaciona con otro de manera clara y abierta, siempre oculta algo, expresa a medias, crea un espacio como una frontera. Es curioso también la crítica a este tipo de sociedad, a su tendencia a la avaricia por ejemplo, uno de los personajes empieza a tener problemas con gastarse el dinero en comida y sus animales terminan muriéndose.
Desde el punto de vista femenino, trata a los personajes masculinos como miedosos ante la mujer, que siempre es inalcanzable o por lo menos incomprensible.
Vida de Isak Dinesen por Javier Marías
Isak Dinesen, Arthur Miller, Marilyn Monroe y Carson McCullers
Gracias. Ya cambio la errata.
«ULTIMOS CUENTOS» DE ISAK DINESEN
Para empezar a hablar de Isak Dinesen, debo nombrar primero a Silvina Ocampo, a Clarice Lispector, a Carson Mc Cullers, a Joyce Carol Oates, a Alejandra Pizarnik. Por obvia, por haber llegado a la Academia, dejo para más adelante a Marguerite Yourcenar.
Entre sus chaplines y picassos, junto a Michaux y Lezama, Cortázar la señala por la boca cansada y sabia de Morelli en su inagotable «Rayuela».
Las Mil y Una Noches contadas de nuevo por una mujer solitaria que encontró en Africa el ovillo y las agujas para continuar la tarea que inició Penélope para inventar a Ulises o a Leopold Bloom o a Gregorio Samsa o a una mujer que escribe, la danesa Dinesen, que se llama Karen Blixen-Finecke, y que nació en Rungsted, en 1885, donde dejó su cuerpo en 1962.
Como una golondrina o un caballo, su estilo es clásico y a la vez salvaje. Como el agua, como la piedra, el fuego que corre por sus cuentos es el de la risa de una muchacha pícara que tiene el mundo a sus pies y que un patán violenta. La risa de esa muchacha que después de ultrajada se siente más invulnerable que un diamante y tan invulnerable y frágil como su risa que ahora mueve al mundo y a las otras estrellas. Esa risa que cambió para siempre, que sin embargo sigue siendo la misma, y que no pudo o no quiso salvarla de la violación. Esa risa omnipotente que no pudo o no quiso salvarla de la violación.
Intacta por ese acto y virgen por desprejuicio, una muchacha que nació en un palacio y se crió en un bosque y habló con los animales y se casó y se cansó del lujo y del matrimonio y de las agujas y de la imaginación, y se puso a escribir para ser ella, la que era, la que tenía que ser. Una mujer cualquiera que se rebela contra las cosas que le pasaron para aceptarlas y merecerlas con la resignación de un dios.
constantino mpolás andreadis
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