EJERCICIO DE CREACIÓN LITERARIA. CREACIÓN DE UN PERSONAJE A TRAVÉS DE SUS RELACIONES.

sm_67594-196710Propongo continuar fijándonos en las personas para aprender a crear personajes. Es curioso que tengamos tanta dificultad en ver a personas cercanas con distancia. el otro ejercicio no estaba planteado para ver cómo hablaban con respecto a nosotros, pero como primer paso ha estado bien.

Ahora propongo intentar poner más distancia y verlas sin que nosotros estemos en juego. Estaría muy bien seguir con los mismos elegidos, pero se puede hacer con cualquiera.
Mi abuela suele decir Dime con quién andas y te diré quién eres. O sea, que de toda la vida se utiliza el recurso de observar las relaciones de alguien para saber cómo es.

En muchas novelas, los personajes se cuentan en función de sus relaciones, por ejemplo Emma Bovary es un personaje que va decidiendo con quién se relaciona y con quién no y eso nos ayuda a entender al personaje y la lógica de su destrucción.

Pues propongo los siguientes pasos:

Primero) Elegir una persona que conozcamos para convertirla en personaje
Segundo) Hacer una lista de las personas con las que se relaciona, se ha relacionado o le gustaría relacionarse.

Tercero) Describir a esas personas elegidas por ella según nuestra manera de verlas.

Cuarto) Pensar en qué tienen esas personas que pueda necesitar nuestro personaje. Y hago hincapié en la palabra necesitar. Y no según nosotros, sino según nuestro personaje.

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6 responses to “EJERCICIO DE CREACIÓN LITERARIA. CREACIÓN DE UN PERSONAJE A TRAVÉS DE SUS RELACIONES.

  1. Estoy esperando desde el lunes a que alguien inserte el primer comentario en este ejercicio, como esta tarde no esté inaugurado amenazo con iniciar la singladura. Porque aunque es cierto que la botadura misma es el comienzo del viaje, y como, por así decir, eso ya está hecho desde el momento mismo de la ruptura de la botella en el casco del barco ¿cual será el destino si no embarcan los pasajeros, si sólo está la capitana a los mandos?.
    El que avisa no es traidor.

  2. Cuando Paula se trasladó, en el único traslado de su vida, cambió su casita baja con patio y dos moreras -una de moras blancas y otra de negras- que había plantado su padre, en el centro de lo que había sido el pueblo de Carabanchel, por un pisito en los arrabales de Madrid, poco sabía lo que iba a cambiar su vida.
    El piso formaba parte de un complejo cooperativo iniciado en los primeros años de los sesenta, en la que los propios trabajadores de la obra serían después sus habitantes. Así las relaciones de los vecinos se habían cimentado con la solidaridad de sus trabajadores y las penurias económicas de los bajos salarios, para constituir, finalmente, una gran familia.
    Muy pronto, Paula destacaría por su singularidad y su carácter, como ya había ocurrió en la anterior vivienda, testigo de los primeros cuarenta años de su vida. Así se granjeó la admiración y el respeto de muchos, pero ay! también la enemistad y la inquina de no pocos. Y así transcurrieron otros cuarenta años, al cabo de los cuales, ya no existía el marido de Paula, ni los vecinos iniciales, ni las tiendas pequeñitas que se construyeron al principio con las propias viviendas, ni la solidaridad, ni el respeto,… una nueva forma de vida se había instalado en su barrio, en el que la característica principal parecía consistir en no conocer al vecino de enfrente.
    Así, Paula, se quedó con una sola amiga, viuda como ella; y todos los días salían juntas a pasear, hasta que en una de las reuniones de la comunidad de vecinos tuvieron una disputa que las alejó definitivamente.
    Ahora Paula está sola, y se ha construído un mundo artificial, o no, en el que los protagonistas son dos jovenes «como de once o doce años, chico y chica», que van todos los días a su casa a ver la tele; tienen la posibilidad de estar, a veces, dentro y fuera de la pantalla, ella con mimo les prepara bocadillos o zumos, pero se inquieta si se hace de noche y aún no se han marchado a su casa, con sus padres «con lo oscuro que ya está todo».
    Yo voy mucho a casa de Paula y nunca los he visto, pero se que existen y están en alguna parte de su vida.

  3. La historia de Paula es preciosa, no la historia en si, que es más bien triste, sino como la cuentas. Te han dejado casi solo en el barco, pero no importa, porque tu vales mucho.
    Yo he estado toda la semana intentando crear una historia, y no he pasado de las 6 primeras líneas, me parece dificilísimo. Aunque con el nivel que hay en esta web, seguro que aprendo mucho.

  4. Ese es mi problema…. Silvestre no lo pudo decir mejor… Encuentro más entretenido el barco del desamor que el del amor que regularmente para en desamor… solo que tarda un tanto en llegar.

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