EL HOMBRE AL SERVICIO DE LA TECNOLOGÍA
Lo que de verdad cambia el mundo es la ciencia y la tecnología. Las llamadas humanidades, la palabra suena a juego, ya puestos podían haber decidido llamarlas humanoidades, lo único que pueden hacer es alguna crítica, pero realmente, no les da tiempo a valorar lo que produce la ciencia a tanta velocidad.
Antes, cuando lo que se engloba en humanoidades, era Pensamiento, creación de ideas para mejorar el desarrollo del ser humano, los cambios eran lentos. Fue la Filosofía, la que abrió camino a la Ciencia para seguir diferenciando el saber humano en distintas parcelas. Y fue el pensamiento basado en ideas como la igualdad, la fraternidad o la libertad, el que motivó cambios en la forma de estar en el mundo.
Fuera del saber, han estado los grandes cambios, los desastrosos, los que llevaron a guerras de las que casi resulta imposible recuperarse. Esos han sido provocados por situaciones de decadencia, dejadez, desidia, En esos casos, aparecen personajes siniestros que con sólo mover un dedo, milagrosamente pueden cambiar el mundo dirigiéndolo a su apetencia. (En el siguiente post, recomendaré un libro donde se ve perfectamente).
Ahora mismo estamos en otra situación. La Ciencia y la Tecnología, que no existía prácticamente, se ha colocado a la cabeza de los cambios. Según sus descubrimientos, los humanos se tienen que adaptar a nuevas formas de estar en el mundo y se ven imbuidos en vidas que no entienden, que no saben de dónde vienen y mucho menos a dónde van. La forma de vivir, por el tiempo marcado por estos cambios tecnológicos se ha vuelto centrífuga y con la imposibilidad de pensar por falta de tiempo. La imagen que se me viene a la cabeza es la de la niña o mujer con trenzas de El Mago de Oz, metida en el tornado y mirando desconcertada en el vuelo su silla, su vaca, su tía, su perro. Todos flotando en vueltas absurdas esperando a caer en algún lado.
La pregunta es. ¿Por qué la Ciencia y sobre todo la Tecnología, no investigan en lo que necesita el ser humano para desarrollarse? ¿Por qué las humanoides están relegadas a comunicaciones de facultad difíciles de entender en vez de exponer qué es el ser humano?? ¿Por qué el arte busca sobre todo entretener convirtiéndose en artoide? ¿Por qué no hay I+D+i potente para el Pensamiento? ¿Por qué los niños, que en un mundo abarrotado de cosas tendrán que elegir constantemente, no son educados para saber discernir entre lo que los desarrolla y lo que no? En definitiva, ¿cómo dejamos todos que el mundo se meta en un tornado sin saber a dónde va? La tecnología era un instrumento, ahora es una directora sin cabeza.
Tu haces preguntas, pero ellas mismas encierran las respuestas. Vivimos en un mundo deshumanizado donde lo que priman son las finanzas, como escribía don Francisco de Quevedo y Villegas hace 400 años, «Poderoso caballero es don Dinero:
Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
A él se encaminan, cada vez con más ahínco nuestros pasos, para tener la mejor casa, el mejor colegio para nuestros hijos, los mejores y más caros viajes: esa es la realidad. Ser humano, desarrollo personal, pensamientos o sentimientos… ¿pero que lenguaje hablas a estas alturas de la película?.
Lo que de verdad cambia el mundo desde que tenemos consciencia es el amor. La ciencia y la tecnología son cosas que se utilizan, puede que hasta más allá de lo prudente, pero no tienen la fuerza de cambiar nada, sólo los sentimientos cambian las vidas y las formas de vivirlas.
Y aunque muchos vuelen, o vuelen muchas cosas en torno a algo o a alguien, nada cambiará si no es consecuencia del amor. El amor es un don, que como la fe, mueve montañas. La ciencia nos sitúa en nuestro sitio y nadie nos puede engañar respecto de qué tenemos que hacer y como tenemos que hacerlo, porque la ciencia y también la tecnología tienen una importante labor social. Pero, es el amor el único que tiene capacidad transformadora. La directora sin cabeza (que nos dicen aquí que es la tecnología), y lo que es peor sin sentimientos no nos puede aportar nada. Nada de nada, porque estamos inquietos en nuestro corazón e inquietos seguiremos hasta que descansemos en aquello para lo que hemos sido creados.
¿Por qué los niños, que en un mundo abarrotado de cosas tendrán que elegir constantemente, no son educados para saber discernir entre lo que los desarrolla y lo que no?
No dejo de preguntarme lo mismo que tú, amiga Silvia, pero me gustaría llegar un poco más lejos. ¿Por qué nadie le dice a los niños que la verdadera felicidad se encuentra de dar, en compartir con los demás las cosas? Tengo la sensación que hacemos cada día justo lo contrario, que les enseñamos, con nuestro ejemplo y testimonio, que lo importante es poseer y acumular… !que inmenso error!: con lo maravilloso que es medio plato de comida con otro, mejor que uno entero para uno sólo.