LA LEYENDA DEL SANTO BEBEDOR

roth

La leyenda del santo bebedor

Joseph Roth

Traducción de Michael Faber-Kaiser

Editorial Anagrama

Uno de los grandes relatos porque descubre la imposibilidad de vivir la culpa manteniendo el ideal.

El bebedor es la figura fuera del mundo que de alguna manera mantiene algo sagrado que le lleva a beber.

Ahora llamamos alcohólico al bebedor de manera que parece que está en manos del alcohol, pero al bebedor, la auténtica palabra, no le importa el alcohol, simplemente se ha retirado del mundo, se ha abandonado

El narrador está contando un cuento en el sentido literal de la palabra, como si fuera un cuento infantil, ocurre un día, el protagonista se ve metido en una especie de jornada mágica donde tiene que cumplir una promesa, pero no tiene fuerzas para enfrentarse a la tentación.

Empieza así: Un atardecer de la primavera de 1934, un caballero de edad madura descendía de las escalinatas de piedra, que, desde uno de los puentes sobre el Sena, conducen a la orilla.

Allí es donde viven los vagabundos de París y Andreas, uno de ellos va a ser el protagonista.

Una vez tiene al protagonista, lo coloca en una situación absolutamente irracional, el caballero maduro le da doscientos francos para que se los devuelva a Santa Teresita y Andreas acepta el reto ofreciéndose como un hombre de honor.

A partir de entonces empieza su periplo, un paso al frente y dos atrás. El dinero lo gasta por un lado y por otro entra de forma milagrosa, él es consciente del milagro y sabe que llegará hasta Santa Teresita de manera irrevocable aunque la entrada en el templo se dilate infinitamente. En realidad el tiempo no existe porque todo lo vive igual, sin diferencias.

Durante estos días milagrosos se encuentra con el pasado: el ex compañero de pupitre que ahora es famoso jugador de fútbol y que no entiende que sea un vagabundo, el ex compañero de trabajo que le engaña para quedarse con su dinero y él accede sin oponer resistencia y la ex amante por la que ha estado en la cárcel, y ahí es donde el lector se entera de un hecho importante, Andreas ha matado a un hombre, parece que por defenderla a ella, no hay reflexión sobre este hecho, pero desde luego no hay perdón.

El proceso del bebedor está contado de una manera magistral: el personaje deambula, se deja llevar, ni siquiera desea el alcohol, simplemente se abandona y llega a la imposibilidad de crear vínculos, de tener capacidad de respuesta, por supuesto no puede cumplir su promesa, más bien es la respuesta la que acude a su rescate, la paz que ni siquiera es deseada, en realidad es un hombre a la deriva.

Llama la atención el silencio y la oscuridad por la que se mueve el relato. Los diálogos parecen en off y no hay presencia de paisaje o de caras, todo está desdibujado. El bebedor ya no distingue, no tiene capacidad de ver y por lo tanto de decidir nada.

Está escrito poco antes de que Joseph Roth muriera perjudicado por el alcohol. Desde luego está escrito desde el conocimiento de ser bebedor, la bebida parece que cae encima como una dulce maldición que se apodera de alguien que no se perdona. El final descubre que el bebedor todavía alberga cierto ideal, la belleza, el bien, y lo encuentra ya rendido, como un regalo. En el fondo no podría mantenerse sobrio con el ideal y la culpa a la vez.

Biografía de Joseph Roth

Escuchar Die Legende vom heiligen Trinker

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16 responses to “LA LEYENDA DEL SANTO BEBEDOR

  1. Estimada señora Bardelás,

    parece que el destino nos quiere reunir en torno a «un barril de amontillado», porque mis comentarios a su críticas, siempre giran en torno el mismo tema.

    Hay un asunto en el que no puedo sino discrepar, en cuanto a su afirmación de que el bebedor (quizás sería mas apropiado hablar del borracho) es una figura fuera del mundo; según yo lo veo, y en relación a su afirmación de que el tiempo no existe, se trata de una búsqueda, el ideal que dé sentido a la vida, no en vano se nos reclama desde los salmos mas antiguos: «… nos hiciste para ti e inquieto permanece nuestro corazón hasta que en ti descanse», así pues, nos encontramos con que la bebida, incluso hasta la perdida del conocimiento, no es sino una búsqueda, un camino como otro cualquiera para ver el rostro de nuestro sino.

    Esta vez he encontrado «su humanidad» mucho antes en esta crítica, porque la errata está hacia la mitad del texto, cuando nos habla de » Santa Teresita y Andrea,»; esta vez, además, cambia un poco el sentido de lo escrito ya que los duendes se han encargado de sustituir la «s» por la «,» y puede mover a equívocos.

    Me despido con una cita de J. Roth, a su vez empedernido bebedor «así soy realmente: malvado, borrachín, pero lúcido».

    Un muy cordial saludo.

    FMG.

  2. Estimado Sr. Murciano, supongo que cada uno tiene su forma de beber, pero ¿bebedor vinculado al mundo? De todas formas, yo sólo he contado lo que cuenta Joseph Roth, pero transmitir una lectura no es tan fácil, seguro que al leer el libro, se entiende mejor. Ahora, me encantaría que contara esa búsqueda a través de la bebida en Textos inéditos. Gracias por avisarme de las erratas maliciosas.

  3. Silvia, creo que ya podemos empezar a tutearnos, todos tenemos muchas formas de beber, y hasta de ser abstemios. No lo hacemos, ni una cosa ni la contraria, de un modo uniforme, pero la bebida siempre encuentra el cauce para la mitigación del dolor que nos produce este primer mundo, pero vinculados ¿puede ser de otro modo? al mundo.

    Un sin fin de escritores ortodoxos (como ves no me refiero a los escritores malditos y la absenta, o a otros creadores vinculados también al alcohol) han propuesto desde siempre, la desgravación a efectos fiscales de la bebida, yo mismo, he escrito los textos mas bellos absolutamente ebrio, para romperlos por la mañana; igual que Andreas encontró a la señora ajada y macilenta al alba, cuando se había acostado por la noche con una bella señorita.

    Aunque creo que no soy el mas apropiado, me pongo a la tarea que me encomiendas de escribir sobre esta búsqueda para los textos inéditos.

    En cuanto al comentario de Álvaro, me parece que tienes una idea de la vinculación del borracho a la botella un tanto victoriana y «demodé», la vinculación a la bebida de Andreas -nuestro personaje de Roth- un siglo después, sigue en lo marginal pero está mucho mas cerca del tetrabrick.

  4. ‘La influencia del alcohol sobre la humanidad se debe, sin duda, a su poder de estimular las facultades místicas de la naturaleza humana, normalmente aplastada por los fríos hechos y la crítica seca de las horas sobrias. La sobriedad disminuye, discrimina y dice no; la borrachera expansiona, íntegra y dice sí. Es de hecho la gran estimuladora de la función del Sí en el hombre. Lleva al creyente desde la periferia fría de las cosas hasta su corazón radiante. Lo convierte por un momento en uno con la verdad. Los hombres no la persiguen por mera perversidad; para los pobres e incultos ocupa el lugar de la música y de la literatura, y es parte del misterio profundo y de la tragedia de la vida que los relámpagos y los fogonazos de algo que reconocemos inmediatamente como excepcional sólo se nos conceda, a tantos de nosotros, en las tempranas y fugaces fases de lo que en su totalidad constituye un envenenamiento tan degradante. La conciencia embriagada es un trozo de la conciencia mística, y nuestra opinión global de ella ha de encontrar su lugar preciso en la valoración de ese todo más amplio’.
    William James, ‘Las variedades de la experiencia religiosa’.

  5. Tengo que revisar el concepto de mística, ahora también se confunde con experiencia sensorial y si no recuerdo mal, va un poco más allá, pero tengo que verlo, en mi memoria no era una fusión. Quiero decir, que la experiencia del alcohol está genial, de hecho le gusta a casi todo el mundo, romper los límites, pero de ahí a compararlo con una experiencia mística, me parece increíble.

  6. Todo eso sería cierto de no ser por la resaca, que nos sitúa en nuestro verdadero tiempo y espacio. Como Silvia, yo la alejaría de la mística, porque aunque es una borrachera para los sentidos, nunca se llega a ella a través del alcohol.

  7. … libros muy muy interesantes para empezar «a revisar el concepto de mística»:
    ·’La mística salvaje’, de Michel Hulin, editorial Atalanta.
    ·’Éxtasis sin fe’, de Javier Álvarez, editorial Trotta.
    ·’El LSD y las experiencias místicas’, artículo del libro ‘La experiencia mística’, varios autores, editorial Kairós:
    http://books.google.es/books?id=rzdkPVYsKBcC&pg=PA189&lpg=PA189&dq=alcohol+y+m%C3%ADstica&source=bl&ots=D-YE5rf858&sig=cRqMLXqew9OiiJmykF-qRGyfEec&hl=es&ei=qzNLTMO9F46M4ga_q5iaDA&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=10&ved=0CDUQ6AEwCTgK#v=onepage&q&f=false

  8. FE de erratas:
    donde se dijo:
    ’La mística salvaje’, de Michel Hulin, editorial Atalanta»,
    se quiso decir:
    ’La mística salvaje’, de Michel Hulin, editorial SIRUELA.

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