LA LITERATURA, EL CASTELLANO, EL ESPAÑOL Y LOS OTROS
REPORTAJE
El País 13/07/2009
‘Bearn’, ¿un clásico castellano?
La editorial Alfabia recupera la novela de Llorenç Villalonga – Jose Carlos Llop sostiene que este hito de la literatura catalana se escribió primero en español.
Necesito poner esta noticia porque es una muestra de la absurda competición entre las culturas que componen España. No se puede decir que una obra es castellana porque esté escrita en ese idioma. Si la mirada del narrador era catalana, el libro será un clásico de la Literatura catalana. Ya he comentado en otra ocasión que Joyce escribía en inglés, pero pertenece a la Literatura irlandesa. Creo que así no vamos a ninguna parte. Literatura española es toda, la escrita en cualquiera de sus lenguas, y dentro de España, cada obra pertenece a la cultura que le corresponde, porque no existe una cultura española, sí una cultura castellana bién representada por ejemplo por Miguel Delibes, pero Bearn no sale de la cultura castellana.
Y la Literatura es universal porque trata de temas universales, pero cada cultura tiene su forma de contar y lo estupendo es que haya muchas formas de contar.
Has puesto un buen ejemplo del absurdo mediático
Dónde se ve perfectamente es en los otros países de habla hispana, que hacen literatura y desde luego no es castellana.
Estoy pensando que yo como castellano no sé muy bién cúal es mi cultura específica. No hay ninguna que sienta como tal… Los toros me gustan, pero la copla me marea…. mucho.
En realidad en la cultura de cada individuo se suman las cosas que te has ido encontrando y que de alguna manera has incorporado como tuyas. Las cosas que has aprendido son tu cultura, lo demás es circunstancial y aunque las circuntasncias influyen nunca son definitivas.
Circunstancia.
(Del lat. circumstantĭa).
1. f. Accidente de tiempo, lugar, modo, etc., que está unido a la sustancia de algún hecho o dicho.
2. f. Calidad o requisito.
3. f. Conjunto de lo que está en torno a alguien; el mundo en cuanto mundo de alguien.
Cultura.
1. f. Resultado o efecto de cultivar los conocimientos humanos:
es un personaje muy introducido en el mundo de la cultura.
2. Conjunto de modos de vida y costumbres de una época o grupo social: cultura egipcia, popular.
Supongo que tiene mucho que ver con de dónde se siente uno. La voz va a estar mediatizada por ese sesgo. De todos modos también están las exigencias editoriales y dónde se vende más, dónde se puede encontrar mayor promoción internacional. A menudo no todo es tan coherente como nos gustaría, el factor ventas cuenta.
No tiene nada que ver con de dónde se siente uno, tiene que ver con su manera de entender el mundo, cómo le han contado el mundo, cómo le han hablado, qué valores le han transmitido, qué estética, qué forma de vivir el tiempo, de presentarse a los demás… Valle no escribiría lo que escribió si no fuera gallego, escribiría otra cosa, y es considerado castellano. Y Carver no escribiría lo que escribió si no fuera americano. Y repito que no se trata de una competición y creo que es muy importante entenderlo para poder ser español de una manera coherente. Creo que existe una cultura castellana, por supuesto, pero no se quiere diferenciar como tal porque entonces ya no podría hablarse de lo español. Lo español sólo existió en tiempos de Franco, y era la copla y los toros. Y de verdad, eso se compartía como español. Pero cuando hay libertad para estar, cada lugar saca su cultura, como es natural y la copla ha desaparecido prácticamente.
Reivindico la cultura castellana para que entre en el conjunto de las culturas españolas. Y después nos olvidamos de todas las culturas y disfrutamos.
Claro que hay una cultura castellana o castellano manchega que roza hasta Valladolid etc. Es dura, sobria, conservadora, de agricultores, de clanes porque tenían que hacer las labores del campo todos juntos y no podían permitirse el lujo de dejar a su libre albedrío al grupo para que se desperdigara. Bueno, y mucho más. Por supuesto que la cultura castellana es una más. Yo podría hablar mucho de ella, la he conocido, la he amado y la he padecido. También me he descubierto en otras culturas más al norte, pero esto es posterior y después de mucho tiempo. Es importante saber cuales son nuestros rasgos distintivos. ¡Qué importante saber quién somos!
Hay una larga relación de escritores de primera fila que son castellano hablantes y por citar uno muy en candelero en estos días, Marsé, el novelista, reciente Premio Cervantes. Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma, Iván Tubau son también castellano hablantes. Seguramente si se analizara su prosa se descubriría que su cultura era catalana, aunque hablaran en castellano. El fenómeno se repite en Galicia, también en Vascongadas.
¿Vascongadas?, ¿qué es vascongadas?
Como soy una persona ya entrada en años, a veces me sale el nombre antiguo. Sin ánimo de herir susceptibilidades, por supuesto.
Uno siente inquietud al leer este artículo titulado “La literatura, el castellano, el español y los otros”, y los correspondientes comentarios.
¿”cultura”? ¿”culturas”? ¿”culturas que componen España”? ¿”España”?!
¿”mirada catalana”?! ¿”cada obra pertenece la cultura que le corresponde”?
¿”castellana”? ¿”cultura castellana”? ¿”cultura específica”? ¿”tu cultura”? ¿”rasgos distintivos”?!!!!
Todo esto me suena y me huele a esencialismo culturalista o a culturalismo esencialista,
que es o puede llegar a ser un buen caldito de cultivo que propicie nacionalismos, nuestrismos (de “nuestro” y “nosotros”), castellanismos, catalanismos, galicismos, vasquismos, andalucismos, reduccionismos, causalismos, hipnotismos, sonambulismos y otros muchos “ismos” y espej-ismos. Seamos serios, seamos bellos. CREZCAMOS. Los ismos nos ponen al borde de un ab-ismo. Demos un paso hacia delante, no para caer, sino para volar y planear libres de-una-vez. La “cultura” humana o es una o no es. La creación, el arte, no tiene nombre, dni, nacionalidad, fronteras. Si tiene fronteras y límites, no es arte. Si es arte, no tiene fronteras ni límites. Lo demás es la mente buscando catalogar, analizar, desglosar, dividir, delimitar. Quisiera uno saber cuál es la verdadera diferencia entre una célula “gallega” y otra “castellana”. Entre una piedra “irlandesa” y otra “andaluza”. Entre una novela “vasca” o “catalana” o “castellano-manchega” y otra disneylandesa. Las fronteras son al arte lo que la mente a la Verdad. Y si alimentamos la mente con falsas ideas sobre “cultura”, “esencia”, “diferencias”, “rasgos distintivos” eso es precisamente lo que veremos allá donde miremos: esencias, culturas, diferencias. Darle valor a lo que no lo tiene, ver como verdadero lo que no lo es, imaginar diferencias entre esto y aquello, es el pasatiempo favorito de la mente. Nuestra percepción no depende de una supuesta realidad externa (“cultural” o del tipo que sea). Es al revés: la supuesta realidad externa depende de nuestra percepción interna, y ésta la alimentamos con pensamientos de todo tipo, nos encanta hacerlo, no sabemos hacer otra cosa, de hecho. ¿Podemos, queremos, al menos, elegir el tipo de pensamientos con los que alimentamos esa percepción? Uno quiere pensar que sí. “Multiculturalismo”, “mestizaje”, “relativismo”, “desapego”, “hibridación”, “mezcla”, “multicausalidad”, “humanismo”, etc., son también conceptos y pensamientos, uno no dice que no, pero a uno le gustan más, los elige, le saben más ricos, probadlos y veréis, son como la tónica, al principio saben raros, pero con el tiempo uno les pilla el gusto y la cosa. Un autor, un escritor, un creador, un artista, un lector (sobre todo si es un “lector creativo”, como supuestamente son los de esta web) si es verdadero (es decir, si busca la verdad por encima de todo, caiga quien caiga y caiga lo que caiga) debe librarse primero de cualquier “trasfondo”, de cualquier “cultura”, de cualquier patrón de pensamiento, sentimiento, sentimiento de pertenencia, mentalismo y sentimentalismo. Incluso la idea de que “yo” soy un “artista”, un “lector”, un (oh) “escritor”, debe ser inmediatamente desechada. La realidad es una y contiene todo, no sólo a los humanos y sus pobres conceptos sobre el “yo”, “mi cultura”, “mis circunstancias”, bla bla. Como dice Silvia Bardelás: “ASÍ NO VAMOS A NINGUNA PARTE”. Abandonemos por favor toda autoidentificación de una vez por todas, dejemos de pensarnos como fulano catalán, como mengano castellano, como esto o como aquello o de más allá o acá. Basta. Enough is enough, como dicen en la “cultura inglesa”.
Atenta
mente
“olmo”
PS: LEER MÁS Y VIAJAR MÁS. Ése es el perfecto antídoto contra todo tipo de ismos (yoismos, culturalismos, nacionalismos, esencialismos, localismos, regionalismos, fronterismos papanatismos, ignorantismos, etc etc etc ) .
PS2: SOBRE TODO: VIAJAR (pero no como turistas en tours organizados por agencias, obviamente; sino como auténticos viajeros: sin rutas prefijadas, sin prejuicios, sin expectativas, con los ojos bien abiertos).
«El nacionalismo» según Jiddu Krishnamurti (vídeo con extractos de su libro «La libertad primera y última»):
versión en ‘CASTELLANO’:
http://www.youtube.com/watch?v=qyJos9KunTo
versión en ‘GALLEGO’:
http://www.youtube.com/watch?v=o3R36n6WqxE
versión en ‘CATALÁN’:
http://www.youtube.com/watch?v=4zC16Z-zcPk
SIGO A LA BÚSQUEDA DE LAS VERSIONES DE ESTE VÍDEO EN «MANCHEGO», «ANDALUZ», «VASCO»,»RIOJANO», ETC
Transcripción del capítulo completo tal y como aparece en la edición en castellano del libro de Jiddu Krishnamurti «La libertad primera y última» (editorial Kairós):
capítulo 2. EL NACIONALISMO
Pregunta: ¿Qué es lo que viene cuando el nacionalismo se va?
KRISHNAMURTI: La inteligencia, evidentemente. Pero temo que eso no sea lo que esta pregunta implica. Lo que ella implica es esto: ¿qué es lo que puede substituir al nacionalismo? Ninguna substitución es acto que traiga inteligencia. Si abandono una religión y me adhiero a otra, o dejo un partido político para ingresar más tarde en alguna otra cosa, esta constante substitución indica un estado en el que no ha inteligencia.
¿Cómo nos libramos del nacionalismo? Sólo comprendiendo plenamente lo que él implica, examinándolo, captando su significación en la acción externa e interna. En lo externo, él causa divisiones entre los hombres, clasificaciones, guerras y destrucción, lo cual es obvio para cualquiera que sea observador. En el fuero íntimo, psicológicamente, esta identificación con lo más grande, con la patria, con una idea, es evidentemente una forma de autoexpansión. Viviendo en una pequeña aldea, o en una gran ciudad, o donde sea, yo no soy nadie; pero si me identifico con lo más grande, con el país, si me llamo a mí mismo hindú, ello halaga mi vanidad, me brinda satisfacción, prestigio, una sensación de bienestar; y esa identificación con lo más grande, que es una necesidad psicológica para los que sienten que la expansión del “yo” es esencial, engendra asimismo conflicto, lucha entre los hombres. De suerte que el nacionalismo no sólo causa conflictos externos, sino frustraciones íntimas; y cuando uno comprende el nacionalismo, todo el proceso del nacionalismo, éste se desvanece. La comprensión del nacionalismo llega mediante la inteligencia. Es decir, observando cuidadosamente, penetrando el proceso integro del nacionalismo, del patriotismo, surge de ese examen la inteligencia; y entonces no se produce la substitución del nacionalismo por alguna otra cosa. En el momento en que reemplazáis el nacionalismo por la religión, la religión se convierte en otro medio, de autoexpansión, en una fuente más de ansiedad psicológica, en un medio de alimentarse uno mismo con una creencia. Por lo tanto, cualquier forma de substitución, por noble que sea, es una forma de ignorancia. Es como alguien que substituyera el fumar por la goma de mascar o el fruto del betel. En cambio, si uno comprende realmente, y en su totalidad, el problema del fumar, de los hábitos, sensaciones, de las exigencias psicológicas y todo lo demás, el vicio de fumar desaparece. Sólo podéis comprender cuando hay un desarrollo de la inteligencia, cuando la inteligencia funciona; y la inteligencia no funciona cuando hay substitución. La substitución es simplemente una forma de autosoborno, de incitaros a que no hagáis esto pero sí hagáis aquello. El nacionalismo con su veneno, sus miserias y la lucha mundial que acarrea- sólo desaparece cuando hay inteligencia, y la inteligencia no surge por el mero hecho de pasar exámenes y estudiar libros. La inteligencia surge cuando comprendemos los problemas a medida que se presentan. Cuando hay comprensión del problema en sus diferentes niveles no sólo en la parte externa sino de lo que él implica en su aspecto interno, psicológico-, entonces, en ese proceso, la inteligencia se manifiesta. Cuando hay, pues, inteligencia, no hay substitución; y cuando hay inteligencia desaparece el nacionalismo, el patriotismo, que es una forma de estupidez.
Jiddu Krishnamurti, “La libertad primera y última”, editorial Kairós.
Precisamente la Literatura es una forma increíble de viajar. Cuando vas a un país del que has leído mucha literatura, te resulta mucho más entendible, es más, estás como en casa. Y a mí no me molesta que tengan otra cultura, al revés, no lo considero más que otra forma de moverse en el mundo, no me gustaría que todos lo hiciéramos de la misma manera. El tema no va más allá a no ser que se utilize para fines concretos, es decir, para temas de poder.
De acuerdo.
Supongo que uno es de lo que aprende y, ahí están englobados personas, lugares y cosas. Unas características dominan a otras pero, a lo largo de la vida se producen cambios, y así debe ser si se ha vivido.
Leo a Olmo y me quedo perplejo, porque más allá de la escritura le imagino su tono y sus gestos, y me da un poco de miedo, no vaya a ser que incurra en todo aquello que cree combatir… y a pesar de ello, estoy de acuerdo con él, casi del todo.
Los aldeanismos culturales solo pueden empañar la cultura, tantas veces nos entendemos mejor con los que no hablan nuestro idioma y no comparten nuestro lugar de partida, que con los iguales, todo es un problema de actitud, y no tanto de aptitud.
Y también, como Olmo, le doy toda la razón a Silvia viajar con la literatura, y también con la mochila y con las dos a la vez cura todo aquello. Hace años hice un viaje a Egipto; decidido el viernes para partir el sábado a primera hora, el mismo viernes por la tarde me compré «El descubrimiento de la tumba de Tutankamón» de Howard Carter, o de Lord Carnarvon, o de los dos, o escrito por uno con el dinero del otro, da igual… cuando llegué al Valle de los Reyes, todo era distinto, y cuando con quienes me acompañaban relaté lo aprendido en el libro, nos parecía que estabamos en el momento del descubrimiento a principios del pasado siglo.
Gracias a todos, por lo que me enseñáis; gracias también a María que nos habla de su edad, y de sus inofensivos deslices.
Hola Trasgo,
mis disculpas a tí y a todos si mi tono fue excesivo, quizá me encendí más de la cuenta y me pasé dos o tres pueblos (no sé si pueblos gallegos, catalanes o castellanos, ja ja), en fin, que lo siento sinceramente. Me entristece (y me sorprende, no imaginas cuánto) que yo pueda darte miedo, de verdad. Porque, créeme, soy fácilmente ofendible pero totalmente inofensivo. Ya sabes que las cosas, y sobre todo las personas, nunca son lo que parecen.
Un saludo a tí y a todos y enhorabuena a Silvia por esta web.
Querido Olmo,
lo que son las cosas, ayer me encendían tus letras y hoy me llenan de armonía. Noto en tu escrito el tono que me gustaría dar a los míos, sin conseguirlo, y te envidio por ello.
Te imagino ofendible con facilidad e inofensivo del todo y me lleno de ternura; y te abrazo y te pido disculpas, yo a tí, por no haber sabido decir las cosas como lo haces tu.
Por lo demás ya estabamos de acuerdo. Pues eso.