LOS HERMANOS. Brigitte Reimann
LOS HERMANOS
BRIGITTE REIMANN (1963)
TRADUCCIÓN IBÓN ZUBIAU
BARTLEBY EDITORES (2008)
Berlín, 1991. Recién caído el muro, al pasar al otro lado, sólo se veía suciedad, eran las fachadas sin limpiar, las calles vacías y unas fiestas alternativas que se hacían en edificios abandonados sin cuarto de baño. No me fijé mucho, la verdad, ni quise ir a esas fiestas porque sentía angustia, me parecía que era profanar algo. No pensé en su momento en ello, sólo se pensaba en la liberación, en la fiesta. Los alemanes del este eran hombres y mujeres silenciosos que hacían colas inmensas en los supermercados del oeste, pero no se sabía nada de cómo vivían, no había supervivientes, ni héroes, ni terroristas, nadie en contra y parecía que nadie a favor. Había cierto interés por los artistas del Este, decían que hablaban un alemán perfecto, no contaminado por el inglés, pero la realidad es que esa gente no existía, no hablaba.
Y han pasado muchos años hasta que ha tenido éxito una película, La vida de los otros, o han publicado en otros idiomas libros sobre esa vida desconocida.
Los hermanos es un libro escrito por una mujer que cuenta cómo se vivía allí. La historia es la huída al oeste del hermano mayor y el intento de evitar que huya el hermano mediano, pero lo que cuenta es una vida dirigida por el trabajo y supervisada por el partido.
No es una crítica, en realidad es una Bildungsroman, cuenta la formación de una joven en un país comunista.
Está escrito básicamente en diálogo, un diálogo que puede resultar pesado porque no es creativo, porque lo único que tienen para dialogar es el discurso del sistema.
Todo gira alrededor del trabajo, él es ingeniero y ella pintora, pero el arte allí es un trabajo, dirige un círculo de trabajadores pintores que pinta trabajadores.
El amor se vive como una especie de amistad, de manera que casi no se distingue el fraternal del de pareja. Y no paran de hablar porque no hay nada más que discurso, no hay ruido, ni siquiera se oye el de las máquinas de las fábricas, no hay cosas, no existe la descripción, el momento en que aparece el paisaje es en un paseo por la parte antigua de la ciudad, donde hay escaleras desgastadas, casas antiguas, una iglesia y se puede ver el horizonte, es el momento en el que recuerdan el pasado burgués de su familia.
Sus padres, que han pasado al sistema mayores, no hablan, el padre tiene alguna palabra cariñosa, la madre prepara las cosas de la casa, pero no hay diálogo, parecen dos mundos distanciados. Y la protagonista, que vive más o menos tranquila porque se enfrenta al Partido, un enfrentamiento verbal que en ningún momento se sale del discurso del sistema, al revés, vela por él, rechaza absolutamente el mundo capitalista en el que quieren caer sus hermanos.
Es curioso como el argumento principal que dan a los que se quieren ir para que se queden es el del dinero que el estado ha invertido en su educación, ¿cómo devolverlo?, ¿cómo vivir con esa deuda?
Hay otro momento en el que un hombre del partido le dice que más adelante los trabajadores podrán escribir un relato en su tiempo libre, volver a tener música en casa.(Mientras dice más adelante, el lector se da cuenta de que cada vez están más lejos de que eso ocurra)
La falta de creatividad, incluso en estos protagonistas inteligentes y con sensibilidad, viene de manera directa de la falta de libertad, del miedo a ser diferente, ella se pinta los labios y las otras mujeres con mono de trabajo la miran mal. No pertenecer al Partido es vivir en la cuerda floja y sin ninguna posibilidad de crecer.
Aquella angustia indescriptible del momento de la caída está aquí descrita en ese silencio detrás del discurso, en unos personajes que sólo pueden saber que no están bien, ni siquiera saben qué pueden necesitar. La stasi también habla sin parar, el discurso, sea el que sea, no deja huecos y por lo tanto no permite la creatividad.
Y este post viene muy bien después de Llamamiento y me recuerda a otros grupos que he conocido, algunos contrarios al comunismo, el discurso siempre por delante, barriéndolo todo.
Die Geschwister/Aufbauverlagsgruppe
Interesante reflexión: hablar para existir. Sería cuestión de que nos lo fuéramos pensando…
Existir:
1. intr. Tener una cosa ser real y verdadero:
existe un libro de reclamaciones.
2. Haber, estar, hallarse:
allí existía una pequeña plaza.
3. Tener vida:
los dinosaurios existieron hace millones de años.
Me pregunto si se puede callar para existir, o si se existe a través del silencio. Por que el silencio existe y lo cuenta todo.
Lo que hemos visto todos es que cuando no hay nada que decir, se habla mucho. En el caso de esta novela, la política, que es pura palabra, toma las riendas y llena de discurso un mundo vacío.
De todos es sabido que «el hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sin y habla sin tener nada que decir»… he conocido de cerca la vida de los cartujos (sólo hablan un día al año, el día de San Bruno) y ello me hace pensar que hay silencios elocuentes y existenciales.
El asunto sería, en mi opinión, no tener que callarse si uno tiene algo que decir.
Tienes toda la razón María, pero ahora se repiten los mismos gestos que en el siglo de oro español llevó al poeta a escribir:
No he de callar,
por más con el dedo,
ya tocando la boca ya la frente,
silencio avises y amenaces miedo.
¿Es qué no ha de haber un espíritu valiente?
¿Es qué siempre se ha de sentir lo que se dice,
y nunca se va a decir que lo que se siente?
El poeta era Quevedo, y por tener la osadía de poner el texto bajo la servilleta del Conde-Duque de Olivares dió con sus huesos en prisión.
Ahora las tiranías tienen que ver con el poder económico, con lo medios de comunicación, con la autocensura… Pues eso.
Bueno, aunque mi lectura es muy apresurada, la verdad es que no coincido demasiado con tus conclusiones y comentarios. Es una lectura válida pero yo, como editor del libro, opino que admite otras muchas y más enriquecedoras. Salgo ahora de viaje pero volveré sobre el tema…
Un beso,
Admite muchas lecturas y estaremos encantados de que las comentes, pero mostrar un mundo que imposibilita la creatividad, los por qués y los mecanismos de supervivencia, me parece todo un logro y desde luego, enriquecedor. Lo que quería decir es que está muy bien no hacer descripciones en un mundo donde no hay paisaje, usar el diálogo continuamente para dar presencia al discurso y por supuesto contar el amor entre hermanos como lo único que hace posible sobrevivir. Esto creo que no lo he puesto y es muy importante.
Bueno, muchas gracias por entrar en este post y aumentar los comentarios, como ves, el libro da mucho que hablar.
Aunque no he leído el libro, la síntesis que haces de él, hace posible imaginarse la vida, o la no vida, en uno de los países llamados del «Este». Creo que lo que mejor define una vida así es el miedo. Miedo a todo, miedo a hablar, miedo a que te oigan , miedo a que te vean en el sitio no adecuado, miedo a tus vecinos, miedo incluso a tu propia familia, porque cualquier cosa puede ser la causa de que suceda algo como lo que le pasó a Quevedo. La falta de libertad se agudiza por el miedo, e incluso paraliza la posibilidad de ver una luz en el horizonte.
He vivido en un país del Este, he tenido pocos, pero sí algún amigo de dicho país y es dificil transmitir lo complicado que era sobrevivir.