LOS REYES DE LA MUDANZA. Joshua Cohen
Una de las cosas que más me impactó de Los reyes de la mudanza fue la posibilidad de meterme en mundos donde nunca he estado y probablemente nunca estaré.
Aunque tuviera un amigo republicano judío americano que me llevara a una fiesta de recaudación de fondos para el partido, nunca lo viviría como lo he hecho en la novela, siguiendo los pasos de David King, sintiendo lo que él siente, un estrés específicamente actual, reconociendo la domesticación de un empresario fuera del círculo de poder. Aunque tuviera, como he tenido, un amigo israelí que acabara de cumplir su servicio militar nunca llegaría a verme metida en todas esas acciones disparatadas, ni a entender el móvil de esa vida militarizada, ni sentir lo que siente un casi adolescente entre armas. Aunque tuviera un amigo hispano en Queens trabajando en una empresa de mudanzas, practicando desahucios, nunca habría podido entender la envergadura de esa situación, la facilidad con la que se puede dar: el cercamiento empresarial a un individuo con el silencio del poder. Tampoco podría entender la degeneración lenta y eficaz que ese trabajo produce, ni el aguantar “lo que se tiene”, ni el uso de las drogas como la construcción artificial de otra forma de vivir el tiempo. Joshua Cohen subtitula el libro como una novela. Y está bien que lo haga, porque el texto nos coloca delante de nuestro entorno.
Si no leyera Los reyes de la mudanza no me enteraría de que existe un mundo que viven los emigrados que se mantiene a través de nuestras sobras, de los desechos de nuestra sociedad, claro que lo sé, pero de forma intelectual.
Y eso es muy impactante, pero todavía me impresiona más ver desde ahí esa sociedad de la que participo. No estamos ante una novela que quiere denunciar submundos, aunque lo haga, estamos ante una novela con un narrador que dice: ¿sabes dónde vives? Te lo voy a contar. Y entonces nuestras instituciones, nuestros apartamentos, nuestra forma de relacionarnos, nuestras carreteras, nuestro sistema de mudanzas, nuestro acarrear cosas que no usamos, nuestra pérdida de familia, nuestro exceso de familia, en el fondo, la nada con la que nos podemos encontrar se nos muestra como algo que está ahí, acosándonos día a día sin que seamos conscientes de ello.
Me impresiona desde esta lectura nuestro bajo nivel de visión porque como dice el narrador: Así era como lo habían criado. Para ser racista y esconderlo. Para él el crimen siempre iba en aumento y en Brooklyn solo vivían estadísticas. Crown Heights, Bedford-Stuvesant. Sus calles no eran más que nombres en las noticias, asociados con los cadáveres más jóvenes de la ciudad.
Nuestro mundo está lleno de fronteras invisibles pero que actúan de manera contundente. Estamos rodeados de gente que nunca vemos, calles que nunca transitamos. Los medios se han convertido en noticieros de lo que ocurre al otro lado de la frontera. Cuando el narrador nos muestra todas esas razas, religiones y lenguas que se mezclan en la vivencia de la migración, no podemos más que vernos al otro lado, porque, aunque tengamos relación con ellos, no es en ese medio, sino en el otro, “el ordenado”.
No sé si lo que más impresiona es asistir al mundo de la migración, de la supervivencia inmediata, de la falta de acogimiento o “el orden” de ese mundo que necesita de esa migración para no ver toda la basura que genera. Quizás porque Joshua Cohen es capaz de hacerlo llegar a través del poder de las palabras que utiliza: palabras y palabras que ensordecen.
A unos les gustará la novela más que a otros, lo que nadie podrá negar es que su lectura es una experiencia a la que no podemos acceder en nuestra vida cotidiana. Y los inmigrantes que lo lean y están viviendo esa difícil vida de asentamiento en un lugar ajeno, podrán ver la realidad a la que se enfrentan desde arriba, en contexto, creo que también puede ser una experiencia reveladora.
Estuve en Tipos Infames, en la presentación del libro. Joshua Cohen me ha parecido muy inteligente y rápido y Javier Calvo tenía preparadas unas preguntas preparadísimas. Fue una conversación buenísima sobre literatura, no un acto para vender libros.
Gracias. Me pongo a leer.
Muchas gracias Verónica, eso es precisamente lo que buscamos, compartir conversaciones a través de la literatura.
Beatriz estáis haciendo una gran labor !!
Gracias Fabián por tus ánimos.
Yo también estuve en la presentación y me encantó la conversación entre el autor y el traductor. Es una maravilla ver a dos escritores reflexionando sobre su proceso creativo. Estoy deseando que publiquéis los videos para volver a verlo.
Me he leído el libro y me ha dejado bastante tocada. El final es como el desastre después de una fiesta, y encima la fiesta es de otros. Muy bueno!
Sí, el final es muy sorprendente. Es cuando recoges todas las emociones fragmentadas a lo largo del texto