Memorias de Murakami
Do que estou a falar cando falo de correr
Traducción Mona Imai/ Gabriel Álvarez Martínez
Editorial Galaxia
What I talk about when I talk about running
Haruki Mirakami
Me preguntan muchas veces si me gusta Murakami. Le gusta a tanta gente, que he decidido leerlo a conciencia porque un libro no me gustó, es decir, me pareció poco trabajado, como si consiguiese una atmósfera, pero nada más.
Me podía la angustia de ver ese mundo japonés tan quieto y tan necesitado de movimiento. Era como tener una bomba entre las manos que nunca fuera a estallar, pero que aún así la sostienes con temor. Es difícil para mí entender el mundo japonés, aunque he tenido amigas de verano con las que me he reído como si fueran del pueblo de al lado. Pero la occidentalización a la que se han expuesto está en las obras de Murakami como si hubiese roto un tejado y los hubiera dejado a la intemperie.
Bueno, otro día me pararé en un libro que voy a leer, espero poder terminarlo. Antes de meterme en este autor, me encontré en Galicia con sus memorias, todavía no publicadas en castellano, pero que saldrán pronto en Tusquets.. Y ahí hablaba un hombre que es corredor y escritor y que vive las dos experiencias de manera profesional.
Empieza el libro contando los avatares de las carreras, repetidos infinitas veces y de vez en cuando recordando que es un escritor profesional y que para serlo hay que seguir unos pasos que coinciden con los de ser corredor. Tiene una forma de contar muy agradable, es más, al principio pensaba qué amable referirse así a sus lectores, pero cuando llegas a la última página, te das cuenta de que sólo te ha contado hasta la saciedad que tiende a engordar y necesita el ejercicio, que no se gusta a sí mismo físicamente, que es un gran trabajador y que lo que más valora es que nunca ha andado, que siempre ha corrido para llegar a las metas.
También dice que son unas memorias y en ese instante, al recordar la cantidad de párrafos que le dedica a la Literatura, ninguno, además no hace ninguna referencia al contenido de sus charlas, sólo a la actitud que tiene ante ellas, a la atmósfera que se crea, a lo contentos que están sus lectores. Y creo que si no he encontrado algo en ese libro que a él le haya interesado, no parece haberle interesado nada en esta vida, quizás algún momento del otoño bostoniano, no encontraré nada en sus libros que él trate con verdadero interés. Lo que sí queda claro es lo que se muestra en sus novelas, el reto como reto con la nada detrás, enorme.
Lo que me sorprende es que le encante a tanta gente, puede que se lea como un encantamiento, o que esa nada inmensa a la que se dirige todo resulta ya un lugar cómodo. Pero lo que más me gusta de este experimento es leer ahora una novela suya. Así también me fijaré en qué ayuda conocer las memorias de un escritor, saber cosas de su vida, muchos lo consideran importante.
Traduzco un pequeño fragmento del libro. En realidad el tipo de cosas que cuenta es del estilo.
“Al día siguiente, me desperté y después de lavarme la cara y tomar un café, probé a bajar las escaleras del apartamento. Coloqué la mano en el pasamanos, me concentré en la rodilla derecha y bajé las escaleras rígido y con miedo. Sentí que todavía quedaba una pequeña molestia en el interior de la rodilla. Ahí estaba la sensación que me suscitaba el dolor. Pero no era el dolor agudo y repentino del día anterior. Probé otra vez a subir y bajar: entonces bajé cuatro escalones casi a la velocidad acostumbrada y después los subí. Probé distintas formas de caminar y giré la rodilla en distintas direcciones. No oí el siniestro crujido de las articulaciones. Me sentí un poco aliviado.”
En otro momento, por ejemplo, cuenta cómo consiguió quedar con John Irving para correr en Nueva York. Para él era muy importante:
“Entonces, por la mañana temprano, hablamos de algunas cosas mientras corríamos por el parque. Evidentemente no pude grabar la conversación ni tomar notas, y sólo quedó en mi cabeza el grato recuerdo de cuando los dos corrimos hombro con hombro en medio de aquel aire fresco.”
«Entonces leí el comentario que acababa de escribir y me di cuenta de que no contaba nada. Lo volví a leer varias veces y aún asi no conseguía encontrarle el ángulo. Tras un rato pensativo decidí publicarlo.»
Resbalamy