MIS PREMIOS. THOMAS BERNHARD con mayúsculas

images2Siempre he considerado a Bernhard un genio por su libertad y por la capacidad de ordenar los hechos para sobrecoger al lector con un descubrimiento concreto, sencillo y claro.

Este libro autobiográfico me pareció magnífico ya en su planteamiento, ¿qué acontecimiento puede mostrar mejor el mundo que un premio? ¿Qué significan los premios para quién los recibe? El “mis” como una promesa de confesión.

Cada capítulo lleva el título de un premio recibido y lo que cuenta en todos es la decisión de recibirlos o no, la cuantía económica y el acto de entrega. En cada acto de entrega pronuncia un discurso obligado que le resulta difícil de escribir, o que intenta obviar, pero finalmente se siente obligado a cumplir con el requisito. Y al final del libro, en uno de esos actos geniales a los que me refería con su capacidad de ordenar los hechos, deja los discursos que resuelven el suspense creado alrededor de su personaje, ¿cómo puede venderse de esa forma?

¿Qué le lleva a este personaje a ser como es? Es la pregunta que surge constantemente en la lectura. Y el lector puede acertar en su conjetura. Pero cuando lo oye con su voz y con la seguridad que irradian los discursos, queda expuesto a una especie de verdad. Y resulta que un hombre que se mueve en el frío produce una emoción intensa, que después de habernos instalado en una distancia de acantilado, nos acerca a lo más íntimo.

Por supuesto que para los lectores de Bernhard que se hayan preguntado de dónde viene ese distanciamiento implacable y a la vez esa confianza que genera su narrador, este libro es fundamental, pero para los que todavía no lo hayan leído también puede resultar un descubrimiento, por fin un escritor libre.

Me gustaría cerrar este post de manera perfecta, sólo tendría que poner las frases clave del libro y disfrutar de la genialidad de su estructura, pero no voy a estropear la lectura. A lo mejor, dentro de unos cuantos post, después de que lo hayáis leído, podemos discutirlo, en cualquier caso, sólo quería compartir la emoción de encontrar una escritura transparente, un autor libre, volver a creer en la narrativa como una forma única de comunicación y ver con horror el amaneramiento general, el escribir por escribir, el leer por leer, el comentar por comentar.

No puedo dejar de sorprenderme por la crítica de Babelia a este libro, dejo un fragmento: Resulta sorprendente que sea un libro dedicado a los premios, por los que siempre había manifestado el mayor de los desprecios, lo último que dejara Bernhard listo para sus lectores. Lo que ocurre luego en los textos es que la excusa es lo de menos y que, de nuevo, lo que importa es su escritura y su particular forma de enfrentarse a las cosas y de ver el mundo. Estas lecturas ciegas resultan increíbles, ¿por qué ponerla en un periódico si no ha visto nada?

Biografía Thomas Bernhard
Entrevista a Bernhard traducida al español en DDOOSS

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5 responses to “MIS PREMIOS. THOMAS BERNHARD con mayúsculas

  1. Los premios literarios de los que habla tienen la peculiaridad de que llegan como un regalo, sin presentarse. Creo que así deberían ser todos los premios, presentarse tiene un punto que ensucia la literatura, no pueden ser como un concurso, tiene que haber un reconocimiento de méritos.

  2. Para que Bernhard tenga la capacidad de sobrecoger al lector, al lector perdido en este caso, éste necesita tener también la capacidad de sobrecogerse y no siempre es fácil.

    Lo mismo, querida Silvia, esto es comentar por comentar, pero nunca me había imaginado que la seguridad de algunos discursos nos expongan a la verdad, porque ante la verdad nunca estamos expuestos sino iluminados.

    La grandeza de un autor, al que llamas repetidamente, libre es que hace mejor al lector que le entiende, que por decirlo así, consigue la liberación no sólo del que escribe, sino sobretodo del que lee.

    Como tú, desprecio las lecturas ciegas, pero eso no quiere decir que lo sean aquellos que ven cosas distintas de nosotros en las letras dispuestas en un determinado orden. Bernhard desprecia los premios literarios pero eso no le debe impedir hablar de ellos. Yo lo he hecho otras vez en estas páginas, y las nauseas que me producen los alimentos que se guisan en las cocinas de estos premios hace que los considere indignos de la menor atención. Pero eso mismo hace que me incline reverencialmente ante quienes los rechazan y me hagan cerrar la corraza ante quienes los aceptan o reclaman.

  3. «Como tú, desprecio las lecturas ciegas, pero eso no quiere decir que lo sean aquellos que ven cosas distintas de nosotros en las letras dispuestas en un determinado orden.»

    A esto respondo, Diógenes, que hay tantas lecturas como lectores, pero cuando hay una no lectura, una lectura ciega, una lectura donde no se ha visto nada, no creo que deba ponerse en Babelia y menos, cuando la reseña trata del último libro publicado de Thomas Bernhard. Una revista literaria que dedica a Larsson artículos extensos y escritos con minuciosidad mientras despacha a Bernhard de esta forma, creo que puede recibir algún toque.
    De todas formas, te recomiendo que lo leas para saber de qué estamos hablando, no te vas a arrepentir.

  4. Gracias Silvia,

    gracias por la manera sensata en que muestras tus puntos de vista, y pese a ello con la rotundidad que muestras tus ideas e inquietudes.

    Gracias por no renunciar a nada y estar abierta a todo, gracias por tu inocencia cuando quieres que en Babelia traten bien a quien lo merece; soy un escéptico desde hace tiempo, tanto como el que sé que Babelia, lejos de ser el suplemento literario de un periódico, es como tantas cosas en esta vida el reflejo de intereses económicos bastardos.

    Ya sabes que cumplo tus sugerencias con humildad franciscana, ya te contaré. Pero antes quiero que sepas que nunca me arrepiento de lo que leo, aunque sí, muchas veces, de lo que escribo.

  5. Gracias por tus gracias, Diógenes. Con respecto a la inocencia por querer que traten bien a quien lo merece, me gustaría decir que Europa está construída a base de inocencia. Precisamente esa picardía tan bien vista en España ha encumbrado a los pícaros con el consiguiente espacio construído. No es que Europa sea perfecta, pero el conocimiento se mueve en el asombro, antónimo de la picardía.

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