Poesía interpretada. Música para un aullido
El poeta recitador, declamador, gritador de poesía, salió en la penunmbra sacando toda la voz que tenía y desde una tarima como un púlpito, en vez de predicar, dio voz a una poesía escrita para gritar. Y de repente, mientras los músicos tocaban una improvisación trabajada para acompañar o seguir al torrente de palabras, una oración destinada a América o el Capitalismo, pensé en la necesidad de sacar la poesía de ese estante escondido y esquinero de la librería de El Corte Inglés.
El otro día hablaba de cantar verdades, con este espectáculo lo maticé en una voz un poco parecida al coro de las tragedias griegas, una voz que cuenta al público una mirada que remueve las otras miradas. Y es una predicación moderna, la que no dice lo que tienes que ser, pero cuenta una verdad. Y es que no toda la poesía puede resistir el espectáculo, sólo la que tiene una voz auténtica y además necesita un intérprete.
En este caso, Xoan Abeleira supo interpretar a Allen Ginsberg. Música para un ouveo. La música está compuesta por Borja Costa, un compositor gallego de 27 años y los textos eran una traducción del poemario Aullidode Allen Gingsberg.
El espectáculo se repetirá en una gira por España y recomiendo verlo. Creo que hay que fomentar el sacar la poesía a la calle. Existe una corriente, spoken word que tiene que ver con este tipo de trabajos a los que no estamos acostumbrados. Actores recitando no es lo mismo que poetas interpretando.
De la página web de música para un aullido, saco una descripción de la representación. En la página se pueden seguir partituras y escuchar algunos fragmentos.
Musica para un Aullido’
«Mientras el recitador declama libremente los textos, el director improvisa tomando decisiones sonoras que comunica a los ejecutantes para su realización: un sistema de improvisación guiada desarrollado por y para la libertad de la interpretación textual.
Música para un Aullido tiene una estructura abierta, cuyo resultado final depende de las decisiones del director en función del recitado. Es él quien debe decidir a cada momento la forma definitiva de cada pieza, así como de la obra completa; decidir el uso de qué opciones serán ejecutadas, con qué dinámica, qué instrumentos.
El director dispone así en su partitura de una serie predeterminada de opciones para cada poema o sección; una serie más o menos amplia dependiendo del momento, más o menos tradicional, más o menos percusiva, más o menos definida. Un sistema de opciones a escoger, en una técnica compositiva abierta.
Por medio de un sistema basado en el gesti de dirección tradicional, pero con necesarias modificaciones y añadidos, cada decisión es transmitida a los ejecutantes mediante un sistema que implica una alta dosis de teatralidad y espectáculo en escena propio de las corrientes de creación más contemporáneas. La dinámica, el ataque, el carácter, quedan en parte así determinados por el gesto, aunque una buena parte del resultado sonoro final implica el buen juicio del ejecutante».
Página de Música para un Aullido
Artículo en El País sobre «música para un aullido»
Yo tuve la suerte de ser una de las privilegiadas que asistió al estreno del Rosalía y puedo decir que salí completamente conmocionada y conmovida. Una maravilla a todos los niveles. Y, por los comentarios que oí, la gente estaba tan flipada como yo que tardé horas en asumir semejante aluvión. Enhorabuena, de todo corazón, al compositor y a los intértretes.
Se tardan horas en asumir lo que acabas de oir, cierto. El estómago no está preparado para esto. Mientras el auditorio de galicia programa con miedo 45 minutos de orquestas modernas, este tío hizo lo que quiso durante más de 1 hora.
Estoy totalmente de acuerdo con vosotros. Y lo triste es que la gente no va por las palabras «poesía» y «música clásica», cuando no tengo la menor duda de que le encantaría a cualquiera. Por eso creo que hay que fomentar la declamación de la Poesía pero por poetas, no por actores. Interpretar poesía es sentirla en su significado. Y de esta manera, la gran mayoría entraría en el concepto de pensar sobre el mundo. Ni siquiera requiere un gran esfuerzo, sólo dejarse llevar por las palabras. Sólo que al terminar, nadie se levanta y lleva horas asimilarlo. Es la diferencia con otros espectáculos.
Tengo grabado en lo mas profundo de mi corazón en sentimiento, un recuerdo de la infancia. Era la primera vez que yo oía declamar a alguien en mi colegio de La Salle, nos reunieron en el salón de actos, tan ajeno a mí porque solo se reunía cada mes a los premiados y yo nunca estaba entre ellos, pero esta vez sí, nos congregaron a todos.
Aún resuena en mi cabeza el estribillo de «El piyayo»: «¡A chufla lo toma la gente/ a mí me da pena/ y me causa en respeto imponente!», aún tornan a mis ojos las nubes cuando lo releo. Yo era un niño, pero me acuerdo que me dí un hartón de llorar.
Parece que tenemos incrustados en nuestro cerebro unos estereotipos que, a veces, no nos dejan avanzar sobre las palabras como «púlpito» o «predicar», yo creo que se puede predicar perfectamente una poesía escrita para gritar, como no todas las voces salidas del púlpito son negativas, porque el púlpito puede ser la tarima de un teatro, o un monte para proclamar las bienaventuranzas.
Me gustará ver este espectáculo… si alguien me invita.
También los cuentos son para ser escuchados. Me refiero al relato corto. Es como si las palabras escritas tuvieran extensiones que las hicieran penetrar y penetrarnos, igual sería una buena práctica juntarse para leer nuestros poemas o cuentos preferidos, en lugar de reunirse para aburrirse juntos o para lo de siempre, las copas…
Por cierto ¿sabeis que es la temporada de moras? ¿qué tal reunirse para ir a coger moras? Os propongo hacer y disfrutar, por ejemplo: picantones al horno con salsa de moras y manzanas. Las manzanas están en los árboles, en el campo es otoño, el de la recogida de frutos, las mermeladas… y todo eso también es poesía, gozo.
Me parece genial la idea de reunirsepara leer, en mi ciudad hay grupos que lo hacen. También para pasar un día disfrutando de la naturaleza. Yo, las moras me las he comido este verano directamente de la mata, salvajes y deliciosas. Y con lo que disfruto mucho en esta estación que ya nos llega, es cogiendo setas, Rovellons y los exquisitos Ceps, sobretodo cuando los encuentro y me llevo el cesto lleno. Si llega el espectáculo a mi ciudad, intentaré verlo.
«… las palabras escritas tuvieran extensiones que las hicieran penetrar y penetrarnos…» en medio de la naturaleza que ya se sabe que incita las pasiones más bajas, pero en fin, estoy dispuesto a gritar poemas mientras cogemos moras, pero para guardarlas y cocinarlas no, para hacer mermeladas tampoco, para comerlas mientras se cogen, aunque tampoco está mal la idea de los «… Rovellons y los exquisitos Ceps, sobretodo cuando los encuentro y me llevo el cesto lleno.», o mejor todo a la vez y hacerlo todo todos de golpe y porrazo…. mientras los músicos tocan una improvisación trabajada (sic) como nos dice Silvia, y los ángeles del cielo se ocupan de las cosas que tienen importancia y nosotros de todo lo demás. ¡Qué alborozo!, ¡qué felicidad! ¿no?
Ciertamente la naturaleza despierta los sentidos, pero ¿las pasiones más bajas? no lo había oído nunca. Ahora, que pensándolo bien, supongo que debe ser cuando sientes un deseo incontrolable e irrefrenable que nace de lo más profundo de uno mismo o quizá un patrón de conducta muy arraigado ¿no?. Será que somos lo que pensamos
Xa o dixo Lennon: «Non hai tempo para leer, pero si para escoitar». O texto sen música endexamáis tivo un público, agás o que lee no silenzo. É así de toda a vida, non si?
Escoitar sempre é mais doado. Vexo que hai moita xente que non pode quedar silandeira para ler.