Post Pre-Fernandez Mallo, Post-postmoderno y Postpoeta
Antes de leer el nuevo libro de Agustín Fernandez Mallo, quiero dejar un poema y una reflexión. Como es un autor que ha sabido hacer un discurso de su punto de vista, de su voz, y que además ha conseguido que la gente lo entienda y que otros escritores se coloquen ahí, merece la pena escucharlo.
Esto no sucedía desde hacía mucho tiempo, pero además, yo diría, que tenía que llegar un científico para esquematizar de manera tan clara una postura estética, aunque con agujeros negros, claro.
Lo primero que deja claro es que es poeta antes que narrador, que en realidad sus libros de narrativa no son novelas, no tienen un hilo conductor, digamos, y los personajes, desde luego, no tienen un desarrollo, un cambio. Aunque yo diría que cuenta eso precisamente, el movimiento como no movimiento y el cambio obligatorio aunque sólo sea por el no movimiento.
Lo segundo es que se define dentro de la postmodernidad tardía, o sea, sería un post-postmoderno, que personalmente, nada me apetece más, incluso yo abogaría por el post-post-postmodernismo, el problema es que puede llegar al infinito sin que se pueda salir de él. Y también es un post-poeta, en el sentido en que, más que buscar otros modelos poéticos, busca otros objetos de poesía, entiendo yo, porque las palabras son las palabras en cualquier poesía y los órdenes y estructuras nunca han estado cerrados. Y estos objetos poéticos vienen del mundo actual y cotidiano, de los medios de comunicación y de una vida pop, es decir, el mundo que aparece en sus libros es un mundo determinado, no el único, pero es un mundo válido para contar algo.
Estas son las bases fundamentales de su estilo, que además tiene la posibilidad de repetirlas una y otra vez porque precisamente porque tiene respuestas claras a las preguntas, es entrevistado constantemente.
Cuando leí Nocilla Dreams, hace tiempo y precisamente buscando alguien diferente, que diera con alguna clave para interpretar el mundo, me gustó por una razón muy simple, porque sentía un nosotros, imposible de encontrar en la Literatura desde tiempos inmemoriables. De alguna manera, todos aquellos personajes viviendo el mismo absurdo separados por kilómetros y kilómetros y lenguas y guerras de distancia, eran el mismo y a su vez, el mismo que el lector, de manera, que quedaba claro que compartimos el absurdo nos pongamos como nos pongamos y que, aunque estos personajes no eran capaces de crear nada que hiciera ese absurdo habitable, existía la empatía, es decir, un mínimo denominador común por el que personas que no tienen nada que ver, sin embargo pueden vivir una experiencia de comprensión cercana a la identificación, estaría más cerca del concepto de hermandad, pero supongo que es un feismo para el mundo post. En resumen, era un libro que producía en el lector una sensación de empatía nueva.
Bueno, para mí fue un acontecimiento. Mi única duda es si ese mundo deja respirar y se puede salir de él para crear otro. Leeré el último libro.
Dejo un poema para que se vean esos objetos poéticos y su- no- exactamente- relación entre sí. Es curioso como tratando el mundo pequeño, la sensación es que estás ante ese mundo de galaxias infinitas tan desasosegante, de alguna manera, la sensación de «no hay salida», convierte a tu mundo en mínimo.
Aunque él se considera un poeta que escribe además textos narrativos, yo lo considero un narrador poético, sin nada peyorativo, la poesía y la narrativa no sólo no son incompatibles, sino que son lo mismo con un tratamiento del tiempo diferente.
UNO DE LOS POEMAS
desconocías el Principio de Mínima Acción por el cual la luz [todo en general] busca el camino más rápido para viajar entre dos puntos. Circunvalamos la ciudad contradiciéndolo cuanto pudimos. Partíamos del fin; en realidad no nos movimos. Pasamos por delante de unas excavaciones [fibra óptica, cableado, comunicaciones Siglo21], e hice una broma acerca de aquella mujer y aquel hombre que encontraron abrazados en la excavación de Pompeya. La escena salía en Viaje a Italia, los descubrieron mientras filmaban. Ingrid Bergman también entonces se había echado a llorar. Partir de un recuerdo equivale a partir del fin, los recuerdos se construyen para el último día aunque nos engañe su gen de pasado. En realidad no nos movimos. Me invitaste a un Lucky [frase entre tus dedos], y en esa cinética apariencia encontramos el exceso, la belleza para alcanzar lo que al llegar al fin nos convirtió en algo más que una frase para el fin, algo más que un isótopo, un punto de luz que no desapareció porque nunca partió. El camino infinito de verdad más corto.
Todo está contenido en las letras de este post: «El absurdo habitable, que hace que una pareja se abrace mientras se calcinan en Pompeya, llenos con un sólo punto de luz». Si esto es el post-modernismo me abrazo a ello con descaro… estoy leyendo «El velo azul» de Ginés Sánchez Amorós, es, como los textos de A.F.Mallo, una «novela» llena de lirismo poético, que todo el rato de la lectura te hace tener el libro en equilibrio para que no se caigan las letras, para que sigas contemplado la singular poesía de este poeta metido a novelista.
Afortunadamente, querido N.O.Z. no somos lógicos. Además, he podido comprobar que cuando uno ama y se abraza de verdad, la muerte no tiene fuerza.
Paula, si tu me escribes que «cuando uno ama y se abraza de verdad…» reflexiono sobre si se puede hacer de otra manera, sobre si se puede abrazar de mentira, sobre si se puede amar de mentira; y me gustaría que eso solo pudiese formar parte de una dolorosa pesadilla, pero no es así, porque hemos creado un mundo egoísta donde se puede hacer de todo sin amor, sin paz, sin armonia…
Fíjate lo que narra F.Mallo en el poema que nos propone Silvia: «Desconocías el principio por el cual la luz (todo en general) busca el camino más rápido para viajar entre dos puntos. Circunvalamos la ciudad contradiciéndolo cuanto pudimos. Partíamos del fin; en realidad no nos movimos…»; y eso es lo que hacemos circunvalar sin sentido la ciudad. Dar vueltas en torno al amor, sin avanzar, sin penetrar en los entresijos del sentimiento,… abrazandonos de mentira.
Cuando hay una estampida de ganado, un cowboy virtuoso, lo que hace es ponerse al frente y hace correr a las reses en círculo hasta que se agotan sin llegar a ninguna parte.
Pero no tenemos que perder la esperanza, podemos seguir siendo ilógicos, podemos seguir caminando en busca del amor, porque el amor existe pero no es un sillón confortable en el que descansar. El amor es la luz que Agustín Fernández Mallo dice que busca el camino más rápido para viajar entre dos puntos, pero cuando une a esos puntos sigue en viaje permanente.
Quizás esto esté en contradicción con la postmodernidad tardía de F. Mallo, su teoría del movimiento como no movimiento, pero está sin duda en la línea de que, a pesar de ello, se produce el cambio: del mismo modo que el gusano se transforma en una crisálida, y ésta se termina convirtiendo en mariposa.
NOZ, la mariposa es un gusano cursi.
El pasado domingo, en un repleto Auditori de Barcelona, Alex Rovira (coautor de «La buena suerte»), contaba en el encuentro de «CONTIGO SOMOS M+S PAZ», lo siguiente: «Sabes lo que ocurre cuando se toma una crisálida y antes de que la mariposa pueda emerger en su transformación desde el gusano a la mariposa; si vamos desde fuera y le hacemos un corte para facilitar su salida ¿sabes lo que ocurre? que cuando sale, la mariposa no puede volar, se sigue arrastrando, a pesar de tener alas, como un gusano; porque la hemos librado del esfuerzo que lleva la transformación ¿quién ha dicho que el sufrimiento es algo negativo?: es la puerta a la consciencia, todos moriremos y todos sufriremos, asumámoslo todos y a vivir y a hacer de este mundo un lugar mas habitable».
Voy a repetir algunas palabras, como si con ellas pudiese taladrar tus oídos, si es que no están endurecidos para siempre por el alcohol: transformación, esfuerzo, consciencia, habitable… ¿te dicen algo esas palabras?, si la respuesta es afirmativa, aún estás a tiempo de salvar ese hígado en el que has convertido tu corazón.
Gin Tonic, la mariposa con sus diferentes tamaños y su variedad de colores y especies, es de los insectos más fascinantes que existen, para mi, como para muchos el más bello de todos.
Acabo de ver el vídeo y he vuelto a recordarlo todo; el domingo tuve el inmenso placer de poder disfrutar de ese encuentro «CONTIGO SOMOS M+S PAZ» Uno de los conferenciantes que más me gusto por lo sincero y realista de su discurso, nos dijo: » Ya se acabaron los tiempos de crecer, ahora es momento de madurar, ya no vale pensar, hay que actuar, ya estamos en la era de la conciencia». Que manera más contundente de sacudir la conciencia de los que lo escuchábamos. Fué un acto precioso, cargado de emotividad, gratificante y enriquecedor para todos los que tuvimos la suerte de estar allí, la organización fué excelente y yo creo que al salir estábamos todos un poco más llenos de energía positiva, de esa que tiene el poder de transformar.
los sentimientos elevados me abruman….
Voy a estar de acuerdo con Gin Tonic.
Los sentimientos elevados para los ángeles, la organización para los políticos, los chats para los vanos. En estas páginas, ¿estamos para hablar de mariposas y de actos por la paz; de cantos de sirenas o de ¡con perdón! pollas en vinagre?; o, por el contrario, hemos venido para tener un foro participativo sobre literatura, y mas concretamente aquí del post-poeta llamado Fdez. Mallo y que tiene como bandera: «el movimiento como no movimiento y el cambio obligatorio aunque sólo sea por el no movimiento».
Debe ser algo así como la estética del movimiento aparente, de la poesía que empieza y termina en el mismo sitio; algo así como un maratón con la salida y la meta en el mismo punto, pero que vale la pena recorrer, por el esfuerzo de acompañar a cada palabra, a cada verso es este recorrido sin fin.
Yo también estuve en el Auditori.
De Agustín F. Mallo tengo pendiente de leer la trilogía de sus novelas, ya que he leído criticas muy buenas sobre él y Silvia ahora las refuerza con esa sensación de empatía que le produjo a ella y que a mi tanto me apetece. Todo lo contrario de la sensación que me ha producido tu ¿primera? intervención, querida Marta, con esa rotundidad y elegancia. Creo recordar que en este espacio se ha expresado la opinión de diversos temas (cada cual con su peculiar sello), y en más de una ocasión, es cierto que nos hemos ido por los cerros de Ubeda, desviando la atención de lo importante, el tema principal. Estate tranquila porque para explayarte todo lo que te plazca sobre literatura estas en el sitio adecuado, incluso podrías hacer una disertación sobre las pollas en vinagre, si se da el caso.
Este fin de semana he descubierto otra parte importante de este autor, a lo que se ve, prolífico. Completada su trilogía «Nocilla» he reparado que la literatura, como la vida, no necesita arquitectos, que es posible crear obras mas allá de lo enseñado y que las novelas sólo se pueden entender enfrentándose a la rutina del comienzo, nudo y desenlace. En la creativa realización y una aparente improvisación de este autor he entendido que la literatura necesita, si acaso, mecánicos que reparen el engranaje, lectores que aceiten los mecanismos, ávidos de conocimiento que penetre en sus entresijos.
Es curioso porque lo he leído todo en una de esa revistas literarias que siempre he considerado para eruditos, para profesionales, para gente que vive con y por la literatura. Yo, que sólo soy lector, me quedo como el crítico con este Fernández Mallo: hombre de ciencia que no renuncia a la poesía y que dice «No existe espacio si no existe luz. Y sin embargo dentro de cada cuerpo todo es oscuridad, zonas del Univeso a las que la luz jamás tocará. Asusta pensar que existes porque existe en ti esa muerte, esa noche para siempre».