ROSALÍA, PRIMERA VOZ FEMENINA EN MUNDO DE HOMBRES

Hoy es el aniversario de Rosalía, obligación recordarla. Aquí traemos su faceta feminista en un sentido amplio, en el de poner encima de la mesa la situación de la mujer creada por el hombre. Cuando oigo que las propias mujeres crean el machismo, me acuerdo de este poema que dejo, algo tan sutil como entender la opresión femenina de entonces simplemente desde la debilidad masculina.

El año que viene, con el estreno de la película Sufragistas se hará un recuento de mujeres feministas como luchadoras por los derechos de las mujeres para llegar a ser ciudadanas, hay que tener en cuenta que no se es ciudadano si no se puede participar de la vida política de un país. Participar en la vida política suponía un reconocimiento de capacidad intelectual para ello y aquí es donde residía el problema. Había hombres dispuestos a reconocer una diferencia genética que imposibilitaba un desarrollo intelectual a la altura de las circunstancias, mientras que otros tuvieron que ser convencidos de que las circunstancias sociales no ayudaban a un desarrollo correcto y sobre todo, que tontas o listas, quizás había más pasión que en el sector masculino por conocer y llegar a cambiar el mundo.

Pues bien, el año que viene, deberíamos hacer una relectura de Rosalía de Castro porque aunque es una poeta de muchas vertientes, la reivindicación de la libertad, la igualdad y la fraternidad para todos, también para mujeres y para campesinos, resulta fundamental en su obra. A partir de ella, mientras que en otras zonas de España las mujeres escribían con seudónimos masculinos, en Galicia, los hombres escribían con seudónimos femeninos. Era difícil conseguir el voto, pero llegar a ser la poeta del pueblo en el siglo XIX, parece imposible.

Sin embargo, como en España están mal medidas las participaciones, las lenguas, los momentos históricos, ha habido un error de cálculo y Rosalía no va a aparecer el año que viene en la lista de feministas como no aparece como representante primera del romanticismo español, para lo que sería suficiente con su obra en castellano, si no se quisiera tener en cuenta su potentísimo poemario gallego. Y así se escribe la historia, las niñas que dentro de poco podrán votar desconocen quién empezó a cambiar las mentalidades desde una fuerza moral y libertad creativa excepcionales. Creerán que las mujeres nacieron votando o que un día, hombres magnánimos les permitieron hacerlo. Cuando aprenden la historia, la aprenden, no la conocen, porque nadie les ofrece personajes que contribuyeron a cambiarla.

Hay muchos trabajos de investigación sobre la obra de Rosalía, hoy dejo un artículo de Pilar García Negro María Pilar García NegroEl concepto de auctoritas reformulado en la obra de Rosalía de Castro: Autor, autoría, autoridad

En ese trabajo hace referencia a la masculinidad del concepto de autoridad y por lo tanto la inmensa dificultad simplemente de ser autora en el siglo XIX. Rosalía fue la primera en muchos aspectos y ser la primera en mundo de hombres significa alcanzar una gran fuerza moral. Puede ser esa unas de las razones de su asombrosa libertad creativa, pero en el fondo es una voz que no puede callar. Es la voz de los que no pueden desarrollarse en lo que son, de los que son maltratados por un poder que los desconoce, es la voz de las mujeres y los campesinos. Cualquier poeta con esa voz auténtica y esa valentía y libertad creativa sería reconocido en su país como un héroe, es nuestro caso en Galicia, en España, sin embargo, se va perdiendo como si no fuese con ella.

Dejo un poema que tiene que ver con esta historia:

Lieders
¡Oh, no quiero ceñirme a las reglas del arte! Mis pensamientos son vagabundos, mi imaginación errante y mi alma sólo se satisface de impresiones.

Jamás ha dominado en mi alma la esperanza de la gloria, ni he soñado nunca con laureles que oprimiesen mi frente. Sólo cantos de independencia y libertad han balbucido mis labios, aunque alrededor hubiese sentido, desde la cuna ya, el ruido de las cadenas que debían aprisionarme para siempre, porque el patrimonio de la mujer son los grillos de la esclavitud.

Yo, sin embargo, soy libre, libre como los pájaros, como las brisas; como los árboles en el desierto y el pirata en la mar.

Libre es mi corazón, libre mi alma, y libre mi pensamiento, que se alza hasta el cielo y desciende hasta la tierra, soberbio como el Luzbel y dulce como una esperanza.

Cuando los señores de la tierra me amenazan con unha mirada, o quieren marcar mi frente con unha mancha de oprobio, yo me río como ellos se ríen y hago, en apariencia, mi iniquidad más grande que su iniquidad. En el fondo, no obstante, mi corazón es bueno; pero no acato los mandatos de mis iguales y creo que su hechura es igual a mi hechura, y que su carne es igual a mi carne.

* * *

Yo soy libre. Nada puede proteger la marcha de mis pensamientos, y ellos son la ley que rige mi destino.

* * *

¡Oh mujer! ¿Por qué siendo tan pura vienen a proyectarse sobre los blancos rayos que despide tu frente las impías sombras de los vicios de la tierra? ¿Por qué los hombres derraman sobre ti la inmundicia de sus excesos, despreciando y aborreciendo después en tu moribundo cansancio lo horrible de sus mismos desórdenes y de sus calenturientos delirios?

Todo lo que viene a formarse de sombrío y macilento en tu mirada después del primer destello de tu juventud inocente, todo lo que viene a manchar de cieno los blancos ropajes con que te vistieron las primeras alboradas de tu infancia, y a extinguir tus olorosas esencias y borrar las imágenes de la virtud en tu pensamiento, todo te lo transmiten ellos todo…, y, sin embargo, te desprecian.

* * *

Los remordimientos son la herencia de las mujeres débiles. Ellos corroen su existencia con el recuerdo de unos placeres que hoy compraron a costa de su felicidad y que mañana pesarán sobre su alma como soplo candente.

Espectros dormidos que descansan impasibles en el regazo que se dispone a recibir otro objeto que el que ellos nos presentan, y abrazos que reciben otros abrazos que hemos jurado no admitir jamás.

Dolores punzantes y desgarradores por lo pasado, arrepentimientos vanos, enmiendas de un instante y reproducciones eternas en la culpa, y un deseo de virtud para lo futuro, un nombre honrado y sin mancillar que poder entregar al hombre que nos pide sinceramente una existencia desnuda de riquezas, mas pródiga en bondades y sensaciones vírgenes.

He aquí las luchas precedidas siempre por los remordimientos que velan nuestro sueño, nuestras esperanzas, nuestras ambiciones.

¡Y todo esto por una debilidad!

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