TÉRMINOS ANESTESIANTES. «SOCIEDAD DEL BIENESTAR»

images-2Yo nunca me aburro porque estoy escuchando continuamente. Siempre hay alguien que tiene algo que decir, y si no es una persona es un libro, o la radio, o el cine. Eso decían los antiguos ancianos, que no se llamaban ancianos, se llamaban la señora Ana, o señor Tomás. La gente pasaba por su lado y esperaba cualquier cosa que pudieran decirles, había una especie de admiración por la libertad que tenían para hablar, la autoridad que mantenían, aunque no fuera real, y toda la experiencia que sacaban en forma de historias.

Hoy en día quedan pocos señores, se han convertido en ancianos acinados en edificios con ventanas de cristales opacos que rodean mesas camillas para tener acceso a un televisor con un volumen tan alto, que los sordos no pueden oír, pero desde luego impide hablar.

Las visitas son obligadas por un resto de conciencia que de vez en cuando aparece y son los visitantes los que gritan algo para preguntar tonterías, como qué tal la comida que os ponen, te ha dolido menos el estómago o has dormido mejor. También van a enseñar el mundo exterior, un nieto nuevo, las fotos de una fiesta o las vacaciones, el mar refrescante, lejos, al otro lado. Ellos se quedan callados y esperan que se vayan preocupados por el horario, pensando en que pronto llegará la cena y un poco después ya estarán en la cama.

Al poco de estar allí se sienten presos de las normas que gritan mujeres y hombres vestidos de blanco y que se dirigen de ellos como Ana, o Tomás, bajándolos de categoría sólo por su edad.

Conocí a una señora que quería morir en su casa y los médicos se negaban a que eso sucediera, la razón era que no podían dar el alta a alguien que no está curado. Era lógico y absurdo al mismo tiempo. La señora, de 100 años, acostumbrada a siempre haber sido libre, logró el milagro de curarse por unas horas, las que tardó en recoger sus cosas y volver a su cama para poder morir libre.

Todavía no estoy preocupada por mi vejez, pero sí por la falta de señores y señoras que nos garantizaban de alguna manera la libertad, ahora la sociedad aparece como una mano negra que convence a todos de que el mal es bueno.

Los señores enfermos tendrán que ir a hospitales o clínicas especializadas en sus enfermedades, a lo mejor, pero nunca a unos sitios llamados Residencias de ancianos, porque los ancianos no existían y son un nuevo invento de la “sociedad del bienestar”.

El bienestar de unos, es decir la falta de responsabilidad, implica no ya el malestar, sino la cárcel para otros.
No pretendo con esto, nada más que cuestionar los términos que nos anestesian emocional y racionalmente.

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5 responses to “TÉRMINOS ANESTESIANTES. «SOCIEDAD DEL BIENESTAR»

  1. Conocí muy bien los sitios que mencionas. Conocí a alguien que padeció esos mismos lugares y que hablaba de los hombres y las mujeres de blanco y de ellos decía: «…se dan una importancia». Tiene mal remedio una sociedad que rechaza a quien ya no le es útil. El jubilado pierde categoría en la medida en que deja de ser productivo para la sociedad, no digamos ya quien no puede valerse por sí mismo. En fin. Mi experiencia es que la gente mayor es fascinante, es la que más sabe porque ha vivido más cosas y sobre todo, sabe que lo que tiene es lo único que hay y cuando puede lo disfruta como nadie.
    Algunos son admirables. Hoy una señora de 77 años se ha llevado a sus dos nietos de doce y quince a subir en piragua, con la que está cayendo por Madrid… «Llevaremos gorras para el sol» ha dicho feliz. Quizás es todo lo que necesitan «gorras para el sol», bueno, digámoslo así…

  2. Para acceder a aquel lugar que ,aunque no es conocido ,viene en los mapas,habia que recorrer una pista sin asfaltar, llena de piedras que al levantarse ,golpeaban los bajos del coche como ,un bombardeo que ,nos hacia cerrar los ojos y rezar para que , alguna averia que,no nos impidiera llegar a la aldea.Una vez conseguido el objetivo ,se abria ante nosotros ,un valle precioso lleno de colores y olores sublimes que ,nos permitia percibir , la paz tan deseada que nos reservaba.En el pueblo ,no habia luz electrica.Solo a la caida de la noche ,una turbina instalada por los «manitas» del pueblo en ,un antiguo molino de grano, lo iluminaba todo con una luz que ,mas que ver ,nos dejaba intuir.Recuerdo al levantarnos ,los lavados de gato ,que haciamos a los peques y que una vez desayunados con ,leche recien ordenada,salian a la calle donde campaban a sus anchas porque ,el peligro que no les dejaba disfrutar durante el curso,alli ,no existia.No teniamos casi ,nada.Comiamos las cosas que ,llevabamos de la «capi» y ,cuando se nos acababan,lo que nos regalaban ,o lo que comprabamos al tendero ambulante que ,subia una vez a la semana llevando en su caravana magica ,un poco de todo .Patatas,repollos,judias ,pollo de corral ,conejos, y que en aquel entorno ,nos sabian a gloria.Lavabamos en el rio ,con una tabla de madera y un jabon»casero» con el que ,nos obsequiaban ,los familiares que, alli vivian.Pasabamos el dia ,recogiendo los frutos silvestres con los que ,la naturaleza ,nos recibia.Nueces,avellanas,moras,arandanos formaban parte de ,nuestra colecta diaria y, con ellos haciamos mermeladas ,que nos hacian recordar ,en invierno ,aquellos momentos inolvidables que ,habian contribuido a llenar nuestro cuerpo de fuerza y ,nuestro espiritu de ,humildad.Pero ,lo mejor del dia ,venia a la caida del sol.Cuando la luz amarillenta ,empezaba a calentar las bombillas ,nos acercabamos a casa de los primos.Alli ,se reunian los ancianos del lugar.Entre el olor del cafe de puchero y,el humo de los pitillos liados a mano ,de los que se desprendian ,hileras de humo que parecian dibujos que ,alguna pluma invisible ,trazaba en el aire,comenzaba el «filandon».Cada uno contaba historias ,reales o leyendas que ,nos mantenian embabados.Grandes y chicos ,nos quedabamos perplejos escuchando relatos a veces ,espeluznantes y otras ,para morirse de risa.Los mayores eran, los que nos mantenian a todos ,flotando en una nebulosa.Como se podia tener ,tanta memoria y expresar vivencias con una maestria tan especial?Pues ,asi era y ,nuestro objetivo no era otro que el de ,hacer ver a nuestros hijos que ,de los mayores ,de los que han vivido,de los que tienen las maletas llenas de recuerdos,de los que aunque ,no hayan ido a la escuela,saben leer el tiempo en las nubes,saben oler la lluvia dependiendo de donde venga el aire,de los que ,saben curarse con medicinas de la naturaleza,de esos que lo han sabido casi todo desde ………….. siempre ,de esos siempre ,hay algo que ,aprender. A ellos ,mi mas respetuoso homenaje.Gracias por vuestra generosidad.

  3. No deberíamos perder la memoria y no darnos cuenta cuanta generosidad, cuanto trabajo y sacrificio nos han regalado nuestros mayores. Muchos ahorrando como hormiguitas todo lo que pudieron para que sus hijos y nietos tuvieran una vida más fácil, más tranquila. Hoy he recordado a Roser esa abuela con la que he compartido tantas tardes felices de charlas en el parque, y con la que me une una gran amistad y admiración mutua. Una mujer de 77 años con 3 hijos y ahora 5 nietos que después de haber trabajado toda la vida 8 horas diarias, cuando por fin le llego la jubilación, se ha dedicado a seguir cuidando de sus hijos diariamente, a través de sus nietos, y sigue reuniéndolos a todos cada domingo alrededor de su mesa. Cuando llega la Navidad, prepara los canelones artesanalmente una semana antes y los congela para tenerlo todo a punto para ese día. ¡Que Grande eres Roser! Debemos respetar, cuidar y venerar a nuestros mayores… tenemos tanto que aprender de ellos.

  4. La vocación y la profesión.

    Ahí radica la diferencia fundamental, en que para determinados funciones sociales, hay que aproximarse lo más posible a aquella y alejarme del todo de esta. Así, nos encontramos con muchas personas religiosas que entregan su vida y a sí mismas con la esperanza de la otra vida; pero aún separados del sentimiento religioso, la entrega nunca se queda sin recompensa, para el que la hace fundamentalmente, y su efecto multiplicador se eleva por encima del ciento por uno.

    Mirad la definición que de ambas da la R.A.E.
    vocación:
    (Del lat. vocatĭo, -ōnis, acción de llamar).
    1. f. Inspiración con que Dios llama a algún estado, especialmente al de religión.
    2. f. advocación.
    3. f. coloq. Inclinación a cualquier estado, profesión o carrera.

    profesión:
    (Del lat. professĭo, -ōnis).
    1. f. Acción y efecto de profesar.
    2. f. Ceremonia eclesiástica en que alguien profesa en una orden religiosa.
    3. f. Empleo, facultad u oficio que alguien ejerce y por el que percibe una retribución.

    Y la entrega no es retribuible, no del modo en que se entiende en esta sociedad del consumo, el olvido y la insolidaridad.

    En todo caso, tampoco nos podemos llevar por la generalización en sentido inverso, aún siendo cierto lo que dice María sobre la fascinación, y Ana sobre la generosidad, y Ava sobre la grandeza; todas esas magníficas calificaciones no se aprenden con la edad. Hace dos días me pasó lo que os voy a contar a continuación, y cuyo relato llamaré: LA GARROTA.

    Paseaban delante de mí, y me entretuve un rato en mirar como avanzaban por la acera, ambos eran nonagenarios e iban enganchados del brazo, ella aún con un floreado vestido, él de oscuro y apoyado además del brazo de ella, en una garrota. Empezaron a levantar la voz y supuse que iban discutiendo, yo seguí de cerca sus pasos; en un momento, el se separó de ella blandiendo la garrota en gesto amenazante, y en ese momento me puse delante de él mirándole a los ojos. Nos miraba con odio, ora apuntándola a ella con la garrota, ora a mí, con la misma rabia. Yo guardaba silencio y él en un momento cerró los ojos -como mirándose a si mismo- y se puso a llorar. Yo avancé por la acera, llorando también, y me marché.

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