TODOS NOSOTROS

raymondcarver00TODOS NOSOTROS
Raymond Carver
Traducción y prólogo: Jaime Priede
Edición bilingüe
Bartleby Editores

Si la literatura es un espejo donde podemos mirarnos, aquí vemos nuestra obsesión última, la que todos compartimos, sentirnos amados sobre la tierra, una necesidad que tapamos con entretenimientos y que el poeta descubre y pone encima de la mesa.

El hombre que se observa en su intento de salir de la debilidad que le ha producido el amor “a golpes”, “vaciando vaso tras vaso”.

El triunfo de la creatividad sobre el peso de una vida sin salida.

La necesidad de salvar al niño que no se ha sentido querido. Empezar de cero una y otra vez.

LOS CISNES DE HARLEY

Lo estoy intentando de nuevo. Un hombre tiene que empezar de cero una y otra vez. Intentar pensar y sentir sólo en un espacio muy concreto, la casa del a calle, el hombre de la esquina del drugstore…
(SHERWOOD ANDERSON, de una carta)

Anderson, pensé en ti esta tarde mientras perdía
el tiempo frente al drugstore.
Agarrado al sombrero por el viento y buscando
calle abajo con la mirada mi juventud. Me acordé de mi padre
cuando me llevaba a cortar el pelo –

aquel estante de la pared lleno de cornamentas
junto al calendario con la foto de una trucha
arcoiris que brillaba saliendo del agua
con un anzuelo en la boca. Mi madre.
Cuando me llevaba a escoger la ropa
para el colegio. Aquellos momentos embarazosos
porque necesitaba comprar en tiendas de adultos
debido a mi talla de pantalones y camisas.
Nadie, por entonces, que me quisiera,
el chico más gordo de la manzana, excepto mis padres.

Dejé de mirar y entré.
Cuando puse bajo el grifo del sifón la coca-cola
tuve una especie de revelación.
Esa parte siempre es fácil.
Lo duro es lo que viene luego.
No me acordé más de ti, Anderson.
Viniste y te fuiste en un instante.
Me acordé, allí junto al grifo del sifón,
de los cisnes de Harley. No sé cómo llegaron
hasta allí. Pero una mañana que conducía
su autobús escolar por la carretera principal
se encontró con 21 cisnes recién llegados
de Canadá. Sobre una charca
en el terreno de una granja. Acercó el autobús
hasta el stop y tanto él como los escolares
los observaron durante un rato y se sintieron bien.

Terminé la coca-cola y conduje de vuelta a casa.
Casi había oscurecido del todo. La casa
vacía y en silencio. Así es como
siempre quise que estuviera.
El viento había soplado mucho todo el día.

Alejando o acercando las cosas.
Pero aún esa sensación de vergüenza y de pérdida.
Aunque el viento haya cesado ahora
Y esté a punto de salir la luna, como
las demás noches.
Estoy aquí, en mi casa. Y quiero intentarlo de nuevo.
Tú lo entiendes mejor que nadie. Anderson.

HARLEY’S SWANS

I´m trying again. A man has to begin/ over ando ver – try to think and feel/ only in a very limited field, the house/ on the street, the mana t the corner drug store…/ (SHERWOOD ANDERSON, from a letter) //
Anderson, I thought of you when I loitered/ in front of the drug sotre this afternoon. / Held onto my hat in the wind and looked down / the street for my boyhood. Remembered my dad / taking me to get haircuts- // that rack of antlers munted on a wall / next to de calendar picture of a rainbow / trout leaping clear of the water / with a hook in its jaw. My mother. / How she went with me to pick out / school clothes. That part embarrasing / Because I hended to shop in men´s wear / for man-sized pants and shirts. / Nobody, then, who loved me, / the fattest kid on the block, except my parents. // So I quit looking and went incide. / Had a Coke at the soda fountain / where I gave some thought to betrayal. / How that part always come easy. / it was what came alter that was hard. / I didn´t think about you anymore, Anderson. / You´d come and gone in an instant. / But I remembered, there at the fountaine. / Harley´s swans. How they got there / I don´t know. But one morning he was taking / his school bus along a country road / when he came across 21 of them just down / from Canadá. Out on this pond / in a farmer´s field. He brought his school bus / to a stop, and then, he and his grade-schoolers / just looked at them for a while and felt good. // I finished the Coke and drove home. / it was more dar know. The house / quite and empty. The way / I always thought I wanted I wanted it to be. / The wind blew hard all day. / Blew everything Hawai, or nearly. / But still this feeling of shame and loss. / Even though the wind ought tol ay now / and the moon come out soon, if this is / anything like the others nights. / I´m here inthe house. And I want to try again. / You, of all people, Anderson, can understand.

Raymond Carver fue alcohólico hasta los últimos diez años de su vida. Su padre era alcohólico, su hermano y su hija. Es famosa su sentencia, “nunca escribí una frase que mereciese la pena mientras estaba bajo la influencia del alcohol”.

Este es uno de los temas que se repite a lo largo de todo el libro, el alcoholismo como una forma de debilidad, un detonante de la violencia y una anestesia ante la vida para acabar en un no hacer nada.

Cuando se leen estos poemas, se puede sentir la vida americana desgajada de todo, la vida fantasmal del americano de baja condición social que parece no tener una existencia real. Sin más objetivo que traer dinero diario para sustentar familias construidas por azar, donde los cambios de lugar son constantes, mientras que el cambio personal parece imposible. Hay un peso que cae sobre el individuo, que siendo aparentemente libre, participa de una inmovilidad angustiante.
Carver es famoso por su manera de coger objetos cotidianos y convertirlos en protagonistas. Hay un poema dedicado al coche, magnífico, donde sólo numera momentos y circunstancias a lo largo de su vida que tuvieron que ver con un coche. Y de verdad, la suma de todos estos momentos, es una vida, el coche con el limpiaparabrisas partido, el coche que perdió una biela, el coche sin frenos. El coche aparece como un espejo de la vida o una cartilla de movimientos.
Pero lo que me parece más interesante es la simplicidad con la que cuenta la verdad de el personaje que ha hecho de sí mismo. Después de todo, su vida ha sido un intento de serntirse querido, respondía a una necesidad de verse acompañado y el problema es que el que no se siente querido no es querido, de manera que la parálisis, en este caso en forma de alcohol, es la única forma posible de estar en el mundo.

Y aquí es cuando, la creatividad, en su caso, la escritura, le lleva a poner palabras al monstruo, al fantasma del niño más gordo de la manzana, a nombrarlo y compararlo y hasta compadecerse de él y así, en su vida real encuentra a una mujer que lo quiere y le da espacio para vivir, pero no como caída del cielo, sino como una consecuencia de su empezar de cero una y otra vez. Como poeta canta su salvación, también en este libro están estos poemas, y puede escribir al final el que llama fragmento tardío antes de morir, pienso que es maravilloso que sólo sea un fragmento y a la vez tardío.

ÚLTIMO FRAGMENTO

¿Y conseguiste lo que
querías en esta vida?
Lo conseguí.
¿Y qué querías?
Considerarme amado, sentirme
amado sobre la tierra.

LATE FRAGMENT
And did you get what / you wanted from this life, even so? / I did. / And what did you want? / To call my self beloved, to feel my self / beloved on the earth.

Si la literatura es un espejo donde podemos mirarnos, aquí vemos nuestra obsesión última, la que todos compartimos, sentirnos amados sobre la tierra, una necesidad que tapamos con entretenimientos y que el poeta descubre y pone encima de la mesa.

Biografía de Raymond Carver

Bartleby Editores. Agradecemos sus ediciones bilingües

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4 responses to “TODOS NOSOTROS

  1. Lo ha definido usted perfectamente, milady. Tapamos la necesidad de sentirnos queridos con entretenimiento. Precioso. Gracias por el pensamiento mañanero. Besitos

  2. Hoy al despertar me ha parecido un día radiante, de los radiantes por dentro, y leyendo los textos de R. Carver no podía sino ver lo positivo, y perdón por no haber visto ninguna necesidad de salvar a niño alguno que no se ha sentido querido, porque a él le querían sus padres.
    Así ha sido desde siempre, el amor que se nos otorga como un don y que, a veces, somos capaces de extender… por lo tanto no se trata, según yo lo veo, de «considerarse amado, sentirse amado sobre la tierra», como nos dice Raymond en su último fragmento, sino de amar.
    Amar, como escribía Álvaro en otro comentario de esta misma página, es dar sombra al caminante cansado, es dar cobijo al peregrino y alimentar, con los frutos del árbol, a los demás.
    De manera que, querida Silvia, hay algunos que no estamos en la obsesión última de sentirnos amados, sino en la de amar. Se entiende mucho mejor cuando se es madre, o padre, el amor así entendido, el amor piramidal, que se recibe sin merecerlo y se entrega con generosidad absoluta, y sin esperar siquiera correspondencia.

  3. Leyendo mi comentario anterior, parece que me ha quedado muy «evangélico», pero es verdad que siento que no hay desventura mas grande que el desamor, pero no cuando no se siente el amor de los demás hacia uno mismo, sino cuando se siente la incapacidad de darlo a los demás. En fin.

  4. La verdad, Fabián, es que dentro de unos días pondré un post sobre el amor, basado en un libro de Scheler, que me ha hecho preguntarme: esa energía, ¿de dónde viene? No tengo respuesta, por ahora.
    Con respecto a dar, por supuesto, pero he visto que hay personas que no se sienten libres hasta que se sienten queridas, o resuelven el tema de no haberse sentido queridas, de manera que no están muy sueltas en el dar.
    Gracias por tus comentarios, como siempre.

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