UN DÍA FESTIVO EN HONOR A LA LITERATURA. AS LETRAS GALEGAS
En Galicia hoy es un día festivo, la gente no trabaja y los niños no van al colegio. El motivo de la festividad es conmemorar a un escritor que lleve más de 10 años muerto y que tenga al menos una obra importante publicada en gallego. La primera vez que empezó esta celebración fue en 1963, de manera que ya han sido conmemorados 47 autores.
Tener un día festivo para celebrar la literatura parece algo increíble. Tiene que ver con valorar al poeta coma creador de un pueblo. Quizás en este caso sea una influencia celta. También tiene que ver con reconocerse y repensarse, tema fundamental para actuar con conciencia. Y el caracter oficial de estas celebraciones lleva consigo la obligación de que los niños lean, escriban, investiguen. Unas semanas antes se prepara todo, también la música colabora y se mezcla con la poesía, o el teatro de donde saca sus textos. Es una celebración que moviliza la vida artística.
El comienzo de esta especie de celebración de la literatura fue en 1963, cuando en la Real Academia Galega decidieron instaurar un día al año con carácter permanente. Para conseguirlo tenían que convencer a un ministerio de información y turismo de un país empeñado en que sólo se hablara castellano. Lo consiguieron y sintetizo las razones que alegaron, que me parecen completamente actuales y que resumen muy bien el papel de la literatura en una sociedad.
La idea de instituir este día la recogieron los académicos basándose en la conveniencia de reconsiderar el mensaje transmitido en una obra literaria. Veían la necesidad de organizar actos conmemorativos para reactualizar en la conciencia de las gentes el acento de ese mensaje. Para eso lo mejor era conseguir declarar una jornada oficial para honrar nuestros libros. «Nadie desconoce que el libro tiene una fuerza simbólica extraordinaria y que es la muestra más reveladora del nivel cultural de los pueblos», de ahí el necesario afán de difundirlos y abrir caminos para ensanchar el campo de sus lectores. Esta propuesta había que presentarla como nota oficial y tenía que ser amparada por los centros culturales de Galicia y los centros gallegos del mundo.
De manera casi milagrosa, tuvieron éxito. Gracias a ello la realidad es que cualquier persona, sin esfuerzo, tiene acceso a conocer su realidad, los puntos de vista diferentes desde los que han visto su realidad, los anhelos de gente de su pueblo que han querido cambiar esa realidad, las críticas, las alabanzas, es decir, verse en el espejo de sus poetas.
Que un pueblo se vea en el espejo de sus poetas es motivo de orgullo para todos, pertenezcan o no a ese pueblo; que a siete mil kilómetros de distancia me lo pueda encontrar, en medio de la selva de una isla perdida, es una maravilla de la técnica; como lo es que me pueda encontrar con estas páginas perdidas después de tantos meses.
Aquí la fiesta frente a lo que pasa en Galicia, es que la gente trabaje y los niños vayan al colegio… lo cual no siempre es posible. Pero aquí, como allí, sienten la poesía y a sus poetas unidos al pueblo y así tienen llena de mensajes poéticos la «praza des mães» y las paredes de las casas, con ese actuar en consciencia que aquí puede resultar revolucionario.
Muchas felicidades a los gallegos, muchas a todas las personas nacidas en Galicia que pueblan los más remotos lugares del planeta, muchas a todos y todas los que amaís la literatura, porque su fiesta es la de todos.
Sigo con el comentario del otro día. Así dice el texto copiado de una pared de una empinada cuesta cerca de la playa: «Gosto de ver un homem orgulhar-se do lugar en que vive, e viver de tal modo que todos se orgulhem dele» (Abraham Lincoln). Pura poesía.
No soy gallego, pero si lo fuera lucharía por mantener una lengua que ha dado una cultura popular tan humana y abierta.