La guerra a la consciencia. Conseguir ciudadanos rasos.


La consciencia es la capacidad del ser humano de percibir la realidad y reconocerse en ella. Así que parece un tema importante porque si dejamos de percibir la realidad o no podemos reconocernos en ella, estamos solos, solos, solos. Y la verdad es que no somos ni siquiera conscientes de nuestra falta de consciencia.

Llegamos a preguntarnos si una violación es una violación y convertimos un juicio en el que hay un cuerpo vivo por medio en una disertación acerca del ordenamiento jurídico. ¿Dónde está la realidad? Empezamos a hacer niños a la carta, clonamos animales de compañía para que sus dueños no sufran la pérdida, construimos infancias sin sufrimiento. ¿Dónde está la realidad? Si tomáramos una a una las noticias de cualquier periódico, tendríamos que hacernos esa pregunta: ¿Dónde está la realidad? Estamos tan acostumbrados a identificar las imágenes, las leyes o los tratados con la realidad que nos hemos olvidado de lo que significa estar en el mundo, de nuestra obligación de crearlo.

He hablado muchas veces con artistas acerca de volver al planeta tierra después de escribir o tocar un instrumento, componer… Es un dolor inmenso. Una amiga, intérprete de violín dice que es parecido a las naves que van al espacio: cruzan la atmósfera, flotan tranquilamente en él y después tienen que volver a atravesar esa atmósfera en un viaje a vida o muerte. Sí, es exactamente eso. Pero, ¿cuál es la diferencia abismal entre ese espacio sin gravedad y la tierra? En el espacio creativo no hay leyes físicas ni humanas que nos condicionen. Es un mundo de libertad al que queremos ir una y otra vez los que lo conocemos, precisamente por eso. El otro mundo, sin embargo, el físico, aquel en el que nos tenemos que mover para crear una vida, está lleno de leyes a las que tenemos que adaptarnos, en realidad una complicación, porque cualquier cosa que hagamos tendrá influencia en otros y en nosotros mismos. Eso es lo que duele o cuesta después de un viaje de libertad por la literatura, la música, el arte en general.

¿Cuál es el problema de no ser consciente de esos condicionamientos para vivir? Que dejas de percibir la realidad y percibirte a ti mismo como real. Y cuando hablamos de soledad ahora mismo, no estamos hablando de una soledad física, sino de una sensación de falta de realidad, por no tener, no nos tenemos ni a nosotros mismos.

Hay tres tipos de consciencia que hoy en día, después de todo lo que nos ha pasado: guerras, descubrimientos científicos y cambios sociales podemos reconocer como fundamentales:

Soy un ADN
No vivo solo
Estoy en un medio
Voy a morir

Estos cuatro condicionamientos: mi cuerpo, los otros, el espacio y el tiempo son compartidos por todos y son suficientes para empezar a aumentar nuestra consciencia.

Soy un ADN en desarrollo, distinto, diferente, con unas particularidades. Y no soy una mente metida en un ADN, soy ese ADN. Es decir, mi estatura, mis ojos, mi nariz, mi inteligencia, eso soy yo y eso me hace único y diferente. No tiene que ser la sociedad la que me diga si mi ADN es bueno o malo, tengo que ser yo el consciente de quién soy para, por lo menos, no ir en contra de mí mismo porque un supermercado quiera vender una serie de productos dietéticos o una cadena de televisión quiera tener miles de seguidores en una serie en la que su protagonista es un hombre que triunfa en los negocios, o una cadena de ropa quiera vender un tipo de ropa determinado. Tenemos que ser conscientes de que actuamos muchas veces en contra de lo que somos porque estamos vendidos al deseo de otros. Y hemos aceptado eso como bueno, hemos aceptado la manipulación de los ciudadanos para que todos sean iguales y respondan al patrón que pueda funcionar en el mercado.

No vivo solo, aunque quiera, aunque me encierre bajo llave en una casa. No podemos evitar nacer de otros, ser cuidados por otros, necesitar a otros para tener más hijos y cumplir nuestros deseos. La relación con esos otros, que son otro ADN diferente y que también están manipulados para que sean igual que yo, es difícil. Sería fácil si nos aceptáramos como diferentes, porque entonces los aceptaríamos a ellos también como diferentes, veríamos que tienen otras necesidades porque tienen otra estatura, otro tipo de inteligencia, otra forma de sentir. Intentaríamos tener una conversación de verdad en la que no coincidimos, sino que escuchamos otro punto de vista y lo interiorizamos para evolucionar en nuestra forma de estar en el mundo.

Voy a morir y es exactamente lo único que sé a ciencia cierta. No elegimos vivir, llegamos de repente, pero, aunque no elegimos morir, sí sabemos que va a ocurrir y eso nos lleva a sentir como humanos, no como animales. La consciencia de nuestra muerte tiene que ver con el tiempo y sobre todo, con la intensidad de la vida. En toda esa manipulación necesaria para igualarnos, no en derechos precisamente, y romper la conversación, el primer paso es convertir nuestra vida en lo más aburrida posible, en lo menos consciente que se pueda.

Seguirá…, con un gran tema. Primer elemento de manipulación con respecto al arte: Todo vale. Todo es bueno. Si le gusta a alguien, es bueno. No hay obras buenas y malas. La lectura es completamente subjetiva. Frases en apariencia completamente democráticas, perfectas para crear el ciudadano raso.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *