EJERCICIO DE CREACIÓN LITERARIA. RELACIONES. EL AMOR

images-3El amor es un tema recurrente en la Literatura, como se ha comentado, más el desamor que el amor. La palabra desamor a mí me parece que crea mucha confusión, es decir, que no existe el desamor, lo que existe es confundir la pasión, la necesidad, la invención de realidad y miles de situaciones que se pueden dar con el amor y de repente la mentira se cae y se le llama desamor, pero en realidad no hay “des”, porque nunca ha habido amor.

Mi planteamiento para este ejercicio es “El amor es de dos o no es amor”. Uno puede querer mucho a alguien, puede sentir una gran pasión, puede desear, miles de fórmulas, pero si el otro no siente lo mismo, no puede amar. La verdad es que es tremendo que alguien sienta que no tiene espacio para poder amar, peor es así. La característica fundamental de amor es que se dé en dos a la vez, de manera que el amor, hay que poder imaginarlo para que se dé, pero por otro lado no depende de nosotros exactamente, nos necesita, pero excede nuestro ámbito. Así que el ejercicio, que nunca es crear un texto literario, es sólo hacer un ejercicio, que no asuste, consiste en:

Primero) Elegir una pareja que no funcione o que no haya funcionado.
Segundo) pensar en por qué no ha funcionado, si había amor o era otra cosa.

También se puede hacer otro:
Primero) pensar en alguien al que se ha querido sin ser correspondido.
Segundo) Apuntar qué emociones surgían de esa situación.
Tercero) pensar si era posible amar.

El otro día vi una película que no me gustó mucho, pero tenía un punto interesante. Revolutonary Road. Al principio, hay flechazo, ella quiere ser actriz, él es estibador. Ella le pregunta pero qué eres. De verdad, estibador. ¿Pero qué quieres ser?, dice ella necesitando que sea otra cosa. Si lo supiera, ya no tendría una conversación interesante, contesta él. Y sobre esa frase, construye ella una relación. Sólo tiene esa frase. Y al final, cuando ella no consigue que sea otra cosa que vendedor, le hace un desayuno de mujer de vendedor, se da cuenta de lo feliz que lo hace, le pregunta sobre el producto que vende, él llega a dibujarlo con emoción y ella ya no tiene dudas, él es un vendedor y le gusta ser vendedor. Todo esto estaba en la primera conversación que habían tenido, pero ella prefirió quedarse con una frase, interpretarla como le gustaba y hacer infeliz a alguien que no tiene nada que ver con el personaje inventado.

En fin, esto se da mucho. A él ella le gusta como es, aunque le gustaría más equilibrada, pero ella no le corresponde, está enamorada de un personaje que cree que algún día llegará. De todas formas a él también le enamora sentirse el personaje que ella inventa.

Como todo lo que estamos hablando, ninguna de estas situaciones se da con conciencia, el escritor tiene que desvelarlas.

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34 responses to “EJERCICIO DE CREACIÓN LITERARIA. RELACIONES. EL AMOR

  1. La Toscana, él hace fotos todo el tiempo para el recuerdo, pero sobre todo para enseñarlas a los demás. Ella lo único que quiere es que él la mire, le pase los brazos por los hombros, la acompañe, esté pendiente de ella. El le dedica ratos por la noche, el día es todo suyo, de él. Ella recuerda la noche y quiere que continúe, mirar los paisajes con él. Hacerse guiños. ¿Son tiempos distintos los de él y ella? o simplemente ¿nunca se entendieron?

  2. Esta semana me quedo sin ejercicio; y me quedo sin ejercicio porque el planteamiento inicial de que “el amor es de dos o no es amor” está en los antípodas de mis sentimientos, de lo que siempre he defendido, de lo que creo que es la realidad,… ahora no tengo mucho tiempo para contar cual es la teoría y espero poder desarrollarla mas adelante, pero y aunque solo sirva como píldora: el amor es suficiente en sí mismo, de manera que no necesita nada más.
    Hace algunas semanas comentabamos en estas mismas páginas, porque una madre ama al hijo criminal o asesino, mas que al que se hizo sacerdote, a propósito de la entrevista a William Faulkner.
    No entraré en el terreno religioso, pero quienes lo son defienden con ahínco que el amor de su dios, se da de un modo gratuíto, generoso y sin contrapartidas, porque sí.
    Ahora bien, es verdad que el amor, algunas veces es compartido entre dos, entonces es algo así como rozar el cielo con la yema de los dedos, conseguir la luna, formar parte de la quimera… pero eso no quita el espacio al amor. Seguiré en otro momento, y como no puedo hacer el ejercicio utilizaré vuestros comentarios para participar.
    Aprovecho hoy para empezar por el de Paula, La Toscana: ella el quiere a él, él no la quiere a ella, porque solo llena los huecos que le dejan el resto de los avatares. Pero no debemos, no podemos pensar que el amor de ella no es amor, porque él solo se distraiga.

  3. Tiene razón Fabián, tenía que especificar el amor de pareja. El amor de dos es de dos. Uno por su cuenta puede dar todo el amor del mundo. Y cuando hablo de amor de dos no me refiero a pedir nada a cambio, me refiero a que su existencia no depende de uno solo.

  4. Silvia,
    a mi que me encanta estar de acuerdo contigo, que habitualmente considero que tus letras son como la música que amansa las fieras que se encabritan (nos encabritamos) en estas páginas, me duele que por una vez no piense, mejor, no sienta igual que tu.
    Tenemos la costumbre de poner adjetivos al amor, y así lo llamamos amor maternal, amor filial, amor profesional, amor fraterno, amor espiritual,amor de pareja como dices tu, … vanas pretenciones, el amor se explica en si mismo y no necesita añadidos; creo que también en estas páginas he dicho antes que el amor es un don, y por tanto, gratuitamente se recibe y gratuitamente se entrega.
    Así, según lo entiendo, su existencia si depende de uno solo, y solo admitiría que “su existencia no depende de uno solo”, como me dices, como nos dices, en el sentido que uno lo da y otro u otros lo reciben, y hay acaba el asunto.
    En pareja el amor es lo mas parecido al caos. Cuando irrumpe lo transforma todo, pero no en los dos al tiempo, o por lo menos al mismo tiempo, sino que cuando uno ha completado el ciclo, el otro aún está en los inicios. Así el amor que transmite el amigo del viento, cuando lo recibe la partidaria de la brisa, se noquea, lo asimila, lo entiende, lo abraza, lo interioriza… y el viento está ya lejos, en otro sitio. No siempre es así, a veces hay una compenetración maravillosa y todos tenemos ejemplos históricos en la retina, que son como las excepciones que confirman la regla.
    Silvia, he intentado con este y otros asuntos de estas mismas páginas hacer borradores, o al menos guiones que me acompañen cuando escribo: imposible; solo soy capaz de escribir poniendo una letra tras otra, en esta ventana que nos ofrecen… y ahora tengo la impresión que lejos de aportar algo de claridad lo he dejado todo mucho mas enmarañado. Así soy, como el amor; como el amor “en pareja”, como el caos.

  5. Perdona Fabián pero no estoy nada de acuerdo contigo, el amor entre dos personas no tiene nada de caos, aunque si es verdad que tiene el poder de transformarlo casi todo. Ninguna otra percepción adorna más a una persona que el amor. Estar enamorado significa pasar por alto los defectos o no preocuparse por ellos, significa otorgar pautas muy diferentes a nosotros mismos y a la persona a quien amamos. Yo creo que es un sentimiento muy potente, es la fuerza que más y mejor mueve el mundo. Todos deseamos ser felices en nuestro paso por la tierra y eso lo consigues a través del amor. Cuando estas enamorado y eres correspondido te llenas de una energía que te traspasa y deseas ofrecer a los demás. Y aún cuando se termina por infinitas causas y se da paso la tristeza y la nostalgia, habrá merecido la pena haberlo vivido. Tal y como dijo Goethe “algunos sorbos de la copa del amor son los que hacen que toda la lucha en esta tierra valga la pena”.
    Silvia, aunque este no es el ejercicio que proponías, quiero aprovechar para felicitarte por esta magnifica web llena de contenidos culturales.

  6. Mi ejercicio de creación literaria sobre el amor es el comentario de Fabián:
    “….Así soy, como el amor; como el amor “en pareja”, como el caos.”
    Si cogemos su narrador/personaje vemos como su visión de la pareja es el caos. No es un espacio de construcción de sentido, dónde el otro ocupa un lugar.
    Es más el otro/otra no aparece por ningún lado salvo como un excepción que confirma la regla de su caos.
    La ventaja del caos es que no te exige porque es ingobernable. Es una fuerza superior que todo lo arrastra y es una excusa perfecta para la no vinculación.
    La vinculación es el territorio de lo compartido, dónde te obligas a ordenar el caos para que lo que sientes tenga sentido.
    ¿Por que lo llaman caos cuando quieren decir pasión?… y la pasión si es algo es destrucción y de la buena….
    Espero de corazón que Fabián, con quién no tengo el gusto, más que de leerle, no se enfade.
    Tu discurso me parece valiente y sincero y considero placer y una suerte poder hablar con gente como tú.

  7. Ava,
    no tengo nada que perdonarte, no tenemos nada que perdonarnos por no estar de acuerdo; al contrario, de la mano de la pluralidad, de la riqueza de opiniones o sentimientos, de la variedad, de la inuniformidad,… a veces, viene la luz. Y a la luz de lo que contemplo veo que el amor no “tiene el poder de transformar” casi nada, si acaso nuestra percepción de la realidad, lo que nos inutiliza para cambiarla; el amor es re-vo-lu-cio-na-rio, el amor es capaz de construir una casa nueva, pero para habitarla hay que hacerlo desnudo, y de ahí se derivan los problemas, estamos tan cargados de equipaje, son tan numerosas nuestras maletas, que vamos metiendo nuestras posesiones en esa casa nueva y no cabemos nosotros.
    Tengo la creencia, de que la fuerza que mas mueve al mundo, es la economía; compro el periodico todos los dias y las noticias que leo tienen que ver con la economía, oigo los informativos y solo me hablan del reparto del dinero, veo los noticiarios en la televisión y todas las informaciones tienen que ver con el vil metal.
    Silvestre,
    contigo estoy de acuerdo en casi todo, no el que el caos por ingobernable no es exigente; el caos cuando surge de la pasión arrebatadora del amor exige dosis importantísimas de compromiso, pero solo con el amor mismo. Una pasión vinculante, aún mas, casi diría que esclavizante, porque nos aboca directamente a la entrega.
    No me enfado, Silvestre, no lo puedo hacer con alguien, que expone sus sentimientos, según lo veo, con sabiduría y ponderación; con ternura y sinceridad; con respeto y buen gusto por la escritura.
    Un placer también para mi.

  8. Yo creo que lo que Silvestre quería decir y no se atreve, es que el personaje del texto de Fabián lo que le gusta es el sexo, mucho y muy caótico, cuato más mejor, sexo a mansalva.
    El lo camufla de caos y de compromiso con el amor mismo… pedazo de jeta hay que tener para decir eso y pretender que cuele… bueno seguro que él se lo cree.
    En cualquier caso su pasión por el caos es digna de elogio, hay que tener mucha energia y “compromiso” para estar dándole a la zambomba todo el día.

  9. ¿Jeta dices, Ibrahim, pedazo de jeta?
    ¿Pero la jeta no es el hocico del cerdo?
    Y si lo es ¿no es ese un animal impuro?
    No sé si para ti esto ha sido una irreverencia o una blasfemia, pero traer al cerdo aquí, por los pelos, en medio de esta “amorosa discusión” , no me parece una decisión muy afortunada. O quizás si; y yo solo me estoy defendiendo de tus acerados comentarios, y tu puede que tengas razón.

  10. Fabián, ¡claro que no tenemos nada que perdonarnos! era solo una forma respetuosa de empezar. Y tengo que empezar ahora diciendote que yo creo que el amor es revolucionario cuando, entre varias personas- cuantas más mejor- quieran cambiar lo que esta estipulado, el sistema, la manera de gobernar o el reparto del vil metal (como dices tú) de una manera más justa.
    Es cierto que el dinero mueve también el mundo con fuerza, pero se nos ha hecho necesario para vivir, y si no que se lo pregunten a los que no lo tienen.
    Aunque quizás estaria bien eliminarlo y volver a la epoca del trueque. De todas formas, yo me referia al amor romantico. Un abrazo respetuoso y cariñoso.

  11. El amor verdadero, sin adjetivos, es ser feliz con la felicidad del otro, tasar la autorealización en la realización de la otra persona como tal. Es decir, buscar siempre el bien del otro. Entendido así se explica que una buena madre pueda castigar a un hijo o que sea un acto final de amor verdadero dejar a una persona a la que un buen día nos damos cuenta que solo estábamos utilizando para provecho propio o como espejo (espejito), devolviéndole su dignidad y recuperando parte de la nuestra, reconocida justamente a través del amor que nos tiene, de la contemplación de su sacrificio sin contrapartida.
    Otro tema es que en el amor de pareja influye el factor atávico de la conservación y mejora de la especie y los mecanismos ancestrales e involuntarios de preselección (en especial por parte de la mujer, por ser la que más arriesgaba en el apareamiento). De hecho la visión del amor romántico es exclusivamente desde un enfoque femenino, la de la literatura y las canciones , siendo el cénit El Príncipe azul, pero que dada su escasez y que tienen otros intereses, se ha hecho la versión popular, a modo de premio de consolación, de “la media naranja”. Esto mejor otro día, quedaos con el primer párrafo que haría, a mi modo de ver, compatible lo que decís tanto Fabian como Silvia.
    Aprovecho para felicitarte por el site.

  12. Querido Abe Lardo, ese amor rómantico que tu dices es el amor es el que volvió loco a Don Quijote que no paraba de leer novelas y no precisamente desde “un enfoque exclusivamente femenino.”

    De echo el origen de la novela moderna, como la entendemos ahora, empieza con el Chrétien de Troyes que recoge la tradicíon oral celta y bretona y la empapa de cristianismo.

    El amor romántico es básicamente una construcción masculina de aspiración y conquista del objeto deseado, que se queda un poco cojo cuando despues de conquistar se dedica a ver la tele.

  13. Gracias Juan Bosco, ya me temía que la primera parte de mi escrito no despertaría mucho interés.

    Cuando el hombre quería conquistar la luna no se centró en sus deseos (qué nave sería más confortable o que trajes le quedarían mejor o serían más cómodos), tuvo que adaptarse a las exigencias y condiciones del medio a conquistar y apañarselas para salir ileso .
    Los deseos del hombre atávico es esparcir sus genes al mayor número posible de mujeres (por eso muchas veces después de la conquista se pone a ver la tele, pierde el interés).
    El romance es un filtro contra los teleadictos. La habilidad en el mecanismo que activa la aceptación por parte de la mujer , de adptarse a su medio y condiciones, es una ventaja para el hombre que la posea de cara a las mujeres.
    En todo caso insisto en que reducir el amor al romance es algo grotesco, centrarse sólo en la emoción lleva a demasiados errores, y más cuando estas emociones tienen su origen en unas condiciones de vida primitivas y obsoletas a día de hoy.

    Un saludo

  14. Que tres primeras palabras tan poco afortunadas, nos dice nuestro Dardo
    -que esta vez no da en la palabra como hiciera Lázaro Carreter- y nos dice al inicio de su intervención: El amor verdadero… porque si el amor, en eso estamos de acuerdo no puede tener adjetivos, ponerle “verdadero” es un fatal despropósito.

    Pero es que, además, parece que ese amor es el que lleva la madre al castigo, y al amante al abandono… no, hijo no, la madre buena nunca castiga, y el amante nunca abandona, y no abandona porque no puede abandonar, porque el amante solo puede estar entregado, así es el amor.

    Y luego, Dardo, insiste en la animalidad de la perpetuación de la especie, del esparcimiento de los genes (¿los genes se esparcen?), los principes azules y las medias naranjas y esto ya parece una broma… como conquistar la luna, ¿qué hombres han conquistado la luna?.

    Y a pesar de todo, estoy muy cerca de ti, querido Dardo, en casi todo, yo mismo podría haber escrito, de haber sabido hacerlo como tú, estas mismas cosas. Todas estas cosas menos lo de la emoción, que aquí mezclada con el romance y no digamos con el amor, es un sinsentido porque pertenecen a planos distintos… yo mismo, con todo lo cínico que soy, me emociono con algunos anuncios televisivos. Porque sí, ya abandoné la cuba, he vuelto de África y veo la tele.

  15. Sr. Laercio, usted si que ha conseguido emocionarme. Agradezco sus finas observaciones sobre mis contradicciones lingüisticas, se nota que es usted muy leído . En un taller literario como este no vale que me justifique con la cita de mi difunto abuelo :”todo está bien dicho si te entienden”.
    Sustituya “amor verdadero” por “lo común al amor, sin adjetivos” (por ejemplo, aunque seguramente a usted se le ocurrirá algo más preciso, sutil y adecuado).
    Por otro lado lamento que no disfrutase en su infancia de la enriquecedora experiencia de intentar escapar de la famosa “zapatilla materna”. No digo más porque va a pensar que tengo algo contra los métodos educativos con los que se educa a la juventud en nuestros dias. Además usted me ha caído muy simpático, sinceramente, y no quiero que se me enfade o alborote…aunque se autocalifique de cínico se le ve muy buen fondo.

    Lo del abandono iba referido al argumento del filme que nos proponía Silvia. Abandona la amada, la del espejo, ante la contemplación de la entrega -como bien dice usted- del amante, y eso, en definitiva, también es un gesto de amor.

    No me apriete demasiado en la esgrima lingüística, bastante hago con atreverme a escribir en un site tan refinado como este (teniendo en cuenta lo primitivo que soy). Lo de “esparcir” era un símil agrícola , homenaje inconsiente a mis humildes progenitores y sus ancestros, de origen rupestre y algo mesetarios.
    Estamos de acuerdo en que lo de la luna fue solo un pequeño paso para Amstrong (7 tours?), y que la “conquista” o logro fue volver ilesos de un medio hostil para el ser humano.

    Por no seguir reventándole a nuestra anfitriona el propósito para el que ha introducido el tema del amor de pareja igual usted podría echarme una mano… la idea que he intentado transmitir, de manera excesivamente confusa al parecer, es que para el hombre el amor es MAS un estado de ánimo (orientado a un fin) y para la mujer algo similar a un ecosistema ( un medio). Como posible explicación a esa percepción recurría a argumentos antropológicos y biológicos.

    Aunque no comparta mi idea seguro que puede entenderla y hasta mejorarla , pero…puede traducirla a una historia?.

    Agradezco su atención y al resto su paciencia.
    PD:Seguro que en Africa le echaran de menos pero aquí nos hacía más falta.

  16. Fantástico Lardo,

    sabedor de tu insigne y singular literatura me propongo escribirte con tiempo del que ahora no dispongo -tengo que ir a tomar el sol- para del respuesta a tu pedimentos; pero antes decir que no soy tan leído y que la cita del abuelo es perfecta: “Todo está bien dicho si te entienden”, que sabia filosofía y que perfecta definición del entendimiento, para mí, que siempre he creído entenderme mejor con los que quieren hacerlo, que con los de mi propio idioma.

    Mientras si tienes a mano “Tres ensayos sobre la vida sexual” del Dr. Marañón, verás que reflejan casi milimétricamente tu idea del amor y de la procreación,… aunque está escrito hace cien años.

    Te agradezco tu ternura, tu proximidad y tus deferencias; pero no me llames por el apellido que es una impostura, tu ruego me tutees, y me llames como soy, como me conocen: Diógenes.

  17. Aquí estoy de nuevo. Hoy tengo que empezar este comentario haciendo una confesión: nada poseo, y solo puedo comunicarme con vosotros en una biblioteca pública y durante un tiempo limitado. Ayer escribí atropelladamente el anticipo de esta intervención, después del aviso “menos de 5 minutos para que termine la sesión” y así lo llené todo de erratas. A saber, donde escribo “del respuesta a tu pedimentos”, debería decir: dar respuestas a tus pedimentos; donde digo “Mientras si tienes”, tendría que haber puesto: Mientras, si tienes; y por último, cuando pongo “tu ruego me tutees”, tenía que haber escrito: te ruego.

    Ahora a lo nuestro. No se trata de que esto sea mas preciso, sutil o adecuado, quizás si, mas sencillo, mira Lardo: “El amor es ser feliz con la felicidad del amado”. Me he tenido que remontar a los comienzos de este abandonado ejercicio, para rescatar un comentario del 16 de julio, en el que se decía: “el amor es un don, y por tanto, gratuitamente se recibe y gratuitamente se entrega”, así lo veo yo también.

    Me he divertido mucho con lo que me hablas de la enriquecedora experiencia de intentar escapar a la zapatilla materna, te equivocas, si disfrute del intento, aunque, por decirlo todo, con muy escaso éxito. Pero no me pidas que no me alborote, porque de conocerme sabrías que vivo en un permanente estado de alborotamiento, así soy a pesar del nombre impuesto, que parece mas propio de la mansedumbre.

    Pero vayamos al quid de la cuestión. Así lo planteas, estimado amigo Lardo:”… para el hombre el amor es MAS un estado de ánimo (orientado a un fin) y para la mujer algo similar a un ecosistema ( un medio)…” Esto tiene todo que ver con las relaciones de pareja, y puede que hasta con el cariño, y estoy totalmente de acuerdo que es así, pero no tiene nada que ver con el amor. Tengo para mí, que la mayor parte del género humano, nace y muere sin llegar a conocerlo, de un modo pleno quizas solo algunas madres.

    Yo para intentar entenderlo, personalmente me refugio en Juan de la Cruz, fíjate que bien lo explica él:

    “…
    ¡Ay!, ¿quién podrá sanarme?
    Acaba de entregarte ya de vero;
    no quieras enviarme
    de hoy más ya mensajero
    que no saben decirme lo que quiero.

    Y todos cuantos vagan
    de ti me van mil gracias refiriendo,
    y todos más me llagan,
    y déjame muriendo
    un no sé qué que quedan balbuciendo.
    …”

    Así es la búsqueda del amor, así es el rechazo del mensajero porque se necesita al amado mismo, así es este sentimiento tan hondo, tan profundo, tan cercano al dolor.

  18. Veo que habéis retomado el tema que más me conmueve, ya que creo que si no es la fuerza que mueve el mundo… debería serlo.
    Afortunadamente la visión del amor romántico no es exclusivamente femenino, hay muchísimos hombres con grandes dosis de romanticismo, capaces de lograr hazañas por amor. Refiriendonos al amor de pareja, he leído estos días el caso de un hombre, amante de la montaña, que decidió escalar el Kilimanjaro, venciendo el mal de altura que sufrió en cada etapa de la escalada, para, un vez en la cima, grabar un vídeo a su novia pidiéndole que se casara con el. Ese era su objetivo y al dolor físico, se le unía el dolor anímico de no poder conseguirlo. Me parece un caso de romanticismo excepcional, pero existe.
    Es cierto también que es un sentimiento cercano al dolor, dijo S. Freud que “nunca estamos tan indefensos contra el dolor como cuando nos enamoramos”. Seguro que muchos hemos podido comprobarlo.

    Aunque en este caso prefiero aplicar la sabiduría de Khalil Gibran, diciendo a la multitud:

    Cuando el amor os llame, seguidlo.
    Y cuando su camino sea duro y difícil,
    y cuando sus alas os envuelvan, entregaos.
    Aunque la espada entre ellas escondida os hiera.
    Y cuando os hable, creed en él.
    Aunque su voz destroce nuestros sueños,
    tal como el viento norte devasta los jardines….

    Para concluir tal y como vino a decir en su día Fabián ” El amor no da nada más a sí mismo, no toma nada más que de sí mismo. Porque el amor es suficiente para el amor.

  19. Los que me habéis leído antes ya sabéis que, aunque soy un trasgo, me gusta la literatura. El último fin de semana me tropecé con un texto de Charles Bukowski, que explica con claridad meridiana las disputas que en estás páginas os tráeis sobre el amor: “Marta, Marta, amarte es tan fácil como ponerse un par de guantes cuando hace un frío que pela”.

    Con Bukowski me une el amor por la bebida, pero ahí se acaban los paralelismos y, por otra parte, a él beber le servía para escribir y a mí me pierde, porque me hace visible a los humanos. Nosotros, a diferencia vuestra, que os pasáis la vida comiendo, solo comemos una vez al día; en mi caso, por mejor decir, es lo que justifica que con unas pocas viandas pueda beber a mansalva (me gusta la palabra mansalva, aunque quien aquí la utiliza es Ibrahim… a quien, por cierto, hace mucho que no leo) y así estoy el resto del día escondiéndome y después soportando la reseca hasta la siguiente comida y vuelta a empezar.

    Claro que esto es literatura, porque yo no puedo entender que el amor sea tan fácil como calzarse unos guantes (¡calzarse unos guantes!, calzarse unos guantes queda muy literario); nosotros, cuando el frío es intenso, lo que tenemos que abrigarnos son las orejas para evitar constiparnos. Como de literatura hay un autor que quiere disfrazar esta frase: “El amor no hay que decirlo, hay que hacerlo”. No te jode el tío, el tío es Antonio Gala.

    El amor es otra cosa; o mejor, el Amor nos se puede confundir nunca con la carnalidad. Los humanos occidentales, que sois en una amplia mayoría monoteístas, y que vivís imbuídos por la civilización cristiana tenéis un claro ejemplo con vuestro Dios y así queda reflejado en vuestra Biblia: Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su unigénito”.

    Está todo dicho.

  20. ¿Sin costumbre?

    AMOR :

    La palabra “Amor” es una palabra compuesta del latín, donde “A” significa “Sin” y “Mor” es una contracción de la palabra “Mortem” que significa “Muerte”; entonces, Amor quiere decir “Sin muerte”, por lo tanto, el amor es Eternidad.

    Claro, no sé si sin costumbre, pero desde luego, muy poca costumbre.

  21. A mí también me gusta jugar, Silvia. Si a lo que te refieres es a que el amor es lo contrario a la costumbre… estoy en total sintonía contigo y con tu página; y, además, admirado con tu manera de contribuir de un modo tan eficaz a la
    Li-te-ra-tu-ra.

  22. Gin Tonic,

    El Trasgo, que a mí me parece entrañable, y de cuyo quehacer literario me gusta empaparme, no es humano y por tanto no puede ser un cursi; es ese un insulto que un día le dedicó, un pseudoescritor llamado Ussía, que por ser nieto de Muñoz Seca piensa que la creatividad se hereda, al poeta Joaquín Sabina. La cursilería, es exclusiva de nosotros: los humanos; además de algunas piezas de arte kitsch.

    Alguien tendrá que poner coto, para que estas páginas no se conviertan en tribuna de insulto gratuíto, comentarios vanos, y lecturas torticeras. Tus dos intervenciones en este ejercicio solo tienen que ver con el onanismo y lo cursi. ¿Algún día podrás tener alguna intervención que sea creativa, que tenga que ver con las relaciones de pareja y el amor?.

    Cuando somos incapaces de tener sentimientos nobles, hay veces en las que nos refugiamos en la bebida, cuando ella condiciona todos los momentos de nuestra vida, formamos parte del alcohol, que nos invade para dejar de ser nosotros, amigo Gin Tonic.

  23. EL UNO
    El amor, qué palabra, en ella introducimos tantas cosas que al final no son sino una confusión. En su olla metemos los impulsos, los deseos, las noches en vela, las lágrimas y hasta los asesinatos.

    En occidente hemos tenido tendencia a querer separar los estadios del ser humano como si ello fuese posible. Ponemos en una balanza la mente y en otra las pasiones, en un lado el espíritu y en el otro el cuerpo, la materia. Somos unos ilusos que tratamos de diseccionar partes de nosotros mismos como si fuésemos cirujanos, cuando algunas de ellas son tan inmateriales y proceden de irrealidades que no tienen más sustento que los propios impulsos eléctricos de nuestras neuronas. Y, no obstante, ahí están, dando sustancia a nuestra existencia, haciendo de nosotros lo que somos y conduciéndonos por unos caminos erráticos sin brújula a la que acudir.

    Buscamos en la filosofía, en la química, en la religión, en la semiología y hasta en la física cuántica respuestas a tanto que el individuo nunca alcanzará y quién sabe si lo hará nuestra especie como máquina de conocer impulsada por su curiosidad. Erich Fromm en su libro El arte de amar intenta analizar el fenómeno del amor. He de decir que no lo hace del todo mal, pero que siempre acaba dejando alguna arista sin analizar y que en todo caso lo hace partiendo de conceptos previos que da por hechos y que no cuestiona ni prueba, al estilo de cómo lo hace Unamuno. Así que si alguien tan cualificado como él no es capaz de resolver un nudo tan complejo no seré yo quien lo intente. Sin embargo una cosa sí creo que debemos dejar de lado, esa falsa manera de conocer que separa aspectos de una cuestión sin tratar de integrar todas las esquinas hasta conseguir la imposible cuadratura del círculo.

    El amor es un fenómeno, una maravilla irreal en cuyo concepto introducimos de forma interesada una catarata de ideas. Pero lo que es indiscutible es que el ser humano es uno y en el deben integrarse todos sus aspectos. Cuando nuestra razón se deja llevar por la borrachera de los sentimientos o las pasiones, no es que ésta no exista. Cuando durante un beso, en el instante más cargado de emotividad, una fría idea atraviesa nuestra mente, no es que la pasión este anestesiada por la química de un cerebro pragmático y frío. Los seres humanos somos uno solo, cada uno de nosotros portamos en nuestros troncos heridos por la existencia la carne desguarnecida, los sueños que flotan en las brumas de las irrealidades que construye nuestra mente, las palabras que se agostan en la distancia desde que salen de nuestra boca y la luz que soportan nuestros ojos. Somos uno, uno tan solo que pone cada vez un pie en el suelo con el afán de que su voluntad deje una impronta. Y esa voluntad es la expresión de “querer” de “querer ser”, “de querer ser siendo”, estando y permaneciendo en una distancia que algún día, tal vez, se haga nada y nosotros con ella. Pero entretanto, empujamos, hacemos, queremos, decimos Sí. Apoyados en nuestra voluntad queremos querer. Y tanto queremos, que de ello hacemos Amor como expresión máxima de nuestra voluntad de querer. Y todo eso lo hacemos como Uno, mientras solitarios y endebles buscamos al mismo tiempo en los otros Unos aquello de lo que nos sentimos faltos. Necesitados perseguimos el querer ser también en ellos, ampliando nuestra voluntad con el sostén de la suya. Una voluntad que para sernos eficaz y real requiere la libertad y el impulso de también querer, de querernos, de estar revestida con la determinación que consigue hacer de ella amor.

    Mas siempre queriendo, queriendo ser, sostenidos por los hilos de una voluntad y un impulso que no vemos, heridos ante la curiosidad por una puerta de plomo que no conseguimos abrir y con la presunción de una importancia de la que carecemos. Como niños perdidos en la inmensidad de un gran campo de alfalfa del que no se aprecian sus confines, sin más opciones que el azul del cielo y el verde del campo y con el rojo, en la palma de la mano, de una rosa a la que sin saber por qué llamamos amor.

  24. Este ejercicio es inmarcesible, no pierde actualidad, aunque hace ya casi dos meses que se nos propuso como ejercicio semanal. Los que se acercan ahora, como Lardo, como Pablo Cayado, con aportaciones tan rotundas me hacen reafirmarme, de un modo singular, en las ideas que ya dije al principio.

    De qué modo tan gráfico, habla Pablo, de la olla del amor, en la que al introducir los ingredientes, que no son mas que una catarata de interesadas ideas, el resultado es la confusión. Claro.

    Como lo es poner en un lado es espíritu y en el otro el cuerpo. Hace dos días exactamente me pedían un comentario a esta frase de Jorge Carvajal: “… el hombre es un vacío habitado por el alma…”; y esto es lo que respondía:
    “… sin alma no hay hombre y por tanto nada que rellenar o habitar, como aquí nos dice Carvajal; lo que hace al hombre ser lo que es, es el alma, sin ella nos encontramos con un desalmado, nunca con un hombre …”.

    Es verdad, que es este del amor, uno de esos complejos nudos, pero también lo es, que ya hace tiempo se sabe que sólo se pueden resolver de un tajo.

    Para terminar, mi hermandad total en las ideas expuestas, por Pablo Cayado: el reconocimiento del uno, para buscar en otros unos lo que necesitamos (así define la palabra “amor” la R.A.E. “1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser); no hace muchas fechas, se ha debatido sobre esta misma cuestión en este rincón del ciberespacio que se llama “ellectorperdido”.

  25. El tratamiento del amor desde la Literatura era el proyecto inicial. La narrativa lo trata con historias desde las que se puede entrar en un conocimiento del ser humano inccreíble, porque el amor lo pone contra la pared y le obliga a tomar parte en el mundo.
    En este sentido, Goethe me parece un gran narrador. “Las afinidades electivas” muestran de manera muy clara como al amor se llega por las necesidades que nos vamos creando a lo largo de nuestra vida.
    Tendré que poner un post sobre El joven Werther para empezar. El amor de juventud, antes del amor de madurez y no hablemos del amor de la vejez, que ese lo trata maravillosamente Castelao en “Os vellos non deben namorarse”.

  26. Un trasgo no tiene ocupaciones laborales y por tanto puede dedicar todo el tiempo que quiera a todas las cosas que quiera; y tengo para mí que una de las mejores cosas que he hecho en mi vida es aprender a leer, aprender a leer en vuestro idioma, para poder así saber las cosas que escribís y, a veces, sólo a veces, las cosas que sentís.
    Traigo aquí estas reflexiones, porque al hacer caso de nuestra dulce anfitriona en estas páginas, comencé hace unos días a leer “Os vellos non deben namorarse”, que como es una obra de teatro en tres breves actos se lee en un pispás. Primero os tengo que contar que me costó encontrar el libro entre los estantes de la biblioteca, porque Castelao es en realidad el segundo apellido de Alfonso Daniel Rodríguez, y algún celoso funcionario, o celosa funcionaria -cuidadín con el lenguaje- lo había identificado y colocado por su primer apellido.
    El polifacético Castelao que era más escritor que dramaturgo, y más pintor que dibujante, era también no hay que olvidarlo diputado y luego ministro del gobierno en el exilio, escribe su obra con una socarronería que me es incomprensible, lo siento por mí, por no haber sabido ver la obra que algunos críticos consideran la cumbre del teatro gallego. Espero que Silvia Bardelás, sepa entender mis razones, y perdonar esta insolencia -que me ha costado traer hasta este comentario-, pero la obra de Castelao no me ha gustado nada.
    Otra cosa es “Las afinidades electivas” de Goethe, que comencé inmediatamente después de terminar “Os vellos…”, editada por primera vez ahora hace exactamente doscientos años pero tan actual y precisa para el tema que nos ocupa: “Las relaciones. El amor”, y que estoy disfrutando de tal modo, que solo puede avanzar muy poco a poco.
    Os dejo solo tres pinceladas de las primeras páginas en las que me ando. Esto pone en boca de Charlotte: “Es necesario y propio de un amigo escribir, cuando sea necesario, sin decir nada en vez de no escribir nada”; apenás dos páginas después dice Eduard: “… me doy cuenta de que en el matrimonio se debe reñir algunas veces, pues así uno llega a saber algo del otro”. Por último dice que en sus textos que los hombres llegan a una edad que es cuando empiezan a ser capaces de amar y dignos de ser amados. Lástima que sea un trasgo, porque yo ya he pasado el ecuador de mi vida y soy, por tanto, un ser maduro.

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