EL NADADOR

EL NADADOR

The swimmer

John Cheever

Hay dos tipos de personas, los seguidores de mitos y los que crean sus propios mitos. Dice Terry Eagleton que el hombre tiende a obedecer. Neddy Merrill, el protagonista de “El Nadador” (“The Swimmer” en el original inglés), también disfruta del chalet, la familia, los amigos y las piscinas, sólo que tiene una personalidad más marcada, es un vitalista, quiere dar sentido a su tarde de domingo, es exigente con su vida, no se resigna a la mediocridad de estar haciendo lo que todos. Luego veremos que es un romántico, un iluso y quizás también, la religión ha hecho más mella en él que en los otros porque es un hombre de fina sensibilidad y necesita dar valor a su vida con una gesta que le ennoblezca. Es un señor, un hombre honorable, amable. No es un mediocre.

El cuento plantea de manera muy visual, rico en imágenes, el recorrido. Se le ha ocurrido nadar hasta su casa por las piscinas de vecinos y amigos. Lo suyo es un peregrinaje, necesita ser original, hacer algo, celebrar la vida. Ya no hay ríos que vadear, en los conjuntos residenciales lo único que queda del mundo natural es el agua clorada de las piscinas.

El lector siente la nostalgia de otros tiempos que nos remontarían al Oeste americano donde sí había lugares por descubrir, y siente ese confinamiento, esa idea de cárcel que hemos creado con la sociedad de consumo y de la que nuestra naturaleza salvaje, si no la ocultamos con buenas caras, se quiere escapar todo el tiempo.

Riesman habla de tipos de personas, de ellos yo me centro en dos: los tradicionales y los fieles a sí mismos. El Nadador plantea también el tema del iluso tan comúnmente asociado a la inocencia americana. Neddy empieza su aventurilla, que en otros tiempos le habría ennoblecido, y el mundo le da la espalda, se ríe de él y le convierte en raro. La hostilidad de los demás hacia él se inicia cuando abandona, eso sí, con una sonrisa, los cánones de educación que todos mantienen. Va de visita porque su interés es nadar por la piscina como parte de su misión inventada, pero los otros quieren que les entretenga el día, que charle con ellos, que no se salte las reglas de conducta para las que viven y que en ellos es su única esencia: entretener y que me entretengan, recibir en casa. Todavía estamos ante la sociedad victoriana, en realidad no nos hemos alejado tanto de las exigencias que describe Edith Wharton en La Edad de la Inocencia, un solo fin, el de quedar bien, tan empobrecedor y de metas tan recortadas como los contornos de las piscinas del nadador.

Ser uno, ser singular, se paga duro y nos aleja para siempre del pacto social, lo único que realmente cuenta, la única norma. El final de “El Nadador”refleja exactamente la experiencia de lo que el hombre sensible siente, le han suprimido. Los otros, con miras muy recortadas, disfrutan del día de sol, domingo, junto a la piscina y sobre todo ¡oh maravilla! …sin hacer nada. Una responsabilidad que la propia sociedad propicia y respalda.

Burt Lancaster protagonizó la película que da vida al relato, con planos de detalle que repetidamente captan los ojos azules de soñador y sus miras intactas lamentablemente recortadas. El proceso lleva a la conmiseración por las víctimas que somos todos nosotros, embaucados por el bienestar, enganchados por la droga del poder del dinero, las amistades y el lujo. El final de la historia, el empequeñecimiento del ser humano. Íntimamente así nos hemos quedado.

Leer el nadador

Read The Swimmer

John Cheever

The stories of John Cheever. Random House Inc

Geometría del amor de John Cheever. Emecé

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4 responses to “EL NADADOR

  1. Hola,
    Me ha parecido un post magnífico, Cheever es uno de los más grandes, sin duda.
    He pensado que tal vez tengáis curiosidad por escuchar la versión (libre, personal y desquiciada, que conste) que hemos hecho los de Morgan de El nadador. Os dejo unos links, por si tenéis curiosidad.

    http://www.facebook.com/?ref=tn_tnmn#!/Morgan.BandPage/app_204974879526524

    http://www.facebook.com/Morgan.BandPage

    http://morganband.bandcamp.com/

    Un saludo,
    Edu.

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