INDIGNACIÓN. Philip Roth
Indignación
Autor: Philip Roth
Traductor: Jordi Fibla
Editorial: Mondadori
176 páginas
Marcus Messner es un chico de veinte años que en 1951 se va a estudiar a una universidad de Ohio. La razón por la que lo hace es la actitud que su padre tiene hacia él, controlándole hasta el extremo por un miedo visceral a que le ocurra algo. Este control, le saca de quicio y decide vivir en más libertad. El resultado es el paso de Nueva Jersey a una universidad de Ohio que representa el sistema de valores de la democracia americana.
El gran logro de este libro es mostrar cómo nos engañamos continuamente, lo distantes que estamos de vernos como somos, cómo tomamos decisiones justificándolas desde la parte más digna y honesta que tenemos, cuando en realidad las tomamos por ambición, por pura necesidad de alimentar el ego.
Marcus Messner cuenta cómo era su infancia en un mundo judío tranquilo, donde su padre le enseña a hacer siempre lo que hay que hacer, a ser honrado. Al ser un kosher, un carnicero judío, tiene que cumplir las leyes, y al trabajar de cara al público, ser servicial.
De eso es de lo que huye Marcus Messner en realidad, y esa huída es el objeto del miedo irracional que siente su padre.
Una vez que el personaje da el paso de soltarse de su mundo, tiene que relacionarse en el otro. Ante este reto, unos se integran camaleónicamente y otros no pueden hacerlo, porque ese mundo que han preferido desde el ego, choca frontalmente con los valores del que dejan.
A esto hay que añadir el horrible desconocimiento de uno mismo en la primera juventud, la falta de coherencia entre lo que uno siente y los demás reciben, la imposibilidad de enfrentarse a las debilidades, que se convierten en ingobernables.
En Marcus Messner, la inseguridad se convierte en orgullo, sin tener ninguna consciencia de ello, ese orgullo va creciendo descontrolado hasta verse en la imposibilidad de tomar decisiones con sentido.
El mundo que no es propio y que se hace incomprensible, empieza a actuar como una fuerza que lo expulsa. Sus vivencias, que más que buscadas, le vienen dadas, se vuelven contra él y la posibilidad de redimirse con algo puro, llega en forma de discurso manipulador. En realidad podíamos decir que estamos ante la historia de un joven fagocitado por una sociedad.
El narrador dice al final que, a veces, decisiones nimias, casualidades tienen un final desproporcionado. Es verdad que ocurre muchas veces en el mundo de la juventud, si no se hubiera metido en ese coche, si no le hubiera dicho, si en ese momento llevara casco, en todos esos casos, detrás hay una dejadez, una rendición, contada en esta novela.
Ese es el mundo del que yo me quiero bajar: el de los engaños continuos, el del que no nos vemos como somos, el de la toma de decisiones por ambición, el de la necesidad de alimentar el ego, el del discurso manipulador… esto es desolador, pero no siempre es así.
Existe otro, poblado -es verdad- por una minoría, en el que se vive sin engaños, sin egos, sin manipulaciones, con limpieza de corazón; es en ese mundo en el que se pueden alcanzar los objetivos más nobles de nuestra existencia. Es en ese mundo en que un ser humano cumple con el fin: ayudar a otro ser humano.
Es cierto, como nos dices, que cualquier decisión -aunque se nimia, dices- influye en todo lo que sucederá después, pero hay que mirar también en la otra dirección: no dejé conducir al que no estaba en condiciones de hacerlo, no monté en aquella moto sin casco, me paré para socorrer al necesitado,… y también cuando decidí abrazarte para que sienta los latidos de mi corazón junto al tuyo.
Johnny got his gun