KANIKOSEN. EL PESQUERO. Takiji Kobayashi

imagesKANIKOSEN. EL PESQUERO.
Takiji Kobayashi
Traducción: Jordi Juste y Shizuko Ono
Editorial Ático de los libros

Este libro es una joya porque cuenta el horror del proletariado en los años veinte que ya hemos leído en otro tipo de literaturas, pero desde un punto de vista diferente.

Estamos acostumbrados a sentir el sufrimiento de los trabajadores en sociedades capitalistas y mecanizadas del siglo XX desde fuera. De alguna manera, los narradores, dolidos por esta situación, describían desde su propio dolor las denigrantes vidas de los trabajadores.

El narrador de KANIKOSEN no escribe desde su dolor, deja que el lector sienta ese dolor sólo asistiendo a los hechos. Deja hablar a todos, a patrón y trabajadores.

La intención del autor claramente es denunciar estos hechos y las decisiones narrativas que toma para hacerlo, me parecen de lo más acertado. Primero elige un barco viejo y abarrotado de trabajadores y lo coloca en el peor lugar del mundo, Kamchatka, donde el mar o está helado o embravecido por tormentas siniestras. Como el lugar está tan al norte, actúa como un elemento que obliga a que el lector tome conciencia de que están lejos del mundo, muy lejos del mundo. Pero además de lejos, necesita contar que los trabajadores están fuera del mundo, para lo cual mete algunos elementos como la visita de un transportador con una pantalla de cine para manipular, o el gigante barco de guerra representante del país que los convierte en invisibles.

Después de colocarlos fuera del mundo, tiene que convertirlos en animales de trabajo, para lo cual crea la figura de un patrón salvaje que en su obsesión por cumplir con la empresa, tiene que obviar su humanidad. También están el capitán y los oficiales del barco de guerra al margen de la realidad representando a los que no quieren ver.

Y por último, lo más difícil, conseguir que el lector vea a los trabajadores con la máxima realidad sin convertirlos en un estereotipo, lo logra centrándose en mostrar una característica fundamental para entender el avasallamiento al que están sometidos: la inocencia. Hay unos cuantos estudiantes que conocen un poco la realidad y todos los demás, los fuertes, los débiles, los más agresivos o los más benévolos, todos han sido engañados para llegar hasta ahí, todos creen en la existencia de una nación por la que hay que luchar y todos desconocen el verdadero mundo, el mundo en el que la gente hace juego tomando decisiones, pensando, actuando, comiendo el cangrejo que pescan. Los trabajadores hablan y lloran o se quejan no como lo haría el lector, ellos son diferentes, claramente viven al margen, quizás podríamos en esta novela entender el concepto marginal o marginado, que no tiene nada que ver con la acepción actual, que tiene un punto más consciente. Entonces, ser marginal era no tener ni siquiera la posibilidad de imaginar el mundo, no tener acceso ni a verlo. Si no lo ves, no existe.

Un libro bueno, aunque cuente muchas cosas, cuenta algo que el autor ha visto claro en un momento y que cree que hay que contar. En este caso, la inocencia, la falta de conocimiento, no ya como alfabetismo, sino como marginación real, es una idea que lleva al autor a buscar un narrador que no tiene que hacer nada más que dejarlos hablar y describir lo que viven sin adjetivar.
Hay momentos muy interesante y muy plásticos como la transmisión de la idea comunista de rusos a japoneses con esa inocencia por medio.

Llama la atención el parecido con La roja insignia del valor de Stephan Crane, donde el paisaje tiene un papel fundamental y los soldados dejan de ser humanos, la diferencia está en lo que ya he descrito, pero la violencia y el intento de bajar de nivel al hombre son iguales en cualquier parte del mundo. Aunque en este caso, la vida de los trabajadores va más allá de ser denigrante o vejatoria, es desoladora.

La historia del autor, muerto de una paliza estatal por el éxito del libro, obliga a reflexionar sobre la literatura actual. ¿Adorno o espejo?

Biografía de Takiji Kobayashi

Kobayashi en The Asian Pacific Journal

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