LA MUERTE DEL ADVERSARIO. Hans Keilson

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Hans Keilson
Traducción de Carles Andreu
Editorial Minúscula

Todos los puntos de vista son necesarios para intentar entender qué ocurrió en Alemania para que pudiera darse el Holocausto. En Minúscula ya hemos visto el Diario de un desesperado, que contaba los cambios sociales que se iban fraguando día a día, el paso abrupto del antiguo al nuevo régimen. También hemos seguido en Fabian la vida de un joven estudiante perdido en una sociedad sin valores y viciada. Y ahora seguimos el pensamiento de un judío escondido que para matar el tiempo, intenta descubrir cual fue el mecanismo por el tanto alemanes como judíos dejaron que algo así tuviera lugar.

Lo que más llama la atención del narrador es que no ha llegado a tener vida, en su pasado no llega a enamorarse, no llega a tener una relación satisfactoria con sus padres, no llega a tener amigos, no llega a ser un buen deportista, no llega a estudiar, no llega a tener un buen trabajo. Y la falta de posibilidad está marcada por un enemigo con el que tiene que convivir desde la infancia, al principio como amenaza y después como un hecho. Están muy bien elegidas las escenas en las que lo va conociendo: una conversación, su propia voz, una foto y en persona.

El narrador quiere saber por qué no ha matado a ese enemigo, por qué el colectivo de hombres y mujeres convertidos en adversarios de un hombre que los va a destruir no lo ha apaleado. Así que empieza a contarse la historia como una vida fundamentada en ser y tener enemigo. En todas las etapas de su vida se va replanteando qué significa el enemigo para él y también qué significa él para el enemigo y eso le hace tomar diferentes posturas, pero siempre en la vía de la parálisis.

La intención del autor es desesperada, le obliga a buscar en el pasado, él dice que está matando el tiempo, recuerda conversaciones donde quiere descubrir cómo pudo haber sucedido una barbaridad que nadie creía posible, y las reproduce enteras, con partes significativas y partes hueras que no rechaza por si puede haber una pista escondida en cualquier palabra. Ahí encontramos la debilidad humana, la posibilidad de superar cualquier complejo en la colectividad, en el grupo organizado, la aceptación de cualquier discurso, cualquiera, los cuentos gobiernan el mundo, dice uno de los personajes, la necesidad de sacar fuera las propias sombras y colocarlas en un adversario.

No es un libro que cuente la muerte ni el genocidio, cuenta el momento anterior, el horror de la exclusión, el cambio de carácter, el desarrollo psicológico de un niño que empieza a ser apartado, el cinismo, el miedo no reconocido. Y por eso es una novela actual, en tanto que es una reflexión sobre el grupo, la individualidad, la culpa, la exclusión o los discursos que separan. La tristeza paralizante del rechazo lleva a una vida en lucha entendida como una vida entre adversarios. El grupo como un espacio de protección y de venganza es una figura que amenaza siempre.

Hans Keilson

Editorial Minúscula

La lectura del libro coincide con haber visto la ópera de Bertold Brecht y música de Kurt Weil. Todos coinciden en la falta de valores, en la adoración al becerro de oro a la hora de contarse esa época y todos coinciden también en el poder de los discursos que te hacen sentirte alguien, aunque sea el último eslabón de la cadena, tener un lugar.

Dejo un vídeo con la canción de Maki Navaja cantada por Lotte Lenya, esposa de Kurt Weil para la que compuso la canción. Esta versión es de 1928 y también cuenta como todas las referencias a las que he aludido, que una sociedad corrupta da individuos corruptos.

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One response to “LA MUERTE DEL ADVERSARIO. Hans Keilson

  1. Eso llamado ‘Holocausto’ ocurrió como ocurren muchísimas otras cosas en este mundo: porque

    un PEQUEÑO y determinado grupo de personas, movidas por unas determinadas creencias y/o intereses, idearon y pusieron en marcha un determinado programa para defender y perpetuar esos intereses a costa de lo que fuera y haciendo lo que hiciera falta (incluido el asesinato en masa). Y porque otro ENORME y determinado grupo de personas, movidas por unas determinadas creencias y/o intereses, aun sabiendo lo que estaba ocurriendo, decidieron que lo mejor era mirar hacia otro lado y permitir que tal cosa ocurriera. El Holocausto y todas las demás barbaridades de la Historia no son tanto responsabilidad de quienes las cometen, sino sobre todo de quienes no hacen nada para evitarlo. Como dice el narrador de la grandiosa novela ‘El Mago’, de John Fowles: “Lo más grave no fue que hubiera un hombre (Hitler) con el valor suficiente para ser malvado, sino que hubiera millones de personas sin el valor suficiente para ser buenos”.

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