LA PROMOCIÓN DE LA LECTURA

Imagen de El lector
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Resulta preocupante la falta de reflexión a la hora de diseñar campañas de promoción de la lectura. Todos los esfuerzos se centran en acercar el libro, dinamizar el contenido, establecer costumbres o crear ferias y eventos. Pero es evidente que leer exige esfuerzo y tiempo y que la recompensa ni es inmediata ni está al alcance de todos.

¿Cómo vender algo tan poco atractivo en un mundo como el actual, es decir, acelerado, secuestrado por la técnica y acostumbrado a la satisfacción inmediata? La promoción intenta adaptar la literatura a estas características del mundo en que vivimos, dejando fuera libros imposibles de adaptar que coinciden con los que aportan valores literarios.

Estas campañas de escaso éxito perviven como un hábito adquirido, sin reflexión sobre su éxito y sin plantearse un necesario cambio de estrategia. ¿Cómo es posible que en lugar de acercar a la gente a los libros se plantee exactamente lo contrario, acercar los libros a los que no leen, esperando que una especie de imán mágico los atraiga irremediablemente? Este movimiento ya deja fuera de juego a los libros con valores literarios, que se rechazan por entender que jamás podrán atraer de esa forma mágica.

Mientras que el Kumon llega a convertirse en algo necesario para el desarrollo matemático del niño y por lo tanto para su éxito académico y profesional, o la música se toma como un arte que desarrolla las capacidades mentales, o el ballet la postura corporal y el ritmo, o el deporte la salud física y las relaciones sociales, la literatura parece simplemente un cúmulo de hojas leídas que llevan a ser culto, sin que nadie llegue a saber qué significa ser culto, incluso llegando a entenderse como un adorno interesante.

Necesariamente hay que aprender a leer, leer Harry Potter no significa ser lector, y como en las demás artes también se puede dedicar una hora a la semana para este aprendizaje que habría que practicar en casa. De esta forma, la literatura pasaría a formar parte de las artes necesarias para el desarrollo humano, se puede decir que es fundamental para entender el mundo, para ponerse en el lugar de los otros, para entender qué es la ética, qué es la metafísica o qué es la religión o cuáles son los motores que mueven el mundo, o cómo sienten seres humanos que vienen de mundos diferentes al nuestro, o cómo funcionan otras culturas y la lista seguiría infinitamente. El lenguaje, que es el instrumento para contar todo esto, no puede ser entendido como un valor en sí mismo, digamos que sólo se puede llegar a comprender en el contexto literario, que es el acto de comunicación más intencional.

Si la literatura tiene que acercarse a los que no saben leer y no están dispuestos a deshacerse del tiempo, a vaciarse y a poner en juego su pensamiento, se convierte en una fuente de estímulos para llenar con ruido el miedo a pensar y deja de ejercer su función de mostrar la realidad para ofrecer una mentira, la que se quiera oír.

Para que un buen libro no sea un rollo hay que entenderlo. Y para entenderlo hay que tener nociones de literatura y seguridad en que es algo que reconozco bueno para mí y por lo que estoy dispuesto a hacer un esfuerzo.

El aprendizaje de la lectura, lo que llaman creativa, pero que en realidad es la única lectura posible, resulta apasionante por entrar a ver el mundo que normalmente se vive a ciegas. No hay vuelta atrás cuando se mete el foco en la realidad. Y en lugar de vender esta experiencia como algo denso, debería venderse como la única salida al aburrimiento. Resulta increíble que un buen libro sea aburrido, justo el que cuenta lo más apasionante, pero si no hay herramientas para entenderlo, no es posible entrar en su discurso.

No es comprensible que los profesores no sepan dar clase de lectura, cuando son conscientes de este problema y están deseando solventarlo y es que en la partidade dinero para promoción de la lectura no se contempla la posibilidad de la formación, dando por hecho que todo el mundo sabe leer, que sólo hay que acercar libros como si el problema fuera una distancia medible. Las conferencias de escritores sobre su manera de sentir la literatura no se puede considerar formación, formar es implantar métodos.

Por muy al alcance que estén los libros, por mucho que los padres lean, por mucha animación que se le dé a las historias, si el sentido de la lectura no está claro, nadie va a hacer el esfuerzo que supone enfrentarse a textos que exigen pararse en el tiempo, poner toda la atención y dejar en suspensión el propio pensamiento. ¿Para qué leer si sólo es un tema de cultura? ¿A quién le compensa tanto esfuerzo sin tener claro cuál es el fin?

La realidad es una invención humana. Nuestra forma de pensar, sentir, de movernos, de valorar crea la realidad en la que nos desarrollarnos. Esto significa que está sujeta a un cambio continuo y que algunos de sus parámetros resultan positivos y otros negativos. La literatura es un detector del funcionamiento del mundo. Resulta casi imposible saber cómo funciona el mundo, pero en las historias se puede ver la racionalidad de sus movimientos. ¿Hay algo más necesario que conocer el mundo en el que vivimos?

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6 responses to “LA PROMOCIÓN DE LA LECTURA

  1. No entiendo muy bien el contenido del post. Como padre, quisiera saber si no están aprendiendo a leer nuestros hijos en el colegio. ¿A qué se refiere exactamente cuando dice que los profesores no están formados?

  2. Me ha alegrado mucho leer una crítica dedicada a la promoción de la lectura porque es algo que hace falta recordar de vez en cuando. Pienso que el amor por la lectura es algo que se estimula desde niños. Una lectura diaria ya sea a la hora de comer, de merendar, a la hora de irse a dormir -mi amigo Walter decía que su mamá en Uruguay les leía en voz alta los sábados al mediodía que es cuando toda la familia podía comer junta- es ideal para hacer del ejercicio de leer algo tan cotidiano y necesario como el comer o ver la televisión. Para ello es necesario que nos impliquemos todos, si los niños ven leer a sus padres, va a ser algo tan natural como que se grite cuando el equipo de fútbol favorito marque un gol. Observamos que las mil y una estrategias para que los niños aprendan a leer y disfruten leyendo en la escuela y fuera de ella hasta los libros de lectura obligatoria tanto en la secundaria como en la universidad, no son suficientes para promocionar la lectura. La lectura debe ser algo personal y a la vez social, es decir, que se comparta, que se hable de determinado libro, historia y-o poema y para eso, debe estar arraigado en la cultura y al alcance de todos. No me sirven los precios actuales de los libros ni las reuniones o premios establecidos para que se venda determinado libro porque los que consiguen llegar ahí siempre son los mismos. No estoy de acuerdo en que Harry Potter no sea literatura. En el momento en que millones de jóvenes en el mundo y de diferentes culturas y lenguas disfrutan leyendo los libros, que no es uno sólo, de nuestro aprendiz de mago, es porque hay placer en esa lectura, hay un compartir y hay una muy buena promoción detrás del libro. Me gustaría ver en televisión programas donde de una forma amena y no exclusiva, se hable de libros para los jóvenes, acudan diferentes escuelas para comentar libros, se hagan desfiles de personajes de libros célebres y sobre todo, novatos que empiezan a escribir. Se valore más la lectura, en una palabra. Y así, poco a poco, uno va introduciéndose en el mundo de la buena literatura, cuando aceptas el leer como un hábito diario que te enseña, te da placer y te estimula a seguir leyendo. Cuando los premios de determinada promoción sean libros y éstos se comenten, estaremos empezando a darle su lugar al libro. No es suficiente con llenar la ciudad de libros carísimos un día al año.

  3. Aunque sea tarde, para Jaime, decirle que en españa todavía cuesta entender que se aprende a leer, es decir, que hay que saber identificar narradores, entender cómo están construidos los personajes, cómo está montada una historia, su estructura, cómo está creado un paisaje. Esta forma de estudiar un texto va consiguiendo que el lector haga oído y sepa reconocer un buen texto y hacer una lectura cada vez más interesante.
    El lector es un creador porque reconoce la manera de crear del autor. Si los niños estuvieran educados en esta forma de leer, lectura creativa, sabrían elegir sus libros y al final, los lectores buscarían una literatura más exigente.

  4. Después de leer durante varios días dos cuentos a seis niños mientras tomaban el vaso de leche de después de cenar, de repente he visto por casualidad el comentario de Felicity Tied y me ha parecido que tenía que recomendarlo porque realmente funciona. Después tendrán que entrar en la segunda fase de leer ellos mismos, pero la atención que ponen cuando se les lee en voz alta es increíble. Me parece que como todo, si no se lee más es por el esfuerzo que exige. De todas formas, educarles el oído con la lectura en voz alta, ya es algo.

  5. Se han creado una serie de recetas (según la categorías de usuarios) para acercar la lectura que NO funcionan.
    Dar un libro a un niño en función de su talla es como darle una bicicleta según su tamaño. Le montas y le empujas cuesta abajo.
    Crees que le enseñas a manejar la bici. Es posible que sea así, pero como se meta el hostión no vuelve a montar en la vida.

    Busquemos libros a la medida de cada niño según sus intereses y preparación. Una vez que aprendan a leer podrán ir avanzando hacia libros más espesos, complejos o extensos.

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