Quinta propuesta y correcciones de la cuarta

EN ESTE VIDEO TENÉIS CORRECCIONES GENERALES DE LA CUARTA PROPUESTA
En el primer texto veíamos el mundo fuera de nosotros, en el segundo, la oscuridad nos lleva a mirar dentro, al encuentro con el yo. El tercero, con diálogo, podemos vernos en el espejo de otros y el recuerdo es un reencuentro con nuestro yo en el pasado de muy diferentes maneras.

Tenéis las correcciones individuales en el post anterior.

QUINTA PROPUESTA:¿QUÉ SENTÍS, QUÉ PENSÁIS CUANDO VAIS A ESCRIBIR LAS PROPUESTAS DE ESTOS DÍAS?

Un personaje también se construye con su forma de pensar. No pensamos todos de la misma manera. Cada uno tenemos nuestras obsesiones, manías, miedos, deseos… Hasta ahora os he propuesto construir escenas en las que lo más importante era crear experiencias, sensaciones, no explicar. Ahora es el momento de transcribir el pensamiento. En la segunda propuesta, aparecía ya el monólogo cuando veíamos oscuro a través de la ventana. Ahora tenéis que hacer el esfuerzo de escribír qué sentís o que pensáis cuando vais a escribir estas propuestas. Copiad lo que sucede, lo que pensais, no hagáis un resumen o una redacción de lo que pensáis. Lo interesante es cómo lo hacéis, qué palabras utilizáis, qué ritmo, qué asociaciones.
El viernes corrijo y nueva propuesta.

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54 responses to “Quinta propuesta y correcciones de la cuarta

  1. Ciega y con los oídos cerrados, la quietud del teclado me espera y ya saldrá el sol por Antequera. El telón se descorre abriendo la tapa del ordenador, entonces abro los ojos de la consciencia, al contacto con las teclas surgen ideas transformadas en manchitas negras, a veces alguna inquietud que me ronda aflora, entonces me sirve de terapia para aclarar mis ideas, otras surge el deseo de dar cuerpo a una ocurrencia, en estos casos me dejo llevar por el sonido del murmullo de las sílabas en mi cabeza.

    1. Como decía en la propuesta, se trataba de representar el pensamiento que tienes tal cual, no de un resumen a toro pasado del pensamiento. Cuando te sientas delante del ordenador, ¿qué piensas exactamente? No te dices a ti misma “la quietud del teclado me espera”. Cuando dices entonces abro los ojos a la consciencia, ¿cómo es esa consciencia? Eso es lo que nos interesa en una narración.
      Si te das cuenta en todos los ejercicios pasa lo mismo. Están pensados para que abandonemos la idea de redactar y empecemos a representar cada realidad. En este caso el pensamiento. ¿cómo pensamos? Hablándonos, con imágenes, con frases entrecortadas…
      Dirás qué miedo, no me sale nada, no sé qué pensar…

  2. En este preciso instante la Tierra ha vuelto a rotar sobre sí misma en 24 horas, y a la vez ha orbitado un poquito más alrededor del sol. La misma traslación ha hecho la Luna respecto a nuestro planeta, que sin embargo no es plano sino redondo Y eso se repite de forma infinita, el 8 horizontal, el Ocho de Murakami. Y los números y las matemáticas se agolpan en el cerebro, mezclacos con letras y palabras. El misterio de los número primos, el 5, el Aureo, el Pi periodo, y tantos otros. El alfabeto griego, el latín y el actual. Incluso los geroglíficos egipcios y lo secretos de las pirámides. Todo se agolpa de forma desordenada en busca de respuestas. Necesito escribir, ordenar las palabras y darles coherencia, que es lo mío, sabiendo que todo es relativo. De lo contrario volveré a enloquecer. Pero a la hora de escribir, debo ser cauto y controlar la imaginación. La ignorancia es temeraria y las certezas empíricas peligrosas. Los guardianes del paraíso podrían volver, detenerme, encerrarme y torturarme hasta la confesión. Y yo no quiero que ellos vuelvan. Solo quiero a mi ángel custodio. Solo quiero que vuelvas tú. Y me pongo a escribir lo que, quizás, ya estaba escrito.

    1. Me pasa algo parecido. Hay días en que estaría escribiendo las 24 horas. La primera redacción es solo mental. En unos pocos minutos piensas y narras la historia con un cierto desorden. Después la tecleas, la ordenas, lo cual requiere más tiempo y precisión. Hay que hacerlo rápido. De lo contrario las ideas se escapan. De cualquier mínimo detalle te montas el guión entero de una película. Algunas noches me despierto de madrugada, antes del alba, con la máquina mental de escribir a todo trapo. Entonces me he de levantar y teclear. Es como hacer una foto. Ha de ser en el momento exacto. Si la dejas pasar, ya no es la misma. Hay otros días, por suerte cada vez menos, en que soy incapaz de crear una sola frase, como si estuviese dormido las 24 horas. Nada sugiere nada. Hay quien dice que en La Habana, tan genéticamente próxima, se escribe como se vive, con lo cual se vive como se escribe.

    2. Está bien el contenido. Se puede pensar cualquier cosa y sin orden. Y en este caso es la imaginación acelerando antes de ponerse a escribir.
      Deberías darle una vuelta a la forma de escribirlo. Tiene que ser tal cual, las frases menos elaboradas, las palabras, las que uses tú cuando hablas contigo mismo. Intenta escucharte. Por ejemplo “que no es plano, sino redondo” es una construcción para textos escritos, no hablados. Simplemente a lo mejor es quitarle el que.
      Puedes quitarle el yo a y yo no quiero, porque dirías y no quiero.
      La frase final sobra porque no hay que cerrar el texto, no hay que hacer una especie de resumen y además, eso ya no es pensamiento.

  3. Al sentarme ante el ordenador, partiendo del supuesto de que esté elegido el tema sobre el que escribir– difícil decisión– me pregunto, ¿por dónde empezar? Luego llegarán otros interrogantes, entre ellos si tendrá interés mi historia, sí será coherente, o si cuando me lea consigo ese ritmo que busco. Aún así, en medio de la indecisión dejo fluir libremente las ideas y llevándolas a letras, palabras, renglones, párrafos que toman forma en mi pantalla. Forma que sin duda cambiaré mil veces. Ejemplo de ello es ese primer párrafo que con frecuencia sufre “un corte y pega” para situarlo más allá, donde al releer lo pueda ver en su lugar.
    La pregunta es ¿qué siento en el momento antes de empezar a escribir? Diría que dudas, miedo a no transmitir como quiero, y mucho más, siempre causado por la acumulación de ideas que en ese primer momento no están en orden todavía.

    1. Y minutos después reflexiono, y me doy cuenta de que lo más importante es escribir por mí y para mí misma, y no para los demás. Y compruebo que, de esa forma, las dudas y lo miedos se disipan. Estoy a solas frente a ,mí. Y la clarividencia me permitirá se más clara y más evidente conmigo misma y también con los demás.

    2. Has hecho una descripción de lo que sientes a la hora de escribir. Se trataba de crear el pensamiento que tienes. Usar las palabras que usas, las frases que te dices cuando piensas. Es muy importante entender que escribir es transcribir la realidad para crear experiencias. Mostrar y no decir. Este curso va a servir para pasar esta barrera que es lo que verdaderamente define a la narración.

      1. Querida Silvia, he querido contestar a tu pregunta, por eso repetí : “La pregunta es ¿qué siento en el momento antes de empezar a escribir?” Lo que viene a continuación evidentemente es demasiado explícito.
        Motivos de inspiración tengo muchos, tanto del mundo que me rodea como en mis propias vivencias, que son muchas después de una larga vida. Sin decidirme no puedo empezar ese “erase una vez” ni continuar hasta llegar a “y fueron felices”
        Tengo que partir de una realidad que contar, sin saber cual no puedo siquiera preguntarme cómo hacerlo.
        Como siempre me haces pensar y estoy tratando de rehacer mis contestaciones a cada una de tus cinco situaciones planteadas.
        Y una vez mas, gracias.

  4. Me siento nadar en un océano de información. En un continuo donde existen todas las posibilidades, que me van tocando una por una o en avalancha. Tengo la sensación de estar en un lugar donde sólo consigo recortar contenido con la atención. Donde la respiración se vuelve esencial para controlar el tiempo y el espacio donde todo esto acontece. Descubro capas infinitas de sensaciones, palabras, números, formas, colores, imágenes… que se mezclan y mueven a diferentes ritmos. Las ideas aparecen y desaparecen, a veces se quedan en “loop” o se presentan solo por un instante y luego se esfuman entre una multitud de ellas. Preguntas, silencios, frases y diferentes voces se agitan dentro mio. El sentir y el pensar a veces los confundo como si me hablaran al unísono. Pero esto antes de escribir, cuando empiezo a teclear, los ritmos cambian, el orden aparece, se vuelve visible aquello que se encontraba disuelto con todo lo otro. Surge la respuesta a aquello que ya sabía pero que necesitaba ser preguntado. Al escribir, mi estar/ser se transforma y se inicia una dinámica diferente.

    1. Y el agitado y violento río que antes fluía dentro de mí se trasforma en plácido manantial, en un estanque casi dorado, en una casa junto al lago.

    2. Tienes que transcribir el pensamiento: usar las palabras, el ritmo, las frases que usas cuando piensas.
      No te dices “me siento nadar en un océano de información”, sino que verás información. Tendrás que poner esa información desordenada que ves, el lector ya se sentirá nadando en ella.
      No te dices “descubro capas infinitas de sensaciones… ” Pon esas sensaciones.
      Bueno, hablaré más sobre esto en el vídeo de correcciones porque es un problema general. Y es un problema fundamental para entender el mecanismo de la narración. Una vez pasada esta barrera, ya se entiende que narrar es mostrar y no decir.

      1. Creo que lo he entendido. ¿Y ahora? Si escribo más rápido creo que lo conseguiré. Necesito practicar mi mecanografía. Observa. ¿Sonidos? imagen, mar, cielo, nueve, cielo ¿otra vez cielo? ¿lo imagino porque lo pienso? ¿Sale de donde? Calma, respira, respira, respira. Si siento no pienso. ¿Y si lo imagino? Lo estoy pensando ¡Que fixe! eso no es español. El objeto observado se modifica en el momento que es observado. ¿Qué pensaba? Siente. Escucha. Un carro, se fue. Acabó la música. Mejor un playlist. Calma. No hay nada, sí, justo el no hay nada. Fui yo que lo dije. No es igual si escribo. Tengo las manos heladas ¿sólo me di cuenta hora? Que curioso me puse la manta sin pensarlo ¿o pensé y luego me la puse? Es automático. Cuando borro también es automático, casi más rápido de lo que estoy leyendo. Escribe seguido, ahora veré la pantalla y tendré que corregir, seguro, han´ra palabras subrayadas. Habrá, lo sabía. No lo borres. Sigue, parece dislexia. Era punto, no coma. Me cuesta distinguir si lo estoy pensando ¿Si siento, pienso? Vale. ¡Fascinante! al final se consigue construir algo! ¡Qué difícil ilustrar con palabras algo que pasa en el pensamiento, traducir a algo legible! ¡Wow! como jugar a estar donde no se está. ¿Me estoy oyendo o creo lo que creo que estoy pensando? creo y creo, creer y crear. Ya te fuiste. Silencio. Yo pensé silencio, no había silencio. ¿Y ahora? ¡Increíble!

  5. Cuando me siento frente al ordenador llevo ya tiempo escribiendo mentalmente. Previamente he ido ensayando el texto, sin escribirlo, hasta que he encontrado algo que me ha convencido, que me ha parecido suficientemente sólido y no un simple volcado automático de mi estado de ánimo o mi vivencia inmediata. Entonces me siento frente al teclado y empiezo. Y me parece que escribo porque necesito ordenar el mundo, porque me gratifica esa sensación de control que me devuelve el texto a los pocos segundos de haberlo escrito (ya que escribimos pero al mismo tiempo nos leemos). Luego sigue ese ir y venir constante de las correcciones, con aquella sensación extraña de que el texto es propio y ajeno a la vez, porque cada vez que lo repaso reconozco en él mi huella personal y al mismo tiempo espero hallar indicios de que también es algo compartible.

      1. Es algo así como si la telepatía del futuro, la que ya se está investigando, pudiese compartirla en el tiempo presente. Es algo nuevo, y por tanto impone cierto temor. ¿Pero no sería algo maravilloso si fuera cierto? Nos bastaría la mirada para entendernos.

  6. Siempre remoloneo para sentarme a escribir. Me invade el pánico, me desazona el papel blanco. Comienzo con los torbellinos de ideas que emborronan las hojas. Selecciono, pongo orden, secuencias y permito que el sentimiento hilvane las imágenes y los personajes hasta que tengan sentido, que no precisamente es común . Otras veces necesito vomitar en el papel hasta sentirme vacía y a la vez satisfecha de haber parido un relato. Luego lo dejo dormir tranquilo unas horas, lo leo en voz alta y corrijo , añado o maquillo según se tercie
    A veces cuando vuelvo a leerlos después de un tiempo me pregunto ¿ esto lo he escrito yo?

    1. Es una descripción de lo que te ocurre al escribir, pero no es un pensamiento escrito. El lector tiene que pensar con tus palabras, no tiene que ser informado de lo que se te ha pasado por la cabeza antes de escribir. Hay que transcribir las palabras que usas cuando piensas, en su orden y en su caos.

  7. Y entonces compruebo lo mucho que me conmueve y me emociona lo que un día yo misma escribí. Lancé una saeta a mi propio corazón.

  8. ¿Como escribo lo que he visto?
    ¿Como expreso lo que he hablado, lo que he recordado?
    Quiero transmitir lo que siento , quiero que me entiendan, que los que lo leen entrevean, al menos en parte, mis sensaciones, mis impresiones, mis sentimientos.
    Ahora mismo no soy capaz de darle forma a lo que bulle en mi cabeza. Voy a dejarlo reposar.
    Lola ya sabes que cuando dejas la mente en reposo se te ordenan las ideas.
    Me pondré a cocinar, a moverme un poco.
    ¡Ya lo tengo! Creo que lo pondré así. Tengo la forma, la estructura. Voy a escribirlo.
    Tranquila, reorganiza. Cuando esté escrito lo relees, lo corriges.
    No olvides , es mejor mostrar, no explicar.

    1. Jjj. Muy buena la última frase. Aquí estás intentando transcribir el pensamiento tal cual sucede en tu cabeza. Eso está bien. hay que afinarlo. Fíjate en cada frase si es la que usas exactamente cuando piensas o está un poco elaborada para escribirla bien. Es difícil hacer este ejercicio de introspección, pero es necesario.
      “Ahora mismo no soy capaz de darle forma a lo que bulle en mi cabeza” A lo mejor dirías Ahora mismo no soy capaz de sacar todo esto. (no creo que te digas a lo que bulle en mi cabeza) Esa es una frase elaborada de después.

  9. Hoy es jueves y no sabía que lo era. La verdad es que me está costando escribir, ojalá pudiera concentrarme mejor , ojalá supiera cuando será el fin, ojalá pudiera. El sol está radiante a mi espalda, cuando escribo solo veo mis propias sombras y mi oscuridad y eso me atrapa. Escucho música, hago una lista de compras que no sé si haré algún día y me lleno de esperanza.

    1. Hay una frase de pensamiento: “la verdad es que me está constando escribir… ojalá pudiera”. El resto son cosas que le estás contando a otro. Son una descripción de tu acto de escribir, pero no el acto de escribir mismo.
      Intenta rehacerlo.
      El sol está radiante (no a mi espalda. Sí puedes decir qué gusto el calor en la espalda).
      En general, no te desdobles. No pasa nada por no poder comas, ni puntos, ni todos los sujetos. El pensamiento es caótico y así tiene que ser escrito.

  10. ¿Un recuerdo? ¿Bueno o malo? Qué pesadez de cabeza. Todo me da pereza, plomizo. ¿Un recuerdo que emocione? ¿un enamoramiento? ¿un corazón partido? Jaja ¿quién me va entregar sus emociones? ¿quién me va a pedir que nunca le abandone? Notificación, el wahtsapp, no toques el móvil ni loco, no lo toques, cuando acabe o no termino ni en cuatro días, mañana es la corrección venga vamos, céntrate, un recuerdo estoy plano, no siento nada… Canarias, Las Canteras eso, empiezo por ahí a ver donde me lleva ¿positivo o negativo? La luz del sol, olas, el mar azul, aquella playa toda para mi, el paseo marítimo ay que ganas de estar allí… pero sigue sigue ah sí,… aquellas salidas en bici al amanecer… dios mío que soledad! Ya pero tenia su magia. Fue cuando lo de papa, intuía que iba a morir, sí, fue esa época; la bici me salvó. sigue sigue ¿Pero cómo era? Intenta recordar cada detalle ¿positivo o negativo? no sé, pero no pasó gran cosa tampoco, ya; escribo a ver donde me lleva…va quedar largo, menudo rollo, sigue no pares

    1. Este sí es pensamiento. Menos “notificación, el whatsapp”. Suficiente con poner no toque es móvil.
      Aquí se ve lo interesante de transcribir el pensamiento mismo y no hacer el resumen de lo que se piensa. Porque aquí entramos en la experiencia de ese personaje de estar recordando algo que le da conciencia, podemos sentir lo que siente cuando lo piensa. Es decir, si nos hubieras dicho “pensé en que cuando salía en bici esos días era cuando creía que mi padre iba a morir”, lo habríamos entendido pero no sentido. Con el ritmo atropellado de las frases, con la dificultad para recordar, con la asociación que va haciendo (en presente) el personaje entre la bici, la muerte y la soledad, entonces sentimos lo que él siente, que es la base de la narración.

  11. “ No debo echar de menos, sino hacer de más para ocupar el tiempo”, repito a modo de letanía. “ Por encima de todo, escaparé del aburrimiento. Defenderé la alegría. Dicen que la rutina mata la pasión pero, en cuarentena, lo que mata mi pasión es haberme quedado sin rutina. Pero el tiempo se hará tiempo si hago la propuesta uno, dos, tres, cuatro y cinco”. Cada testimonio se ha convertido en horas y mis letras sobre el cuaderno, en minutos. “¿Son las tildes los segundos?”. Las palabras pasan como diminutas hormigas sobre arena blanca, ahora me resulta gratificante ocupar este espacio vacío. Cuando subo el comentario a la red, me invade una falsa sensación de utilidad que me consuela. Por un breve momento, esta soledad, que avanza como una plaga, se mitiga un tanto y no presto atención a esa voz, que asustada pero real, clama “ nadie te echa en falta”.

    1. Muy bien la primera frase y muy bien que sea letanía, entonces conviértela en una letanía y repítela varias veces en el texto. No digas repito a modo de letanía porque entonces ya nos sacas de la experiencia del pensamiento.
      Has hecho una mezcla de pensamiento y reflexión sobre el pensamiento. No tengas miedo a poner solo pensamiento, a no definir las cosas, a no explicarlas bien. La narración, y esto nos sirve de ejemplo, es vida, es dar una posiblidad de vivencia al lector, en este caso, la vivencia de sentirse sola, de pensar que nadie te echa en falta. Muy buena y comprensible vivencia, a propósito.
      A partir de las palabras, deberías transcribirlo a pensamiento y no reflexión.

  12. Me siento a escribir estas líneas y las manos me empiezan a sudar. Tic tac, tic tac, me hace el corazón, no pum, pum, si no tic tac. Algo me aprieta el pecho, luego la garganta. El momento en el que quiero escribir ha llegado. Hay ideas que ni siquiera tiene forma, pero está ahí y, palabras, que tienen el valor de una pieza de puzzle: observo un hueco, decido colocar una pieza concreta y mis dedos la encajan sin esfuerzo.
    Pero, lo que estoy escribiendo necesita un punto de equilibrio y, para eso, necesito algo de locura que me viene de mi lado animal. En estas semanas de espera, soy un animal encerrado y, esa parte no racional, ha estado ganando terreno. Llevo dentro una pequeña guerra. Me agarro más que nunca a mi cerebro, quiero defenderlo. Mi lado salvaje está interpretando toda interferencia intelectual como un ataque.

    1. Muy interesante el tema. Creo que la falta de tiempo y la suspensión de nuestro papel en la vida hacen que salga a flote nuestra “parte animal” como tú la llamas. Pero el texto está contado como una reflexión sobre el pensamiento, no como el pensamiento en sí mismo. La última parte sí, ya está hablando el personaje. Y muy interesante la última frase, porque es precisamente la “interferencia intelectual” la que evita que fluya el pensamiento, como es, caótico.

  13. Camino un poco por el césped, un poco por el cemento, un poco por la cocina, un poco por las piezas. Me miro a los ojos en el espejo del baño. Tomo un mate con manzanilla, busco el anotador y un lápiz. Voy al pasto.
    Aquí estoy, en el pasto con el anotador, hoy empieza el real cambio de estación, siento el aire moverse diferente y la transformación que hizo la temperatura de ayer a hoy. Se amontonan en mí, los sucesos de hoy, (olor a jasmín, arena, vibración, contaminación sonora, voces de mujeres y voces de hombres. El mundo se me distinto, un positivismo extraño, un miedo, una charla profunda y antes de eso un relato sobre empanadas de pescados y tartas, un auto viejito que lo cambiaron por el “difícil”, porque le costó mucho comprarlo. Es mi primer expedición y todo parece cobrar demasiada importancia) .
    Camino hasta la pieza y cambio a escribir en el celular y lo voy transformando y viendo mucho más universo en esto.
    Veo/percibo un universo que es efímero y yo intentsndo retenerlo para contarlo.

    1. Y entonces recuerdo una ley física fundamental y una frase filosófica. Si ni siquiera puedo tener un solo segundo, si jamás podré bañarme dos veces en el mismo río, ¿para qué pretendo retener el Universo? “Be watter, my friend” era el anuncio de una cafetera.

    2. El pensamiento está contado, no transcrito. Esto es lo que cuentas de lo que pensaste y hay que escribir lo que pensaste exactamente. Cuando piensas no te dices a ti misma: camino un poco o me miro a los ojos o se amontonan en mí…
      Muy importante esto porque en general, ya lo explico en el vídeo, no hay que escribir en este presente de primera persona y lo hace todo el mundo al principio. Solo tendría sentido recordando, trayendo el pasado a un presente, pero ni siquiera así es muy efectivo.
      El contenido, muy bueno.

  14. Siento le necesidad de expresar algo. La mayoría de las veces, no sé exactamente qué es. Palpo una emoción o un sentimiento que proviene de una vivencia. A menudo, una vivencia que me ha marcado de alguna manera y me produce la necesidad de representarlo mediante la escritura.

    En ocasiones, esa vivencia puede rumiar dentro de mí durante mucho tiempo. Hablo de semanas, meses o, incluso, años. De repente, algo la despierta de nuevo y cada vez cobra más importancia dentro de mí.

    Comienzo a escribir presionado por la necesidad de representar ese “mundo” interno que se va desarrollando dentro de mí a raíz de esta vivencia y que ni siquiera yo sé qué forma tendrá finalmente.

    1. Es una reflexión sobre qué te lleva a escribir o cuál es tu método de escritura, pero no es la escritura de un pensamiento. Supongo que habrás leído los otros comentarios y es lo mismo: hay que transcribir el pensamiento tal cual lo tenemos, con las mismas palabras, aunque sea caótico o se corte o no haya sujetos o salte de tema en tema. Aquí sería muy interesante sentir la presión de la necesidad que nombras al final del texto.

  15. Me parece que no voy a poner lo que pensaba ayer, es complicado, me voy a enredar, no voy a saber cómo escribirlo bien. Pero si, sobre una pareja si, de años, como la mía. Mejor el contraste de dos escenarios, el pasado y el presente. No quiere rollo, ni nada literario, sólo narrativo. Que gracia lo de narrativo, pero si, tengo que intentar ceñirme a eso. Bueno, arranco que sino me dan las uvas. Vale, me voy a la imagen más visual y exteriores, más cine en la parte feliz. Si y en verano, el verano es genial, y el mar que me chifla, da buen rollo siempre. Que ganas de que llegue, de poder tumbarme al sol, de bañarme, ir al chiringuito… Bueno, venga, va. Y para la segunda parte, creo que más íntimo, si, que transmita la larga convivencia, el desgaste, sin escenario visual, solo pensamiento, sobre problemas sin resolver, y lo enlazo con el diálogo del otro día. Bueno, pero tampoco muy dramático, algo bueno aún debería quedarles. Puedo dejar un final abierto, con salida, con oportunidades para elegir, que dependa de los personajes, que el lector no se ahogue, que lo lleve a su terreno, al que más le guste. Si, mejor, que ahora no estamos para más angustias. Que locura, a ver si pasa esta pandemia de una vez, menuda pesadilla. Vale, venga, arranco.

    1. Sí, este es pensamiento. Son frases que nos podemos decir a nosotros mismos. No hay ninguna referencia a yo, no hay nada claro, las frases no están hiladas por ejemplo con sin embargo o a pesar de todo. Todo es corto, con el ritmo de tener que hacer algo y no saber cómo. Una cosa lleva a la otra. Esto es la transcripción del pensamiento que se llama monólogo interior o flujo de conciencia, mejor en este caso. Hablaré de ello en el vídeo.
      Esta transcripción nos sirve para entender cómo funciona la psique del personaje, con qué resortes funciona porque es el momento el que no hay cortapisas, es el momento en el que fluye su auténtico yo.

  16. Estoy delante del ordenador. La propuesta de Silvia me causa problemas. Es que ¿Cómo voy a escribir cómo pienso antes de escribir cuando esta vez, no es para contar algo, sino ¿cómo lo hago?
    Le di vueltas varias veces durante el día. En de la ducha. Planchando. Es que, estos momentos, (porque ¿estaré sola?) son propicios en mi caso para los pensamientos varios. A menudo, me viene a la mente algo buscado durante los días anteriores. A veces, me doy cuenta haber olvidado del todo algo que tenía que hacer. Es muy extraño.
    Pero vuelvo al momento presente.
    La verdad es que me es muy difícil porque, como a todos, me vienen a la mente muchas cosas a la vez.
    Mi hijo escucha música fuerte y esto me molesta. Me molesta también estos zumbidos incesantes en las orejas. Me preocupa saber ¿cuando podremos salir de nuevo?
    Mi hija viene a mi lado y me habla. Dejo de escribir. No. Se va, porque no le respondí lo suficiente rápido.
    Me quedo unos segundos sin mover, sin pensamientos. Bloqueo.
    A menudo pienso “lo dejo”. Y, no sé, algo me empuja a seguir. La verdad es que no sé porque escribo. Tendría que intentar dar una forma a lo que cuento pero no sé qué forma darle. No escribo con intención. Escribo lo que me pasa por la cabeza, nada más.
    Ya sé que no tengo capacidades literarias. No pasa nada. Si escribo, es más que todo para comprender el mundo que me rodea, para intentar entenderme. Tomar el tiempo, ir despacio cuando fuera todo va cada vez más rápido. También porque me gustan las palabras.
    Pero, por lo de escribir de manera bella e inteligente, lo dejo a los maestros de la literatura. Les agradezco mucho haber compartido, y seguir compartiendo, tesoros. Tesoros que nos permiten experimentar vivencias, poner palabras en lo que sentimos, que nos ayudan a entender el mundo, que nos dan lo que no nos da la vida cotidiana. Y tantas otras cosas.
    Bueno, ahora, voy a intentar corregir lo que acabo de escribir, y, a ver si modifico algo. Si borro palabras, frases. Si ordeno el texto de manera diferente. Dejarlo reposar durante la noche. Mañana leo de nuevo el texto, dos o tres veces, o cuatro. Mejor si en voz alta.
    Y a copiarlo en el blog.

  17. Tengo que aprovechar el tiempo estos días para escribir. Pero, ¡qué pereza! Aunque si me esfuerzo, quizá escriba algo bueno, algo que impresione. Pero, ¿para qué voy a dedicar tiempo a escribir, si no sé qué quiero contar? Bueno, dicen que esto es como el gimnasio: que se hace músculo a base de entrenar. Venga, siéntate y escribe.
    Si estás inspirado, esta vez seguro que valoran bien tu texto. Aunque, ¿qué más te da cómo lo valoren? ¿No dices siempre que “escribes para ti”? ¡Pues venga, escribe! Lo que pasa es que si hubiera una recompensa, sería más motivador. ¿Y qué recompensa vas a tener? ¿Ser un superventas? Para eso haría falta tener un libro terminado; y para tener un libro terminado, una idea brillante. Y las ideas brillantes se consiguen leyendo. ¡Eso es, ponte a leer! Los clásicos, ahí está todo. Elige un clásico y siéntate a leer.
    No venga, eso después. Tienes que sentarte a escribir y terminar el ejercicio de hoy. ¿Y qué cuento? ¿Tengo algo que contar?

    1. Muy interesante. Lo primero aclarar que estos ejercicios están puestos a propósito para entender la necesidad de técnica, así que la valoración es siempre en función de aprender, no es una valoración del escritor que hay detrás.
      Quitaría los pero para que el pensamiento parezca más vívido. No hay que hilar las frases. Están muy bien las preguntas porque siempre nos hacemos preguntas pensando. También el hablar de tú. Esto es más monólogo interior que flujo de conciencia porque es como un hablarse a sí mismo de forma consciente.
      Y sí, en los clásicos está todo. Hice unos textos para tres autores que tenemos en De Conatus en la colección Cuadernos de lectura creativa. Con unas preguntas que planteo, se pueden ir viendo las decisiones que va tomando el autor en el texto: Joyce, Flaubert, Thomas Mann. Si os animáis, creo que ayudan mucho.

  18. Hay algunos momentos de pensamiento, pero el texto en general es reflexión sobre el ejercicio.
    La última frase es pensamiento. Lo estás pensando, no lo estás contando. A ti misma no te dices estoy delante del ordenador. Ya estás delante del ordenador. Sí te dices Qué difícil escribir, cuántas cosas me vienen a la mente. Pero no “me quedo unos segundos sin mover, sin pensamientos”. Sï puedes decir. Bloqueo. Simplemente pon “Lo dejo”, no “a menudo pienso lo dejo”. Hay que escribir el pensamiento en vivo y en directo; hay que crear la experiencia de pensar.
    Aunque no sea pensamiento y sea una explicación, me encanta la visión de los clásicos de que nos dan lo que no nos da la vida cotidiana. Ese es un tema a tratar estupendo en este ejercicio. Es decir, el personaje piensa en su vida cotidiana y en su necesidad de algo más a través de la literatura.

  19. Querida Silvia, he querido contestar a tu pregunta, por eso repetí : “La pregunta es ¿qué siento en el momento antes de empezar a escribir?” Lo que viene a continuación evidentemente es demasiado explícito.
    Motivos de inspiración tengo muchos, tanto del mundo que me rodea como en mis propias vivencias, que son muchas después de una larga vida. Sin decidirme no puedo empezar ese “erase una vez” ni continuar hasta llegar a “y fueron felices”
    Tengo que partir de una realidad que contar, sin saber cual no puedo siquiera preguntarme cómo hacerlo.
    Como siempre me haces pensar y estoy tratando de rehacer mis contestaciones a cada una de tus cinco situaciones planteadas.
    Y una vez mas, gracias.

  20. Pienso lo de siempre, que como aquel conejo de mi infancia en aquel cuento de Alicia en el país de las maravillas, siempre: “llego tarde, llego tarde…”

    Siempre llego tarde. Y no sólo a escribir aquí.

    Llego tarde siempre y eso en más grave, a todas las citas importantes de mi vida.

    Todo empieza en mi vida por esa reflexión: llego tarde. Hoy también. Y mi siguiente pensamiento es: como minimizar dichos retrasos.

    Sigo manteniendo la idea de que todo en este mundo está compensado y por eso la compensación de mis retrasos ocupa mi siguiente y subsiguiente tiempo.

    Hoy, por ejemplo, no será un buen ejemplo de dicha compensación.

    Llegué tarde.

  21. Se van, se me van los pensamientos, se esconden. Los tengo que pillar desprevenidos. Como los sueños. Con boli. Con el ordenador no salen. A ver. Nada. Pero luego se oyen run run, vaya donde vaya run run se oyen. Me pongo a escuchar y se callan. Nada. Está lloviendo. Joder, vaya relámpago. Hay tormenta. Me encantan las tormentas.

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