¿Se puede decir de un poeta si lo es o no? Gamoneda/Benedetti

Antonio Gamoneda
Antonio Gamoneda
Por seguir con el hilo de las mafias, los premios, los conjuros y las riñas dentro del mundo literario, ya que Pepo habla claramente sobre ello y ha gustado mucho, voy a poner una tormenta primaveral, que estalló con la muerte de Benedetti. Gamoneda, gran poeta, dijo de la poesía de Benedetti que estaba fuera del pensamiento poético y muchos poetas españoles le saltaron a la yugular por atreverse a hacer esa declaración.

Como aquí no se hace crítica, lo que no gusta, no se pone, esto es sólo una especie de crónica. Primero pongo dos poemas, uno de Gamoneda y otro de Benedetti, los dos de amor y elegidos sin malicia. Después un artículo en Público que cuenta el enfado bestial de los poetas. Y por último el post de Pepo Paz sobre el tema en su blog, aclarando el contexto de la tormenta.

Y esto nos mete en el tema de si se puede decir si algo es bueno o malo en Literatura, hay mucha gente que defiende que no. La frase de Gamoneda no hay que perderla de vista: “está fuera del pensamiento poético”.

Aún (De “Libro del frío”)
de Antonio Gamoneda

Hubo un tiempo en que mis únicas pasiones eran la pobreza
y la lluvia.

Ahora siento la pureza de los límites y mi pasión no existiría
si dijese su nombre.
—–
Alguien ha entrado en la memoria blanca, en la inmovilidad
del corazón.

Veo una luz debajo de la niebla y la dulzura del error me hace
cerrar los ojos.

Es la ebriedad de la melancolía; como acercar el rostro a una
rosa enferma, indecisa entre el perfume y la muerte.
—–
Hablan los manantiales en la noche,
hablan en los imanes del silencio.
Siento la suavidad de las palabras olvidadas.
—–
La obscenidad entró en mis huesos y, más tarde, aquel aceite
sigiloso, el que prepara el corazón.
Ahora vendrán los días de las grandes milongas.
—–
Sábana negra en la misericordia:
Tu lengua en un idioma ensangrentado.

Sábana aún en la sustancia enferma,
la que llora en tu boca y en la mía
y, atravesando dulcemente llagas,
ata mis huesos a tus huesos humanos.

No mueras más en mí, sal de mi lengua.
Dame la mano para entrar en la nieve.
—–

Amé todas las pérdidas.
Aún retumba el ruiseñor en el jardín invisible.
—–
Recuerdo el frío del amanecer, los círculos de los insectos sobre las
tazas inmóviles, la posibilidad de un abismo lleno de luz bajo las
ventanas abiertas para la ventilación de la enfermedad, el olor triste
de la sosa cáustica.

Pájaros. Atraviesan lluvias y países en el error de los imanes y los
vientos, pájaros que volaban entre la ira y la luz.
Vuelven incomprensibles bajo leyes de vértigo y olvido.

No tengo miedo ni esperanza. Desde un hotel exterior al destino, veo
una playa negra y, lejanos, los grandes párpados de una ciudad cuyo
dolor no me concierne.

Vengo del metileno y el amor; tuve frío bajo los tubos de la muerte.
Ahora contemplo el mar. No tengo miedo ni esperanza.

Eres sabio y cobarde, estás herido en las mujeres húmedas, tu
pensamiento es sólo recuerdo de la ira.

Ves la rosas temibles.
Ah caminante, ah confusión de párpados.
Hay una hierba cuyo nombre no se sabe; así ha sido mi vida.

Vuelvo a casa atravesando el invierno: olvido y luz sobre las ropas
húmedas. Los espejos están vacíos y en los platos ciega la soledad.
Ah la pureza de los cuchillos abandonados.

Amé todas las pérdidas.

Aún retumba el ruiseñor en el jardín invisible.

POEMAS DE MARIO BENEDETTI

AMOR DE TARDE

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme “¿Qué tal?” y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.

Los poetas defienden a Benedetti ante Gamoneda
El leonés criticó el pasado lunes la obra del uruguayo al considerarla “fuera del pensamiento poético”

PAULA CORROTO – MADRID – 20/05/2009 08:30

Las palabras con las que Antonio Gamoneda definió el lunes la poesía de Mario Benedetti, tildándola de “estar fuera del pensamiento poético”, han desatado las críticas de los poetas, como comprobó ayer Público. Según manifestó Benjamín Prado, “parece que en este país hacer una carrera poética consiste en tener el mismo enterrador que Benedetti y Ángel González, es decir, Antonio Gamoneda”. Estas declaraciones las hizo en alusión también al comentario de Gamoneda tras la muerte de González en 2008, cuando el leonés señaló que “González se mantuvo dentro del realismo con una gran dignidad, pero fue hace 20 años cuando su obra poética comenzóa declinar”.

Más irritado se mostró Felipe Benítez Reyes. Aunque destacó que la poesía benedettiana “no está cerca de la que yo entiendo mejor”, si tuviera que elegir entre Gamoneda y Benedetti, “me quedaría con este último, ya que Gamoneda es un hombre tosco, con mucho complejo de inferioridad, y que además se ha creído un gran poeta cuando es un poeta del montón”.
“En este país haces carrera cuando te entierra Gamoneda”

La defensa que realizaron ayer los poetas no fue tampoco con los ojos cerrados. Para Prado, por ejemplo, uno de los grandes valores del uruguayo reside en que “escribió entre 20 y 30 poemas fantásticos y eso ya es muchísimo. Evidentemente, no toda la obra es buena, pero es que tampoco lo es la de Neruda o Alberti”.

El gallego Manuel Rivas, otro escritor que tampoco se identifica con Benedetti, declaró que se sintió “perturbado” cuando escuchó a Gamoneda, ya que no se siente cómodo ante “estas cuentas póstumas”, que le recordaron “a la imagen del juicio final”. Para él, además, “Benedetti seguro que se siente más feliz si alguien comparte ahora sus poemas, que si le incluyen en el canon de los grandes escritores”. Rivas recordó que, de alguna manera, el uruguayo consiguió algo muy importante: “Realizó una simbiosis de la poesía de información esencial sobre la condición humana con un cántico que va más hacia adentro”.

Nadie quiso establecer tampoco la dicotomía entre el poeta mayor o el menor, que dejaban caer las palabras de Gamoneda acerca de la figura de Benedetti. Ni siquiera aquellos que reconocen estar alejados del uruguayo, como Álvaro Pombo, para el que “Benedetti fue un gran comunicador, un poeta que llegó a la inmensa mayoría, y eso es extraordinario porque consiguió una especie de aliento cósmico”. Con respecto al comentario de Gamoneda, el académico lo simplificó como “una impertinencia”.
“Se cree un gran poeta [Gamoneda], pero sólo es un poeta del montón”
El prestigio del fracaso

Este poder comunicativo y también comercial del poeta uruguayo entró ayer también en el debate. Sin embargo, Benedetti salió de él con buena nota. Desde Manuel Rivas, quien indicó que no cree “en el prestigio del fracaso, ni en que el éxito sea sinónimo de que la literatura se haya rebajado”, hasta el Premio Reina Sofía 2008, Pablo García Baena, para el que “no se puede apreciar si alguien es bueno o malo solamente porque venda mucho o poco”.

Malos tiempos para la lírica social. Juan Cobos Wilkins explicó así la reacción de Gamoneda ante la poesía comprometida de Benedetti. “Esto va por modas. Hace 20 años los que estaban en el centro eran Blas de Otero y Gabriel Celaya, pero ahora están más valorados Luis Cernuda, Lorca o Juan Ramón Jiménez. Por ejemplo, ¿quién se acuerda hoy de Miguel Hernández?” .

Cobos Wilkins quiso zanjar la polémica con una anécdota. Según este escritor, cuando él ganó el Premio Gil de Biedma en 1997, en el jurado estaban Antonio Gamoneda y Mario Benedetti, “lo que significa que, aunque fueran dos poetas tan distintos, encontraron en la poesía una mirada común”.

miércoles 20 de mayo de 2009
Matar al poeta: Gamoneda-Benedetti
Me advirtió ayer Xoán Abeleira sobre la tormenta que habían desatado ciertas (supuestas) declaraciones de Antonio Gamoneda sobre la poesía de Mario Benedetti. Digo “supuestas” porque ni yo estaba allí cuando las pronunció ni tengo porqué dar fe de que lo que lanzaron al aire las agencias de noticias y recogieron algunos medios fuera exactamente lo que dijo nuestro premio Cervantes. Es más, leo y releo las supuestas declaraciones de Gamoneda y no veo en ellas nada más que lo que parece que quiso decir: que a él la poesía de mi admirado Benedetti no le interesaba. Es decir, que ha expresado en público una opinión que muchísimos de sus colegas poetas (desde los escasísimos poetas mayores hasta la legión de poetas menores que tenemos en España) comparten en privado y que nunca se atreverían a expresar delante de unos micrófonos o unos periodistas.

A cuchillo y con toda la caballería han saltado a la palestra algunos de esos poetas deudores de los muchos premios y enjuagues que controla y reparte la factoría de Chus Visor. Uno se pone malicioso: ¿y si Gamoneda publicara su poesía en esa casa y no en otras editoriales le habrían saltado al cuello con idéntica celeridad los amigos de Luis García Montero?¿alguien se escandalizó en público porque el último Premio Nacional de Poesía fuera al excelente Joan Margarit, autor de Visor y con libro en castellano pendiente en la colección que allí dirije García Montero -miembro también del jurado de ese premio Nacional-?¿escucharon ustedes alguna palabra en contra de Benjamín Prado o de Benítez Reyes?

La obra (amplia) de Benedetti goza de una legión de lectores inversamente proporcional al afecto que sus poemas levanta entre poetas como el bueno de Gamoneda. No sirve que me digan que el libro más vendido de poesía en España, ediciones y ediciones, fue aquel que compiló Ansón en su momento. La comparación no es posible: Mario Benedetti fue novelista, cuentista, ensayista y poeta. Sobre todo novelista. O sobre todo cuentista. O sobre todo ensayista. Y, sobre todo, poeta. La tregua lleva siendo novela de cabecera desde hace cincuenta años de generaciones y generaciones de lectores latinoamericanos y españoles. Benedetti es uno de los grandes referentes de la literatura en español del siglo XX. Pero es que, además, se ganó a los lectores porque era un escritor del pueblo: generoso y sencillo.

Ahora recuerdo cuando hace unos diez años, dando Bartleby Editores sus primeros pasos, un día le dejé un recado en el contestador telefónico de su casa de Madrid ¿imaginan lo que ocurrió? Que el mismo Benedetti devolvió la llamada y casi se excusó diciendome que su editor en España era Visor y que, claro, su compromiso no podía romperlo. Pocos autores son capaces de aunar tanto compromiso y generosidad hacia los demás. Sólo los grandes, sin duda (y ahora viene también al recuerdo la reacción de otro narrador -tertuliano en la RNE aznarista de entonces y columnista semanal en un suplemento cultural de tirada nacional- que llamó encolerizado por teléfono a Pío Serrano, editor de Verbum, para preguntarle quién se creía que era ese tal Pepo Paz para pedirle a él que reseñara un libro en su suplemento. Antecedentes: durante una presentación de uno de nuestros libros en la Casa de América de Madrid, semanas atrás, alguien me dio a conocer en persona a este individuo y él mismo me dijo que cuando saliera el libro se lo enviaramos…)

Compartí también hace unos años conversación en un viaje en mi coche entre Oviedo y León con Antonio Gamoneda. Fue al regreso de la presentación en la capital asturiana del primer libro que habíamos publicado de Marcos Canteli. Antonio se empeñó en invitarme a cenar y acabamos compartiendo mesa a las tantas de la noche en un modesto bar de la Virgen del Camino, a las afueras de León. Pondría la mano en el fuego por Gamoneda: no creo que expresar nuestra opinión sobre algún aspecto concreto de la obra de un colega sea motivo de linchamiento público. Aunque a Gamoneda haya muchos que estaban esperando ajustarle cuentas hace tiempo. Desde los secuestradores de cadáveres exquisitos hasta los que le miran mal por ser un tipo consecuente y de izquierdas. Así está el patio.

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2 responses to “¿Se puede decir de un poeta si lo es o no? Gamoneda/Benedetti

  1. El pasado día 7, como se verá a continuación, cuando quise hacer un comentario, que luego fueron dos, en este post, había algo técnico que lo impedía, por lo que los pegué en otro, ahora los traigo hasta aquí por ser el sitio que les corresponde:

    Fabian Murciano December 7, 2009 at 19:53
    Disculpen el atrevimiento pero como no puedo dejar comentarios al post de Gamoneda/Benedetti, o lo que es igual Benedetti/Gamoneda, lo dejo en este que habla de literatura de la buena.

    Yo me quedo en la fusión porque “hubo un tiempo de pasiones, en que amé todas las pérdidas” y “porque es una lástima que no estés conmigo, a las cinco, a las seis…”.

    La peleas literarias en las que participa BP sólo pueden estar estigmatizadas por la deshonra, el descrédito, la impostura y de la desolación. Así es el personaje.

    La vergüenza es nuestra, que hacemos que aquí no se edite poesía (sólo una poca de los consagrados ¿consagrados?), que los poetas se ganen la vida como funcionarios… ya sean de la administración o de la administración de prevendas que se otorgan en los premios, desde su puesto de jurado. La vergüenza es nuestra, por estar en este país donde el libro más vendido de poesía sea uno en el que Ansón es el compilador, y que, de memoria recitó sin recato en su discurso de entrada en la Academia. Esa es la vergüenza.

    Fabian Murciano December 7, 2009 at 20:16
    Vuelvo a estas páginas porque creo que puede inducir a error las siglas que he marcado como BP, y que no son aquí la British Petroleum, sino ese seudoescritor infame que se llama Benjamín Prado. He dicho.

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