Colección
QUÉ NOS PREOCUPA HOY

Formato
210 x 140

Encuadernación
Libro con solapas.

En librerías el 31 de enero de 2024

ISBN
978-84-17375-90-4

PVP
16,90

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COLECCIÓN
QUÉ NOS PREOCUPA HOY

Declaración de dependencia

Rebekka de Wit

Traducción de Guillermo Briz Blanco

“Con su literatura, un híbrido del ensayo, la autobiografía y el cuento, Rebekka de Wit
encuentra palabras para hablar de las cosas que no se dejan ni describir ni fotografiar,
para atraparlas y ofrecérselas al lector en una bandeja de emociones destiladas
afiladas con la belleza de un animal salvaje”.

- Mariana Torres

Rebekka de Wit, que habla español, visitará España los días 1, 2 y 3 de febrero y está disponible para realizar entrevistas.

Declaración de Dependencia es una obra que cautiva, desafía y eleva la conciencia sobre la esencia misma de nuestras relaciones interpersonales.

El esperado ensayo de Rebekka de Wit, Declaración de Dependencia, llega a nuestras manos como un viaje introspectivo que ahonda en las complejas relaciones humanas. A través de una narrativa rica en anécdotas e historias cotidianas, nos invita a reflexionar sobre la interdependencia, destacando la necesidad de pensar una sociedad en común.

Consigue acercarnos a situaciones en las que se cuestiona el modo en que se moldea nuestra vida. Nos lleva a pensar en la complejidad de las relaciones humanas, el modo en que la comunidad establece sus vínculos.

Reivindica la interdependencia como fortaleza, alejando esta noción de los prejuicios que conlleva asociados al fracaso, a lo frágil o a lo indefenso. 

A través de una escritura perspicaz, propone recapacitar sobre el modo en que nos relacionamos como comunidad. Situaciones donde se puede ver el poder que ocupa la razón en contraposición a la ingenuidad que parece implicar el discurso prudente. ¿Por qué pensamos que la falta de conocimiento sobre un asunto implica una ingenuidad de carácter negativo? Declaración de Dependencia nos invita a explorar diversas reflexiones sobre el poder y la ingenuidad, sobre cómo llegan las personas a esa posición de creer saber cómo funcionan las cosas, de tener razón. No queremos que el resto nos descubra como seres dependientes, como si esta marca estuviera teñida de debilidad o vulnerabilidad, cuando es la base sobre la que deberíamos apoyarnos para avanzar como sociedad.

“Es extraño: nos hemos organizado en estructuras en las que somos más dependientes que nunca los unos de los otros, pero nos las apañamos muy bien para que esa dependencia no salga en la foto.”

La escritora se muestra ágil a la hora de exponer duras conclusiones sobre nuestra falta de independencia, sin que se vean manchadas de ese tono vulnerable bajo el que intentan engañarnos. Repensando el orden social que nos rodea y en el que participamos, surgen numerosas preguntas en torno al individualismo. En tiempos en los que todo va cada vez más rápido, siguiendo ritmos acelerados marcados por el mercado, el consumo y la autorrealización que se nos exige, pone de relieve la necesidad de cuidar lo colectivo.

El ser humano contemporáneo, individualista, sumido a ritmos frenéticos, nos recuerda a la modernidad líquida mencionada por Zygmunt Bauman. Rebekka de Wit reflexiona sobre los vínculos y la dependencia en un entorno en constante flujo.

Propone un viaje reflexivo para comprender la comunidad y la mutua afección que condiciona nuestras vidas. Con una escritura inteligente y sagaz, se sumerge en el tejido íntimo entre el yo y el nosotros, proponiendo un nuevo paradigma desde el que pensar los vínculos. Este ensayo nos propone una guía para desafiar percepciones convencionales y celebrar la riqueza de nuestras conexiones humanas.

La obra consigue adentrarse en el corazón de la normatividad que moldea nuestras vidas y examina el deseo persistente de los seres humanos de independencia frente a las estructuras rígidas que gobiernan nuestra sociedad. Se destaca lo que a menudo resulta obvio a simple vista, desentrañando verdades subyacentes dadas en nuestras interacciones diarias.

Desde una barbacoa en la que hablan sobre los robos recientemente sufridos y la forma en que su vecino se aprovechó del seguro, hasta los debates que surgen contraponiendo la genialidad a la amabilidad en la figura del genio exitoso. Recorre especulaciones sobre el papel de la imaginación con relación a las infinitas posibilidades que emanan de ella. Hace alusión al cuerpo y la desigualdad que se manifiesta a través de él, entendiéndolo como una herramienta política.

En otro de los capítulos, habla sobre la soledad, que, aun pareciendo un asunto existencial, se torna político, del mismo modo que la redefinición del yo.

Se trata de salir del yo para apelar a un nosotros que es responsable del avance y del progreso en la sociedad y de repensar la definición del yo que pasa por ese vínculo con los otros. ¿Qué surge de este en común?

Vivimos en común, y podemos pensarlo tanto como forma de existir, pero también como forma de sufrir. Por ello, Rebekka de Wit resalta la necesidad de pensar en estos vínculos colectivos, ya que, aunque en ocasiones parecemos individuos aislados, hay nudos comunes que resaltan la interdependencia de nuestro modo de relacionarnos.

Así, vemos cómo las normas sociales no crean comunidad, sino un modo artificial de relación.

El texto de Rebekka de Wit nos lleva a recordar grandes cuestiones que ya aparecieron en el pensamiento de Ferdinand Tönnies, en Comunidad y sociedad, así como en la obra de Jean Luc Nancy, Comunidad desobrada.

ALGUNOS FRAGMENTOS DE DECLARACIÓN DE DEPENDENCIA

“Pero, cuando empecé a pensar en la imagen que podría representar nuestra dependencia, llegué de inmediato a la conclusión de que tenemos tendencia a olvidar las cosas que nos hacen interdependientes (por ejemplo, las ideas que recibimos —no son nuestras—, las cosas que tuvimos que aprender y ahora sabemos hacer), y las vinculamos a conquistas individuales. Sin duda porque la independencia es hasta tal punto deseable que tendemos a disfrazar como logros personales nuestras experiencias y nuestros éxitos. También frente a nosotros mismos. De modo que, en cualquier barbacoa, podamos alardear de lo independientes que somos y los demás piensen que nuestra identidad tiene algo en común con ese caballo que se libera de sus riendas.”

“Una de las consecuencias de esta ilusión es que creemos que no hay relación entre las grandes y las pequeñas acciones, entre el mundo con mayúscula y el mundo con minúscula. Que nuestros actos son independientes del mundo. Y esa distinción la mantenemos también de forma colectiva, aunque a veces sea de forma muy sutil.”

“Creo que hay un yo que compartimos. Nuestro yo, que se ha construido con historias, imágenes, anuncios, mezclados con anécdotas y presuntos recuerdos. Un yo implícito que, suponemos, debemos elevar a su mejor versión, y alcanzar esa presunta mejor versión exige muchas ofrendas”

“Interpreté lo que dijo el pastor como una especie de tarea: la necesidad de ejercitarse en el no saber, porque si dejamos que la creación dependa de lo que seamos capaces de imaginar, entonces el mundo será limitado y mezquino.”

“Rebekka de Wit explora un territorio personalísimo donde se cruzan el ensayo, la
autobiografía y el sentido del humor. Original, excelente en el manejo de la prosa y las
imágenes, se ha convertido en una de las voces más interesantes de la nueva narrativa
europea”.

- Javier Sagarna

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